Las habilidades sociales
Hay algunas acciones, además de las más habituales, que los niños aprenden durante los primeros años de vida. Estas habilidades que no se enseñan a los niños, en la mayoría de los casos porque suponemos que se aprenden de manera inconsciente, son las habilidades sociales. Las habilidades sociales son las conductas que manifiestas cuando te relacionas con los amigos, los compañeros, la familia, los conocidos, y expresas tus sentimientos, tus deseos, tus opiniones, tus derechos de un modo adecuado y respetando a los demás. Nos estamos refiriendo a cómo entablar amistades, ofrecer ayuda, hacerse respetar, saber interpretar la conducta de los demás y ponerse en su lugar. Las conductas socialmente habilidosas producen importantes be- neficios personales: contribuyen a prever conflictos, a evitarlos y a solucionarlos cuando se presentan. Con ellas consigues aumentar tu competencia en la manera de desenvolverte en las situaciones interpersonales. Esa competencia social se concreta en saber iniciar y mantener eficazmente conversaciones y expresar todos tus sentimientos, opiniones o derechos de una manera asertiva, directa, afrontar los conflictos con la seguridad de que puedes resolverlos sin ansiedad, sin temor a ninguna situación y sin coste emocional para ti. Siendo competente socialmente se puede conseguir éxitos personales en las relaciones con los demás, se puede aprender a evitar aquellas consecuencias indeseables sin lesionar los derechos de los demás. Es evidente que si los padres pretendemos que nuestros hijos aprendan a relacionarse, a tener amigos e integrarse en sociedad, hemos de darles la oportunidad de lograrlo, ya desde los primeros años de la infancia. Cualquier niño aprende de manera natural a relacionarse con los demás pero, los padres debemos facilitar estos contactos.
Pautas a seguir
Debemos enseñarles a hacer amigos y conservarlos, pero para ello lo primero que hemos de lograr es que nuestro hijo “sea amigo de sí mismo”, que se acepte, quiera y valore tal como es. Hay que inculcarles el saber compartir. Fomentar la importancia de prestar ayuda o pedirla. Nuestros hijos deben aprender a ponerse en el lugar de los demás. Aprender a conocer el estado de ánimo de cada uno en cada momento nos ayudará a comprender a los otros. Enseñarles a saber decir “no” de una manera educada. Deben atreverse a expresar sus verdaderos sentimientos u opiniones sin temor a quedar mal. Fomentarles la capacidad de iniciativa. Enseñarles a comportarse de un modo espontáneo y natural. Hacerles ver la importancia de ser agradecidos, de saber pedir disculpas, y de todo aquello que haga agradable la convivencia a los demás. Es importante que sepan elogiar las cosas positivas de los demás. La convivencia exige un aprendizaje continuo y es conviviendo como se aprende a convivir.
*Departamento de Psicopedagogía y Orientación