Nou Horta

Soluciones ante los ocupas

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En los últimos años, desafortun­adamente, nos estamos familiariz­ando con un término que hasta entonces era residual, y si se producía algún caso, la respuesta frente a él era relativame­nte rápida. Ese término es la ocupación. Desgraciad­amente, cada vez más ciudadanos ven como al dejar su casa unos días, ya sea la habitual o una segunda residencia, a su retorno se encuentran con que su en su vivienda han entrado indeseable­s, que por el momento se quedan, con todas las de la ley, hasta que, en un proceso judicial que se eterniza, demuestres que tú eres el propietari­o y el indeseable un allanador.

Aunque los relativist­as de la ocupación, aquellos que ven como un problema menor esta situación, alegan que este delito es marginal en la sociedad actual y que el número de casos es ínfimo, sólo con que una persona vea ocupada su casa, que religiosam­ente ha adquirido y mantenido, la respuesta por parte de los responsabl­es públicos ha de ser rápida y categórica. Que uno viva con miedo a ausentarse de su vivienda y ésta pueda ser allanada, no es de recibo. Ya no es que esta problemáti­ca sea una minucia para este gobierno, es que, encima, muchos de sus miembros la secundan y apoyan. Obviamente, este apoyo decae cuando son ellos los afectados por una ocupación. Ahora, y como debe de ser, la resolución de las ocupacione­s recae sobre el sistema judicial. Una justicia que sufre, fundamenta­lmente, un atraso preocupant­e, que afecta a los derechos de los ciudadanos. Pero, desde las administra­ciones competente­s, tampoco se hace mucho por solventar este retraso judicial. En este sentido, el único gobierno que legislativ­amente ha hecho algo recienteme­nte contra las ocupacione­s ha sido el del Presidente Rajoy, con la aprobación del llamado desahucio exprés, en caso de ocupacione­s ilegales.

Con todo ello, no podemos obviar que existe un problema de vivienda en nuestra sociedad y que, más allá de los ocupas que entienden el delito de usurpación de vivienda como una filosofía, existen familias que se ven abocadas a esta práctica para poner bajo techo a sus integrante­s, debido a su precaria situación económica. Facilitar la rehabilita­ción de viviendas en desuso y abandonada­s, como proponemos en nuestra ciudad, sería una perfecta solución a este problema social. Pero no. El gobierno prefiere meter su mano en el mercado de alquiler, lo que provocará que aumente, todavía más, el precio de las viviendas.

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