ASÍ QUE PASEN LOS AÑOS
En este proyecto de Luis García Fraile, la atractiva y atemporal decoración culmina una reforma que ha sabido aprovechar la gran luminosidad del piso y su amplia superficie.
Lograr que una antigua oficina de rasgos estandarizados pareciera una casa con solera, cuyo interiorismo fuera atemporal, elegante y de amplio espectro, es el reto que se le planteó al estudio LGF Spaces, comandado por Luis García Fraile. «La vivienda iba a ponerse a la venta y debía gustar al mayor número de personas –nos explica–, así que seguimos el programa de necesidades que nos marcó el cliente». En colaboración con Diego Falcones y Aitor Monge, de Adei Homes, se proyectó una distribución que saca el máximo partido a los dos elementos sobresalientes del inmueble: su gran superficie y el derroche de luz.
Por un lado, los espacios se hicieron lo más grandes posible a costa de unir estancias y reducir su número. Por otra parte, se buscó replicar los rasgos identitarios de los edificios señoriales de la zona como si los interiores hubieran permanecido así siempre: «En realidad, se conservaban muy mal y tenían techos técnicos, así que los tiramos abajo por completo para hacerlos nuevos». Paredes ornamentadas con molduras y pintadas con el tono Ammonite, de Farrow & Ball; suelos de madera en punta Hungría y piedra de Campaspero en los pavimentos del hall contribuyen a resaltar las carpinterías oscuras, los muebles negros, los detalles de latón... Un cóctel que, en definitiva, hace brillar una estética clásica de gran limpieza conceptual, pero que resulta extremadamente fresca, sin fecha de caducidad.
LA PALETA CROMÁTICA APUESTA POR EL OPTIMISMO Y LAS TEXTURAS AMABLES
Para amueblar el piso, gran parte de las piezas son diseño del estudio de interiorismo. El espectacular equipamiento de la cocina, que combina superficies lisas con acabados de espejo envejecido, o el del cuarto de baño, en un riguroso blanco y negro, tienen el sello de calidad de Luis García Fraile. Sin embargo, él mismo reconoce que «el estilo es mucho más calmado del que acostumbro a plasmar en otros proyectos».
Desahogo y serenidad es lo que transmiten los espacios, a la vez que se agradecen las medidas subidas de tono y las atrevidas (y oportunas) descargas de color de los textiles –muebles tapizados, cojines y mantas– y de los complementos. Azulón, naranja, verde pistacho o rojo animan las estancias e, incluso, en el dormitorio, sanctasanctórum del relax, crean contrastes vibrantes, pintan alegres puntos focales y avivan con su chispa una decoración refinada y ligera. De las que perduran.
BLANCO DESLUMBRANTE Y NEGRO COMO REALCE
El mueble del lavabo, con un espejo y dos apliques ideados por LGF Spaces, está flanqueado por armarios entelados con un tejido a rayas de Gastón y Daniela. En lino rústico de esta misma firma se confeccionaron los estores del ventanal. A través de este, tanto la cabina de ducha abierta como la bañera exenta –en la otra página– reciben la luz natural. El taburete plateado es de Teklassic. En el jarrón de cristal de Murano, de Almacén Alquián & Hóptimo, arreglo de Floreale.