FIEL A SUS GENES
LA PRECIOSA CAJA DE ESTE PISO RECUERDA LO QUE FUE EN EL SIGLO PASADO, PERO SUS INTERIORES CONTEMPORÁNEOS LO PLANTAN EN UN PRESENTE LUMINOSO. ES UN PROYECTO DE MIGUEL GARCÍA DE VALCÁRCEL Y ÁLVARO DE ALVEAR.
El proyecto firmado por Miguel García de Valcárcel y Álvaro de Alvear ha dado a este piso una segunda vida, conservando la preciada esencia de su arquitectura centenaria.
Sin ser muy grande, esta casa parece gozar de generosas dimensiones.Y derrocha luz cuando antes muchas de sus numerosas habitaciones eran ciegas, sin ventanas. Resulta sorprendente lo que una buena reforma puede hacer con el espacio; cómo, de donde no hay, saca amplitud, transparencia, perspectiva, increíbles puntos de fuga... Álvaro de Alvear Aragón –arquitecto– y Miguel García deValcárcel –interiorista– son los artífices de la metamorfosis. En el barrio madrileño de Justicia encontraron este piso de principios del siglo XX prácticamente como en origen, tanto que tuvieron que acometer alguna intervención estructural para consolidar su armazón. Pero bajo ese manto de decrepitud se adivinaban encantos esperando florecer: un torrente de luz, techos altísimos, una galería de cristal en el centro de la planta y una configuración que ofrecía muy buena base para conseguir espacios proporcionados.«En la mayoría de nuestros proyectos, el hilo conductor viene determinado por el contexto de la propia vivienda, la época de construcción, el estilo arquitectónico... Nosotros intentamos reforzar aquellos puntos que claramente vemos con más potencial», explican los socios. Para ello, aquí se hizo necesario modificar la distribución.
La claridad se cuela a través de altos balcones y se multiplica en los blanquísimos interiores
Las estancias se organizaron en torno a los huecos de fachada, reubicando en la principal, de altos balcones, el salón. La cocina se abrió a la galería y las habitaciones se dispusieron alrededor de los patios traseros.Amplias zonas de recibo con ambientes conectados visualmente aportan profundidad.También se le ha dado peso al hall de entrada cubriéndolo con espejos: «Es la primera y última toma de contacto, y no hay que tratarlo como un espacio residual, tiene que ennoblecer la vivienda y sus proporciones», subraya Miguel García de Valcárcel. Para crear puntos de interés, se han elegido muebles singulares y escogidas obras de arte que brillan en un escenario pensado para ellas: una caja pintada en blanco roto y un suelo de madera en color natural dispuesto en espiga y con fajeado perimetral, tal como se hacía en muchas residencias de aquella época. La casa no puede ser más moderna y actual, pero su código genético sigue estando intacto.