LUZ, COLOR Y ¡ACCIÓN!
LUMINOSO, VITAMÍNICO, COLORISTA... LA DECORADORA NURIA ALÍA HA HECHO GALA DE SU LADO MÁS LÚDICO EN ESTE PISO DE UNA ZONA CÉNTRICA, PERO RESIDENCIAL, DE MADRID. TODO AQUÍ ES ¡PURA VIDA!
Una decoración positiva y llena de vitalidad se apodera de este piso reformado por Nuria Alía.
Ala interiorista Nuria Alía le encantan los colores –su primer estudio, que compartía con dos socias, se llamaba Living Pink, toda una declaración de intenciones– y los retos divertidos. Por eso, este proyecto para un matrimonio joven con dos niños le entusiasmó. ¿Qué es lo que más les gusta a los peques? Jugar, y si es al escondite, mejor. Pues en su nueva casa pueden hacerlo gracias al sistema de puertas correderas que aíslan –y también conectan– espacios, creando lugares de ocio propios.
La vivienda, de 1965, obra del arquitecto Pedro Casariego Hernández-Vaquero,se redistribuyó para aprovechar los impresionantes ventanales que dan al jardín y su buena orientación.Ahora, todas las zonas comunes reciben esa luz, que se multiplica con una cuidada distribución de espejos para que nada quede en sombra. El resultado es un área de salón-comedor-sala de estar amplia e interconectada.
La decoración combina piezas encontradas en anticuarios, objetos especiales, iconos contemporáneos y diseños propios, en un mix que enamora. Lo importante son los muebles, por eso el contenedor es estudiadamente neutro. Las paredes se han pintado en gris claro esmaltado, salvo la del cabecero del dormitorio principal, a la que se ha querido dar protagonismo con un papel pintado.
Para el suelo se ha usado una tarima de roble en color natural, y un material porcelánico con acabado en blanco en cocina y baños. En estas estancias, de líneas muy depuradas, los cuadros y complementos se encargan de arrancar una sonrisa por su forma y tonalidades: azul eléctrico, rojo, verde…
En los muebles, el matiz blanco roto es el rey en los de mayor tamaño, reservando los contrastres cromáticos y los juegos de texturas para butacas, sillas, complementos y textiles. Entre estos últimos destacan los almohadones con prints de Jim Thompson, Gastón y Daniela, y Designers Guild.
La diseñadora no entiende un interiorismo sin arte. En la mesa de centro y en la estantería del salón se exhiben pequeñas piezas muy escogidas: un nudo blanco de vidrio checo soplado a mano, de Karen Gilbert y Paul Pavlak para Sklo; la obra cerámica Bowl, de Klein Reid; esculturas de Abraham Benzadón; y las manos I love you, de Noir, en cobre, sin olvidar las grandes fotografías y carteles.