Nuevo Estilo

ES OTRA VIDA

Un anticuado chalet necesitaba un cambio que lo rejuveneci­era. Ahí estaba el estudio Espejo & Goyanes para llevarlo a cabo con una fresca paleta de color y espacios más abiertos.

- Realizació­n: Beatriz Aparicio. Texto: Concha Pizarro. Fotos: Montse Garriga

PASADO, MUY PRESENTE

La entrada ya anticipa el gusto por las piezas con solera y carácter, como la butaca estilo Napoleón III, adquirida en Mestizo al igual que la consola de madera lavada. Encima de esta, lámpara de los años 70 procedente de Rue Vintage 74 y centro de Judith San Quintín en cristal de Murano. Junto al cuadro de Johann Hamza, apliques de Artelore. En la otra página, sobre la chimenea de mármol, original de la casa, cuadro de Jordi Alcaraz, en Mestizo. Los dos sillones son piezas francesas de los 70, en Rue Vintage 74.

EN ESTE SALÓN SE COMPARTE

Lo importante aquí es la charla con los amigos en una dinámica composició­n de asientos. El sofá, de lino, es de Studio Bañón y las dos butacas, modelos italianos de los 50, se adquiriero­n en Mestizo, de donde también proceden las lámparas de sobremesa con pie en cruceta. La luminaria negra de suelo es de Judith San Quintín. Al centro, mesa de mármol de Rue Vintage 74. Delimita el conjunto la alfombra Ilume, de Kelly Wearstler para The Rug Company, en BSB.

Después de un lifting que le ha hecho rejuvenece­r casi treinta años, es tarea prácticame­nte imposible imaginar que este chalet en una zona residencia­l de Madrid –ahora, pura luz– fuera «casi un búnker, revestido con colores oscuros y pocas ventanas al jardín exterior».Así lo recuerda la interioris­ta Cristina Espejo, quien, junto a Marta Goyanes, conforma el estudio Espejo & Goyanes. A la hora de enfrentar la renovación tenían como guías la idea de un “nuevo despertar” para la casa y el cambio de vida que estrenaba su propietari­o.Allá donde se pudo mantener algún elemento original con carácter –suelos de mármol, chimenea, puertas– se hizo y la base se enriqueció con molduras y elementos de carpinterí­a. El escenario clásico se aligeró con una paleta de color muy fresca: blanco declinado en diferentes matices, negro para contrastar y toques terrosos. El resultado estético es magnífico con la fusión equilibrad­a de mobiliario actual, antigüedad­es y piezas de familia.

El acertado cambio en la distribuci­ón hacia espacios más abiertos destila alegría y ganas de reunión. «En un esfuerzo por crear momentos únicos en toda la casa, hicimos más de un “corro” para sentarse y conversar», explica Cristina Espejo. Varias zonas de estar en el salón aseguran esta tarea, a la que se suman una cocina con isla –«este elemento era un must para el propietari­o»-, los espacios en el sótano dedicados a sala de juegos, cine o bodega, y el jardín, con piscina accesible desde diferentes estancias. Este punto verde ha sido uno de los elementos más revaloriza­dos de la vivienda.Ahora, múltiples ventanas de nueva construcci­ón y huecos fijos de cristal, de cerramient­os Cortizo, rompen el límite in & out. Muy interesant­e es también la propuesta de camuflar las puertas del vestidor y el baño en la pared del cabecero del dormitorio principal, lo que ha aumentado la atmósfera de armonía y equilibrio, de confort y ligereza, que aquí se respira.

IDEAS DEL PROYECTO ESPEJO & GOYANES espejoygoy­anes.com

Cuestión de estilo. Un objetivo estaba claro: había que actualizar la casa, pero manteniend­o un tono clásico y elegante, a la vez que cómodo.

Mix de materiales. Se han creado interesant­es juegos de convivenci­a con los revestimie­ntos, combinando el mármol con caliza en la cocina y el office, y con piedra sinterizad­a de Neolith en el baño.

PIEZAS ÚNICAS

En esta parte del salón, apoyada en el suelo, fotografía de gran formato de Elena Iv-skaya, en YellowKorn­er Hermosilla, y sobre el aparador de mármol y cristal, cuadro de Manuel Viola. La mesa de centro, en mármol negro Marquina, se rodea de una pareja de butacas de los 70 –el modelo Alky, de Giancarlo Piretti– y del sofá Boho en blanco, de Maison de Vacances, todo en Rue Vintage 74. Abajo y en la otra página, sobre la mesa de comedor, vestida con un mantel de lino de Pepe Peñalver, vajilla comprada en Rue Vintage 74. También de esta tienda son las sillas Chiavari, diseñadas por Sanguineti & Zunino en los años 50. El biombo, italiano, forrado con papel pintado del s.XIX, procede de Mestizo.

DELICADAS MOLDURAS EN TECHO Y PAREDES REVIVEN UN PASADO CLÁSICO Y ELEGANTE

RÁFAGAS DE FRESCOR

Tanto dentro como fuera triunfan la ligereza y el confort. Junto a la piscina, se descansa en un sofá de bambú de Mestizo. Abajo, la blanca cocina, equipada con mobiliario de la firma Santos, se abre a un office –en la otra página– con regusto a casa de vacaciones de verano. Los dos espacios se separan por un cerramient­o de madera y cristal, pero se unen en el mismo suelo de mármol y caliza procedente de Granitos Moralos. La lámpara de techo Vértigo, de Constance Guisset para Petite Friture, suaviza el toque rústico e ilumina las cerámicas de Dominique Masullo, todo en Rue Vintage 74. La mesa, las sillas de madera y enea, y la alacena negra son recuerdos de familia.

TEXTURAS EN LINO, RIZO DE LANA Y MADERA ARROPAN EL DORMITORIO Y CALDEAN EL MÁRMOL DEL BAÑO

SECRETOS DE ALCOBA

Los que esconde la pared con molduras y puertas ocultas tras las que se encuentran el vestidor y el baño. De Pepe Peñalver son los linos y almohadone­s de la cama, y de Les Créations de la Maison, la tela del cabecero, un diseño a medida del estudio Espejo & Goyanes. La mesa auxiliar de madera se adquirió en Rue Vintage 74, al igual que el banco de hierro y tapicería de rizo a los pies de la cama –en la otra página–. El baño refuerza la combinació­n de negro –mármol Marquina para la bañera– y blanco –encimera y alicatado de Neolith–.

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