Las cosas claras
Ya me pusieron la segunda dosis. No hace falta que diga de qué; lo habrán adivinado. El caso es que son pocas las cosas que nos regalan. O que nos dicen que no nos cuesta nada, pero que sí nos cuesta. El caso de las vacunas, por ejemplo. Nadie se rasca el bolsillo cuando va a ponerse la vacuna ¿quién las paga? No creerá usted que las paga el gobierno ¿verdad? Los laboratorios no pueden hacer la millonaria inversión y la subsiguiente producción de forma gratuita. De hecho, las vacunas tienen un precio que nunca nos han dicho en los telediarios. Tampoco es difícil saberlo, pues en Internet se encuentra todo. Veamos: Astrazéneca 1´78 €/dosis, Janssen 8 €/dosis, Moderna 8 €/dosis, y Pfizer 12 €/dosis. La compra de las vacunas, así como las condiciones de los contratos las ha gestionado la Unión Europea. A cada país le corresponderá pagar a la U.E. lo que haya adquirido. Dinero que saldrá de los presupuestos generales. Después le devolveremos al Estado la cantidad desembolsada, en forma de impuestos que pagaremos usted y yo. Así es como nos vacunamos “gratuitamente”. Hay tantas cosas que pagamos sin darnos cuenta… ¿Acaso nos damos cuenta de que les estamos pagando el sueldo a los más de 300.000 políticos que tenemos en España (datos provenientes de www.eldiario.es), aunque otras fuentes estiman más de 400.000? Hagan ustedes su propia estimación, partiendo de que tenemos un gobierno central y 17 autonomías. Todo ello con sus diputados, senadores, asesores, consejeros, directores generales, cargos de confianza, cargos de libre designación y más y más asesores. En resumen, muchos más políticos a cargo de los presupuestos del Estado, que Alemania, por ejemplo. Exactamente la mitad, siendo que Alemania dobla la población de España y mientras el Parlamento italiano ha eliminado a 230 diputados y a 115 senadores. ¿Verdad que llaman la atención estas cifras? Pues sí, pagamos muchas cosas con nuestro dinero. De hecho, no sé cómo pagamos tanto. ¿Pero, y lo bien que lo pasa la clase política española? ¿Y los miembros de las patronales, y los sindicalistas y los liberados sindicales y todos los directores y cargos importantes, enchufados en bancos y grandes empresas?
Durante este tiempo de pandemia, se ha repetido constantemente la necesidad de inversión en la Sanidad Pública: más personal, mejor dotación, mejores sueldos y más investigación y, sobre todo, un reconocimiento efectivo a todo el personal sanitario. Veremos en qué queda. Veremos en qué queda la situación de tanto autónomo y de tanta pequeña empresa que son el motor verdadero de nuestra economía. Una cosa más: Todo esto no va de ideologías, ni de derechas e izquierdas. Esto son sólo reflexiones de lo que está bien o está mal. Algo que puede ver todo el mundo.