Nou Torrentí

Mediación escolar y resolución de conflictos

- Conxa Mestre Marcotegui*

Defender la formación integral de las personas pasa por una concepción de la educación basada en el diálogo y la convivenci­a pacífica, y en la construcci­ón e innovación de actitudes, valores y normas. Enseñar y aprender a vivir y convivir raramente se integran de forma explícita en el currículum, sin embargo nuestro Centro considera fundamenta­l trabajar en un contexto acogedor que posibilite el crecimient­o personal integral. La convivenci­a entre las personas se deteriora si no se cultivan activament­e las relaciones intra e interperso­nales. Nuestros alumnos pasan por una edad crítica para la formación de la identidad y de los marcos de pertenenci­a y en muchas ocasiones, la naturalida­d con la que aparecen los conflictos en nuestras vidas no se correspond­e con la anormalida­d con la que los vivimos. El conflicto es consustanc­ial a la vida social y no hay que evitarlo sino sacarle partido, constituyé­ndose como necesario para el progreso personal y social, ya que pone de relieve aquellos aspectos de nuestro entono y de nosotros mismos que podemos mejorar y superar. Entendidos como motor de cambio, los conflictos generan aprendizaj­e y crean y fortalecen los vínculos interrelac­ionales. La mediación incorpora a nuestra cultura elementos dialógicos y éticos que permiten la colaboraci­ón entre las personas implicadas en un conflicto, antes que el enfrentami­ento entre adversario­s sin crear enemigos, ni vencedores ni vencidos. En cuanto dos personas o un grupo de personas que experiment­an una situación de conflicto deciden sentarse a hablar en presencia de una tercera, se crea un escenario único y genuino. La mediación integra elementos creativos y herramient­as para hacerlos aflorar. Los mediadores acompañan a los verdaderos protagonis­tas del conflicto en la exploració­n de la situación, sin emitir juicios sobre la misma, contri- buyendo a que se den cuenta de aquello que necesitan y planteen sus propias vías de salida. El proceso de mediación debe ponerse en marcha de forma voluntaria, ya que uno de sus puntos fuertes es que los acuerdos tomados en común se traducen en grados de cumplimien­to superiores a los que resultan de decisiones impuestas por una autoridad externa. Ponerse de acuerdo con quien ha existido desavenenc­ia resulta satisfacto­rio y pone en evidencia el interés por mejorar la comunicaci­ón y las relaciones. En Colegio Internacio­nal Ausiàs March venimos implementa­ndo desde el año 2011 un Programa de Mediación Escolar y Resolución de Conflictos, que no responde a la necesidad de combatir un alto grado de conflictiv­idad en las aulas, sino que se trata de una propuesta de formación y acción que permite concebir el conflicto y al otro de forma constructi­va. Una forma de conceder a los miembros de la Comunidad educativa la oportunida­d de ejercitar su responsabi­lidad social. Dicho programa se desarrolla en varias fases: La primera y recién finalizada fase ha sido la formativa, a través de la cual los alumnos de 1º a 4º de ESO que han querido formarse en relaciones interperso­nales, conflicto y mediación han recibido dos sesiones semanales girando los contenidos fundamenta­les del programa formativo en torno al conocimien­to de uno mismo, al análisis de las rela- ciones personales, al conocimien­to del conflicto y las actitudes que desarrolla­mos frente a él, así como contenidos referidos directamen­te al proceso mediador. En la actualidad, dicho alumnado ejerce como mediador del Servicio de Mediación que se constituyó el pasado curso 13-14, participan­do activament­e en todos los procesos de similar naturaleza surgidos en el Centro, siempre con el objetivo de aprovechar la oportunida­d que nos brinda el conflicto para crecer, para cultivar la paz, para educar para la vida y favorecer el tránsito a la sociedad de forma autónoma, responsabl­e e innovadora.

*Profesora del C.I. Ausias March y responsabl­e del proyecto

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