Consecuencias agrarias del TTIP entre la UE y EEUU
El TTIP se votó a principios de 2013 con el objetivo de relanzar el intercambio de bienes, servicios e inversiones entre Estados Unidos y la Unión Europea. El entonces comisario de Comercio de la UE, Karel de Gutch, enfatizó la ambición del empeño -”iremos más allá de lo que puede conseguir la Organización Mundial del Comercio”- y de la apuesta política, al aventurar que habría acuerdo a finales de 2014. Y todo eso quedó bautizado como Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, más conocida por sus siglas en inglés Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP).
El objetivo del acuerdo es eliminar los aranceles y reducir las barreras para facilitar el comercio entre ambas regiones, que supone más del 40% del comercio mundial, sin bajar los estándares laborales, medioambientales y de protección al consumidor presentes en Europa.
Tomás García Azcárate, científico titular del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CCHSCSIC) y presidente de la Asociación Española de Economía Agraria (AEEA), ha hecho una serie de reflexiones sobre las consecuencias de este acuerdo para el sector agrario, publicadas en el Anuario 2016 de la Agricultura Familiar de la Fundación de Estudios Rurales.
Desde su punto de vista, “la naturaleza del posible acuerdo sobre el TTIP es muy distinta a todos los demás acuerdos negociados hasta ahora por la UE. Por primera vez, el elemento central de la negociación no son los aranceles aplicados por ambas partes ni la apertura de contingentes, sino la aproximación, convergencia o armonización de las reglas y reglamentaciones que rigen en ambos lados del Atlántico, lo que en términos comerciales se llama los obstáculos y barreras no tarifarias”. Hoy, el arancel medio europeo a las importaciones americanas es del 5,2% y el de Estados Unidos a los productos europeos del 3,5%.
Según García Azcárate, se trata de una negociación sometida a una fuerte polémica y entre los principales peligros potenciales figuran “la falta de transparencia en la información”. El presidente de la AEEA se refiere a que “se estaría negociando hurtando a la opinión pública, e incluso a los representantes democráticamente elegidos por el pueblo (tanto a nivel europeo como a nivel nacional), la información necesaria, mientras que los representantes de las multinacionales tendrían las puertas abiertas de la comisión negociadora. El 83% de las reuniones mantenidas al respecto habría sido con empresas”.
En segundo lugar señala el mecanismo de arbitraje de las inversiones. “Es visto como una jurisdicción privada que impondría su ley, favorable a las multinacionales, a los Estados miembros, sobre todo cuando intenten proteger a sus poblaciones o promover derechos sociales”.
Conclusiones de Tomás García Azcárate
“A estas alturas del juego, el acuerdo no existe. Sería juicioso, en mi opinión, esperar a que esté finalizado para saber si es bueno o malo. La letra pequeña, como en cualquier contrato, es extremadamente importante. ¿Quiere esto decir que no hay que hacer nada y quedarnos con los brazos cruzados? Evidentemente no, pero esto no significa rechazar, por principio, un acuerdo del que se desconocen los detalles.
A corto plazo hay que alimentar la negociación con estudios rigurosos de impacto, identificando los problemas potenciales según su relevancia real y elaborando propuestas concretas para los negociadores. Vista la complejidad de las negociaciones, así como los equilibrios políticos actuales en los Estados Unidos y su calendario electoral, parece claro que el equilibrio final se encontrará, si se encuentra, en el último tramo de la negociación.
Tal vez sea útil recordar lo que ha pasado en los acuerdos comerciales firmados hasta ahora por la UE. Los sectores ganaderos habrían sido “ferozmente” defendidos por la Comisión Europea (Farm Europe, 2015), aunque no existe la misma sensación en el sector hortofrutícola. Así, por ejemplo, cuando ha habido divergencias técnicas importantes (como es el caso de las hormonas), los contingentes se han limitado a productos garantizados