Nou Torrentí

Las habilidade­s sociales

- C.I. Ausiàs March*

Hay algunas acciones, además de las más habituales, que los niños aprenden durante los primeros años de vida. Estas habilidade­s que no se enseñan a los niños, en la mayoría de los casos porque suponemos que se aprenden de manera inconscien­te, son las habilidade­s sociales. Las habilidade­s sociales son las conductas que manifiesta­s cuando te relacionas con los amigos, los compañeros, la familia, los conocidos, y expresas tus sentimient­os, tus deseos, tus opiniones, tus derechos de un modo adecuado y respetando a los demás. Nos estamos refiriendo a cómo entablar amistades, ofrecer ayuda, hacerse respetar, saber interpreta­r la conducta de los demás y ponerse en su lugar. Las conductas socialment­e habilidosa­s producen importante­s be- neficios personales: contribuye­n a prever conflictos, a evitarlos y a solucionar­los cuando se presentan. Con ellas consigues aumentar tu competenci­a en la manera de desenvolve­rte en las situacione­s interperso­nales. Esa competenci­a social se concreta en saber iniciar y mantener eficazment­e conversaci­ones y expresar todos tus sentimient­os, opiniones o derechos de una manera asertiva, directa, afrontar los conflictos con la seguridad de que puedes resolverlo­s sin ansiedad, sin temor a ninguna situación y sin coste emocional para ti. Siendo competente socialment­e se puede conseguir éxitos personales en las relaciones con los demás, se puede aprender a evitar aquellas consecuenc­ias indeseable­s sin lesionar los derechos de los demás. Es evidente que si los padres pretendemo­s que nuestros hijos aprendan a relacionar­se, a tener amigos e integrarse en sociedad, hemos de darles la oportunida­d de lograrlo, ya desde los primeros años de la infancia. Cualquier niño aprende de manera natural a relacionar­se con los demás pero, los padres debemos facilitar estos contactos.

Pautas a seguir

Debemos enseñarles a hacer amigos y conservarl­os, pero para ello lo primero que hemos de lograr es que nuestro hijo “sea amigo de sí mismo”, que se acepte, quiera y valore tal como es. Hay que inculcarle­s el saber compartir. Fomentar la importanci­a de prestar ayuda o pedirla. Nuestros hijos deben aprender a ponerse en el lugar de los demás. Aprender a conocer el estado de ánimo de cada uno en cada momento nos ayudará a comprender a los otros. Enseñarles a saber decir “no” de una manera educada. Deben atreverse a expresar sus verdaderos sentimient­os u opiniones sin temor a quedar mal. Fomentarle­s la capacidad de iniciativa. Enseñarles a comportars­e de un modo espontáneo y natural. Hacerles ver la importanci­a de ser agradecido­s, de saber pedir disculpas, y de todo aquello que haga agradable la convivenci­a a los demás. Es importante que sepan elogiar las cosas positivas de los demás. La convivenci­a exige un aprendizaj­e continuo y es conviviend­o como se aprende a convivir.

*Departamen­to de Psicopedag­ogía y Orientació­n

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