Técnicas forenses para controlar la calidad del aceite de oliva
Un equipo de científicos de la Universidad de Córdoba (UCO), formado por Leticia Ayllón Egea y Gabriel Dorado Pérez, y del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en la figura de Pilar Hernández Molina, han descubierto que aplicando una técnica forense es posible cuantificar de forma absoluta el ADN presente en el aceite de oliva virgen.
La investigación persigue el objetivo final del desarrollo de un método de trazabilidad que ayude tanto a la certificación de calidad y denominación de origen, como a la identificación de posibles fraudes en el ámbito alimentario.
El ácido desoxirribonucleico (ADN) es un carné de identidad. Cada ser vivo tiene uno totalmente diferente. Ocurre entre las personas, pero también en el reino vegetal, y entre ellas, en las plantas que sirven de alimento. Identificar el ADN en una comida ayuda a controlar la calidad de la misma, explican desde la Universidad de Córdoba.
Sin embargo, el aceite de oliva virgen presenta un problema. Dado que el ADN se disuelve en agua y no en lípidos, el aceite de oliva contiene pocas moléculas de esta cadena de información genética.
Además de escaso, el ADN está muy fragmentado en el aceite de oliva. “Por suerte, como el aceite de oliva virgen es el zumo de una fruta, contiene gotas de agua de tamaño microscópico en las que se disuelve el ADN de dicha fruta”, explica el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, Gabriel Dorado Pérez, investigador responsable del grupo de investigación AGR-248 (Biotecnología Agroalimentaria), del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (PAIDI) que ha llevado a cabo este desarrollo tecnológico.
En paralelo a esta ricultura