Nuestros OJOS en el CENTRO de la TIERRA
«LA PENDIENTE DE AQUELLA nueva galería no parecía muy pronunciada, y su sección transversal era muy desigual. El calor se mantenía a un nivel soportable. Involuntariamente, pensé en la intensidad que adquiriría cuando la lava vomitada por el Sneffels se precipitase por aquella vía, ahora tan serena. Imaginé los torrentes de fuego rompiendo en las esquinas de la galería y la acumulación de vapores sobrecalentados en aquel angosto espacio», describía Axel Lidenbrock.
Este fragmento, que puede considerarse el relato fundacional de las crónicas de exploración vulcanológica, antecede en más de 20 años a la fundación de National Geographic Society. Nació de la imaginación de Julio Verne, precursor de todos los cronistas de aventuras. Con él surcamos los cielos en globo, dimos la vuelta al mundo en 80 días y descendimos al centro de la Tierra.
El fotógrafo Arturo Rodríguez y la autora Emma Lira no tenían en mente a Julio Verne cuando se aventuraron en las entrañas de la Tierra en La Palma para explorar los nuevos túneles abiertos por la erupción de 2021. En primer lugar pensaban en salir con bien de su incursión y en la ironía de quienes a veces afirman que el periodismo moderno se hace en un escritorio, sin bajar al terreno. Pero una vez habituados al ambiente asfixiante y a la falta de luz no pudieron evitar pensar en el privilegio que era asistir en directo al nacimiento de un nuevo territorio.
Emma y Arturo fueron nuestros ojos en el fondo de la isla. Bajaron hasta donde pocos se atrevían, con los extraordinarios equipos de espeleólogos y geólogos que día a día monitorizan y cartografían los nuevos caños de fuego, y nos contaron su aventura.
Mientras descendía por los túneles lávicos del Sneffels, el tío Otto Lidenbrock explicaba a su sobrino: «La ciencia, hijo mío, está hecha de errores, pero errores que conviene cometer, porque poco a poco nos conducen a la verdad». Este es también el compromiso de todos quienes hacemos esta revista.