SABOR A MAR
DE LA COLABORACIÓN ENTRE EL ARQUITECTO MIGUEL OLAZÁBAL Y EL ESTUDIO MAUSHA MARSÁ SURGE ESTA CASA DE VACACIONES EN MALLORCA. UNA ESTAMPA FRESCA Y ACTUAL, QUE SE MIRA EN EL MEDITERRÁNEO.
Una moderna arquitectura de espacios amplios, proyectada por Miguel Olazábal, y el interiorismo fresco y desenfadado del estudio de Mausha Marsá definen esta vivienda de vacaciones balear.
¡COLOOORRR!
Sobre la pared del fondo, a doble altura, se ha creado el escenario perfecto para la colección de doce cuadros, obra de Línea Lateral. En el centro, mesas diseñadas por Mausha Marsá, rodeadas de sofás de Organic Design –laterales– y Blasco –en el frente–. El mueble-bar se encontró en un mercadillo de la zona y el ventilador, en Casa Bruno.
Ubicada en lo alto de una montaña, esta casa de nueva construcción en Calviá (Mallorca) orienta sus múltiples ventanales hacia la piscina y la lengua de césped que desemboca en el mar, con la isla de Cabrera al fondo. Dentro, el azul mediterráneo se replica en las alfombras que revisten la planta baja. El trabajo del arquitecto Miguel Olazábal se ha enriquecido con la actuación de Mausha Marsá Construcción, que ejecutó la vivienda, y de Mausha Marsá Arquitectura de Interior, autores de la decoración. «Todas las partes hemos estado muy coordinadas entre sí. Desde los primeros pilares con Miguel, con el que trabajamos de forma habitual, pasando por la gestión y supervisión de todo el proyecto, a cargo del project manager,Agustín Marsá, hasta el diseño e interiorismo, realizados por mi equipo:Tanana Montero, Silvana Armas, Miriam Spínola y Elvira Churruca», nos explica Mausha Marsá. ¿El resultado? Admirable. Totalmente abiertas al exterior, la luz recorre las estancias de punta a punta. «Me encantan los ambientes amplios, blancos y limpios que conforman esta edificación», asegura la interiorista.
La premisa de partida fue conseguir una casa de vacaciones funcional y práctica, con espaciosas zonas de reunión. «Además, es divertida, moderna, fresca, desenfadada... para que todos sus habitantes se encuentren muy cómodos», continúa Mausha Marsá. La alegría y el frescor quedan reflejados en la explosión de colores: mostaza, burdeos, azules o verdes, tonalidades de la isla que animan un entorno de paredes blanco talco y muros de piedra seca. Muchos de los muebles elegidos son de ratán, bambú o madera, aderezados con hallazgos en mercadillos de la zona o piezas diseñadas ex profeso en la búsqueda de una atmósfera muy natural. Los revestimientos, con las calizas procedentes de Sa Balear, y textiles como el lino y el esparto también se hacen presentes para decir: ¡Feliz verano!