EL INSUMERGIBLE
Era una fría madrugada del 15 de abril de 1912, cuando quiso el destino que un infame iceberg se cruzara en la trayectoria de la recién estrenada joya de la corona de los transatlánticos de la época, el famosísimo Titanic, recién botado en los astilleros de Belfast y bautizado por medios de comunicación y expertos como el “insumergible”, truncando su viaje inaugural y mandándole a descansar, sin apenas tiempo ni para desperezarse, a lo más profundo de las frías aguas del Atlántico Norte.
El 2020 fue un año muy parecido a la primera travesía del Titanic. Cuando comenzó, toda la sociedad porfiaba que sería una plácida singladura en la que se podría forzar la maquinaria de la embarcación para obtener magníficos resultados al alcanzar el puerto. Sin embargo, las malas condiciones de la mar impuestas por la pandemia de la Covid pronto sembraron la trayectoria de nuestras embarcaciones de inmensos bancos de hielo que consiguieron incluso inmovilizar a toda la flota durante al menos un par de meses.
Durante tan peligroso tránsito, muchos han sido los navíos que se han hundido, especialmente los relacionados con el turismo y la hostelería, y otros muchos han hecho aguas de tal manera, que han tenido que regresar al puerto de hace varios ejercicios para retomar el viaje e intentar recuperar el terreno perdido.
Sin embargo, ese no ha sido el caso del segmento de neumáticos de altas prestaciones, una embarcación mucho mas insumergible que el Titanic como demuestran sus resultados año a año, que no sólo ha conseguido sobrevivir a la marejadilla que ha supuesto el oleaje y los obstáculos, como la reducción de la media de kilometraje, producidos por la crisis sanitaria, reduciendo pérdidas considerablemente respecto a otros segmentos de mercado, sino incluso avanzar algunas posiciones en los diámetros de llanta más altos y onerosos, demostrando que las crisis económicas y sociales las sufren, sobre todo, los más desfavorecidos, incluso entre el parque automóvil.
Otro aspecto relevante que se ha producido durante los últimos meses ha sido el nuevo Real Decreto 731/2020, que impone a los talleres una serie de derechos y obligaciones en la gestión de los neumáticos fuera de uso. El objetivo de esta nueva norma siempre ha sido dotar de una mayor transparencia y eficacia a la recogida de NFUs, lo que redunda evidentemente en una mejora para el medio ambiente.
Sin embargo, en esta regulación aparece también el hecho de que los talleres no podrán clasificar y vender los NFUs como segunda mano, sino que tendrán que comercializar los que hayan sido clasificados por un gestor autorizado, que además se hace responsable de su puesta en el mercado, lo que, en teoría, debería acabar con la picaresca y el mercado incontrolado de neumáticos de segunda mano, que no sólo atenta contra el medio ambiente, sino también contra la seguridad de todos.
EL SEGMENTO DE NEUMÁTICOS DE ALTAS PRESTACIONES NO SÓLO HA CONSEGUIDO SOBREVIVIR A LA MAREJADILLA DE LA CRISIS SANITARIA, SINO INCLUSO AVANZAR ALGUNAS POSICIONES EN LOS DIÁMETROS DE LLANTA MÁS ALTOS