¿LO LLENAMOS DE MU OEDBE LES ENERGÍA?
Pero tú qué buscas? –le oí el otro día a una interiorista muy, muuuuuy joven–, ¿llenar tu casa de muebles o de energía?» ¡Ahí va!, pensé, esto parece bueno, y seguí prestando atención. «Mira –continuaba al móvil la decoradora novel–, podemos hacer dos cosas: una, poner todos esos muebles que te traes de la otra casa, más los que has visto en xxx (me reservo la tienda que mencionaba) y los que te está dando tu suegra, y organizarlos para que resulte un salón poblado de piezas bonitas. O dos, nos sentamos a seleccionar los que te cuentan algo y, sobre todo, trabajamos para que se hablen entre ellos, y así llenamos la casa de energía, emociones y sentimientos». Cada vez me acercaba más a esta chica, en el sentido literal de la palabra.Al otro lado de la línea, una voz también joven vertía entusiasmos y un largo bla bla bla. Llegó mi cita y tuve que abandonar la indiscreta escucha, pero me quedé toda la tarde con la idea en la cabeza. La principal conclusión que saqué, al hilo de la edad de los dos interlocutores, es que el asesoramiento profesional a la hora de decorar una casa ha llegado para quedarse y quien no lo pida, se está equivocando. Un experto enfrente abre nuevas perspectivas, descubre propuestas que ni se te habían pasado por la mente y optimiza también tu presupuesto. Los hay más poéticos que otros, como la protagonista de mi espionaje, pero el resultado de vuestra conversación siempre explotará ese potencial de tu espacio que a ti, con tus gustos y preferencias, tanto te costaba ponerle cara.