Soy materialista
Lo reconozco, y dicho esto, piensen ustedes lo que quieran de mí. Sí, bueno, quizás no sean las fechas más propicias para esta ridícula declaración universal, pero -ya es hora de confesarlo-, por encima de las formas, amo las materias. En ellas está el principio de cualquier belleza. Denme un terciopelo o un hierro, y a partir de aquí ya nos ponemos a jugar creativos con el color, con las líneas, con el diseño... La materia es el principio; si esta no es buena, apaga y vámonos. El uso magistral que, con las mejores de su clase, se ha hecho en las casas que traemos a este número es para ser copiado, así, sin tapujo alguno. Por favor (y llegados a este punto, tuteémonos), fijaos en los techos de hormigón con vigas metálicas vistas de la vivienda realizada por el "clan" Benavides; un brutalismo que llega a ser extraordinariamente cálido.También, en la alfombra de seda blanca, confortable y gustosa solo con mirarla, del piso al que hemos titulado A ras de cielo: ¡lo que debe ser caminar descalzos sobre ella! ¿Y esas macrobolas blancas que nos traen la Navidad nada más abrir la casa de Lorenzo Meazza, el responsable de interiorismo de Ikea España? Tan divertidas que, al recibirnos, ya nos ponen el alma en modo fiesta. Son puro papel, pero lleno de gracia. Una cosa más, la madera sin pretensiones, y por ello tan noble, que reviste la pared del office en la vivienda de Donosti. Sí, en la buena materia está el principio del éxito. No regateemos, pues, y primemos la calidad por encima de todo. En Nuevo Estilo lo hacemos.