Ana María Romero,
Su relación con el sector oleícola, además de profesional también es personal. Ana María Romero, presidenta de AEMO, es de un pueblo olivarero, Montoro, donde ejerce de alcaldesa. Asegura que aprendió a andar entre olivos ya que, tanto sus abuelos como su padre han sido trabajadores del olivo. Decidió ser ingeniero agrónomo, “fundamentalmente para hacer la vida más fácil a mi padre, pero el amor y el cariño al olivo lo tengo a título personal”, asegura. Además, gracias a su carrera como ingeniera agrónoma, cuando entró en la Administración Pública y Local pudo ser diputada provincial en la Diputación de Córdoba llevando el Área de Agricultura, y a partir de ahí toda su relación con el sector ha sido profesional a través de la política y la Administración. Ahora, ejerce orgullosa como alcaldesa de Montoro y presidenta la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO). Profesionalmente, su objetivo es la promoción y revalorización del territorio del olivar, dignificar el papel que tienen los agricultores y defender la máxima categoría del aceite de oliva, el virgen extra, además de reivindicar el papel sumidero del bosque mediterráneo del olivar. Personalmente, “el olivo me ha aportado alegría, es un sector que conozco y quiero”. Asegura que tanto las asociaciones como las empresas están haciendo un trabajo fantástico, “España está dando pasos de gigante en todos los ámbitos, desde la innovación, en maquinaria, y en producción de los mejores aceites. En definitiva, el aceite de oliva no da más que alegrías a España y a mí también”.