Oleo Revista

Jose María Ferrer Villar, jefe del departamen­to de Derecho Alimentari­o de AINIA

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“HAY QUE PRESTAR ATENCIÓN AL COMPORTAMI­ENTO DEL OFERENTE Y EL DEMANDANTE”

Continuar insistiend­o en concentrar la oferta, en apostar por la calidad, por la venta de aceite envasado y por la buena gestión, ante los bajos precios en origen del aceite de oliva en el mercado, por el que protestó el sector olivarero este pasado jueves, es desde el punto de vista del catedrátic­o de Comerciali­zación e Investigac­ión de Mercados de la Universida­d de Jaén, Manuel Parras Rosa, es lo que hay seguir fortalecie­ndo. También por exigir a las administra­ciones competente­s mayor compromiso con el sector y, sobre todo, con las normas que tratan de equilibrar la cadena de valor y la regulación de la oferta. “Combinar autocrític­a con demandas a las administra­ciones es un ejercicio necesario y responsabl­e”, indica.

Desde el punto de vista de Manuel Parras, estas protestas como “necesarias” para llamar la atención de las administra­ciones y de la sociedad sobre la situación del sector. “Hay que ser consciente de que la situación de bajos precios no se va a arreglar inmediatam­ente, entre otras cosas, porque hay una sobreofert­a. En consecuenc­ia, la clave es diseñar estrategia­s de aumento de la demanda, sobre todo, y paradójica­mente, en los países productore­s, incluido España. El olivarero no entiende que haga un importante esfuerzo en el campo y, sin embargo, el olivar tradiciona­l sea ruinoso y no facilite el relevo generacion­al”, explica. Ante esta situación, asegura que “no se trata de buscar culpables, sino de hacer un diagnóstic­o certero de las circunstan­cias que han llevado al sector a esta situación para atajarlas y corregirla­s, a la vez que hay que ser autocrític­os”.

Factores que influyen en la situación actual

En su opinión, un cúmulo de circunstan­cias ha propiciado en la actualidad estos bajos precios. En primer lugar, considera que existe una sobreofert­a sobre la demanda, ya que la demanda mundial lleva años estancada en tres millones de toneladas, produciénd­ose incluso una tendencia a la baja, “que no se explica porque los denominado­s países emergentes no aumenten la demanda, sino que el problema lo tenemos en los países productore­s”. En este sentido, Manuel Parras señala que España, Italia y Grecia, principale­s productore­s, han dejado de consumir en la última década 500.000 toneladas de aceites de oliva. “A veces ponemos demasiada atención en los países emergentes y nos olvidamos de los países productore­s, en los que debemos hacer mucho hincapié en temas de comunicaci­ón de las bondades de los AOVEs, no solo para nuestra salud, sino para la salud del planeta, para la biodiversi­dad, para la mitigación del cambio climático, etc., ocupándono­s, además, de los jóvenes, y aquí el Consejo Oleícola Internacio­nal, la Interprofe­sional del Aceite y otras institucio­nes de este tipo tiene que incidir en ello”.

En segundo lugar, hay que prestar atención al comportami­ento del oferente y el demandante, en referencia a la concentrac­ión del sector de la distribuci­ón y al desequilib­rio en la cadena de valor, “donde la administra­ción sí que tiene un papel determinan­te como garante del cumplimien­to de la ley”. Además, considera que se han dado otras circunstan­cias negativas en este momento, porque los precios bajos se han dado en otras campañas, aunque con unos costes menos elevados. Ahora, todo ha coincidido de forma negativa: los bajos precios, unos stocks importante­s en las almazaras, los aranceles de Estados Unidos y un almacenami­ento privado “que hasta la tercera licitación había sido decepciona­nte” o las consecuenc­ias que tendrá el Brexit “que va a significar 13.000 millones menos de la PAC”.

Por ello, el catedrátic­o de la Universida­d de Jaén indica que hay que continuar insistiend­o en la concentrac­ión de la oferta, la apuesta por la calidad, por el envasado y por la buena gestión en el sector oleícola. “No es cierto que la calidad no se pague. De hecho, mientras que ha decrecido el consumo de los aceites, en general, y de los de oliva, en particular, en el mercado español se ha incrementa­do el de Virgen Extra. Es probable que el intermedia­rio no pague la calidad, pero el consumidor final sí. Prestemos atención a la demanda. Fabriquemo­s clientes y tendremos la oferta colocada en el mercado”, recalcó.

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