Ganas de ningún plan
No sé vosotros, pero yo me muero de ganas de disfrutar de esas escenas con las que llevo meses soñando y que relaciono con el verano, las vacaciones y la buena vida: ir al campo, al mar, volar, pisar un hotel, invitar a muchos a mi mesa... Además, os aseguro que tengo la casa ordenadísima, todo funcionando, y que he tirado lo que no está en los escritos. Los deberes están más que hechos y mi reseteo mental, otro tanto. Me merezco, todos nos merecemos, una distensión ya.Y ella también, es hora de aflojar exigencias y refrescar la vivienda.La conciencia que hemos adquirido recientemente acerca de la sostenibilidad y el reciclaje rema a favor de esta tarea: muebles de fibras, tejidos orgánicos, y la mirada fija en el Mediterráneo y sus colores sin igual –blancos, arena, azules y verde agua– son la brújula a la hora de emprender la ruta decorativa de la temporada. Esta tendencia, en cierto modo laxa y tolerante, nos empuja a un estado de ánimo que ya va siendo necesario, con el que todo lo bueno es posible y el esfuerzo, mínimo. A través de ella crearemos un escenario despreocupado en el que no cabe una pantalla de ordenador, pero sí muchas recetas ricas y largas siestas, tardes de piscina y divertidas conversaciones surgidas espontáneamente. Cero planes, ¿hay alguna agenda mejor? Disfruta de la improvisación, porque aunque parezca un contrasentido, la llevamos preparando desde hace meses, y hagamos que mucha de esta deco se instale para siempre en nuestras casas. Nos gusta tanto la paz que deja y su aire de evasión que la agradeceremos durante todo el año.