MARIDAJE IDEAL
EN ESTE REFUGIO IBICENCO, LA NATURALIDAD DE LA MADERA Y DE LA PIEDRA CONVIVEN CON EL BRILLO DEL TERCIOPELO Y EL LATÓN. LA INTERIORISTA CARMEN STRAATSMA HA CONSEGUIDO LA SIMBIOSIS PERFECTA ENTRE ELEGANCIA Y SABOR RURAL.
La decoradora Carmen Straatsma ha logrado una simbiosis perfecta entre la Ibiza rural y el glamour urbano.
Una finca enclavada en un entorno natural extraordinario. El encanto de la arquitectura tradicional y auténtica. La pasión de una familia prendada de la construcción, más el savoir faire de la interiorista Carmen Straatsma, de Studio C, que puso la guinda final a los espacios. Con estos ingredientes, el resultado solo podía ser esta belleza ibicenca situada al norte de la isla.
La habitan una pareja con dos hijos,tres perros,un gato y tres caballos que, sin ser los propietarios, miman la vivienda como si lo fueran y poco a poco han ido renovándola, imprimiéndole su propio carácter, pero sin modificar una esencia que aman profundamente. De hecho, la distribución está intacta, así como todos los elementos arquitectónicos, las robustas viguerías de sabina, el tratamiento de las paredes o las fachadas de piedra local.
Sin embargo, en interiores y exteriores querían integrar de forma natural algunos toques que reflejaran una forma de ser y de sentir más personalizada. Confiaron esta tarea a Carmen Straatsma, quien, a pesar de haber nacido en Holanda, tiene la magia de Ibiza metida en el corazón y sabe ponerla de manifiesto en las casas que decora. «En realidad, mi trabajo consistió en darle a los ambientes un poco de dinamismo y gracia con alguna pieza especial. El resto lo hicieron ellos», nos explica. Del interiorismo, lo que sorprende gratamente es la fusión urban-country tan lograda. Se han combinado con maestría recursos tradicionales y materiales naturales con elementos modernos que añaden elegancia y glamour. El dúo cromático del rosa palo y el latón es el hilo conductor en las habitaciones principales y tiñe de calidez todo lo que toca. El verde, en sus diversas tonalidades, pone el contrapunto fresco.
En cuanto a los muebles, muchos fueron aportados por la propia familia. Destacan clásicos del diseño de mediados del XX y piezas contemporáneas. La puesta en escena aúna un lujo discreto, pero muy presente, y un fondo campestre rebosante de luz. Como colofón, los espacios al aire libre: patios mediterráneos llenos de vida, de olores, de luces y sombras. Es en ellos donde se respira la verdadera idiosincrasia de la isla.