¿Para qué acondicionar acústicamente el interior de un recinto?
Muchos responsables de locales o recintos de pública concurrencia (restaurantes, oficinas, comedores, ludotecas,…) se plantean la siguiente cuestión: si el ruido que hace la cafetera, las conversaciones, el juego de los niños o determinados aparatos es el mismo en un recinto sin y con acondicionamiento acústico, ¿por qué se iba a reducir el barullo o jaleo del interior al acondicionarlo?
Cuando nos encontramos en el interior de un recinto y se genera un sonido, a nuestros oídos nos llega el sonido directo del emisor y el sonido reflejado por las superficies. Si las superficies son muy duras (hormigón, pavimento, vidrio,…) las reflexiones apenas perderán energía sonora, sin embargo, si las superficies son absorbentes al sonido conseguiremos debilitar las ondas sonoras reflejadas. De esta forma, en un recinto acondicionado acústicamente, evitamos que una gran parte de la energía reflejada llegue a nuestros oídos, reduciendo el ambiente sonoro. Un efecto colateral será que ya no es necesario elevar tanto la voz para poder comunicarnos, lo que también va a contribuir a reducir el ambiente sonoro.
Existen materiales cotidianos como moquetas, cortinas, manteles, etc., que pueden contribuir a reducir, en una pequeña parte, la energía acústica reflejada, pero nos podemos encontrar con el problema del mantenimiento requerido (limpieza, deterioro, rotura,…) y, sobre todo, con el incumplimiento con la normativa de protección contra incendios.
A la hora de buscar una solución debemos confiar en profesionales, ya que si no utilizamos el sistema adecuado de acondicionamiento (material, tamaño, espesor, ubicación,...) la intervención e inversión realizadas pueden resultar una pérdida de tiempo y de dinero.
En el caso de que en el interior de un recinto o local se genere un ambiente ruidoso, se recomienda: en primer lugar, identificar el problema mediante la medición y evaluación acústica del recinto; en segundo lugar, realizar el diseño de las medidas correctoras en función de la evaluación realizada; y, por último, la instalación de la solución y verificación de resultados.
De esta forma, a la pregunta del título podemos responder: Para crear espacios acústicamente saludables, ofreciendo un valor añadido a cada actividad: bienestar, confort, productividad, concentración, competitividad, rentabilidad económica,…