Oleo Revista

PORTUGAL HA PASADO DE PRODUCIR 8.534 TONELADAS DE ACEITE EN 1999 A SUPERAR LAS 150.000 EN LA PRESENTE CAMPAÑA

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Pero ¿cómo se consigue esa diferencia­ción? Al contrario de lo que ocurre en otros países como Túnez, o como la propia España, que apuestan por el olivar tradiciona­l como una estrategia para acercarse al consumidor, en Portugal, y en particular en la región de Alentejo, la apuesta es toda al olivar intensivo y super intensivo, a la búsqueda del máximo rendimient­o productivo enfocado a la exportació­n. Producir grandes cantidades y homogéneas, destinadas a la exportació­n, invirtiend­o en tecnología que garantice calidad en el aceite producido. Buenos AOVEs a precios más competitiv­os, gracias a las ventajas del latifundio (abaratamie­nto de costes y economías de escala). Un modelo muy concreto que ha nacido después de una transforma­ción profunda que ha cambiado el mapa productivo del aceite portugués en las últimas dos décadas. En 1999, la práctica totalidad (98%) de los olivares en Alentejo eran tradiciona­les. Cada productor tenía una media de 250 árboles por acre, con un rendimient­o medio de 7,5 toneladas. Ese año se produjeron 8.534 toneladas. La progresiva transforma­ción del tradiciona­l al superinten­sivo revolucion­ó por completo los ritmos productivo­s. Los rendimient­os ahora oscilan entre las 24,7 y las 29,7 toneladas por acre, con 1.000 árboles en vez de 250. En 2017 la producción ya se había multiplica­do por mil, pasando a las 97.004 toneladas, y apenas tres años después esa cifra ha aumentado un 50% más, fijando sus cotas lo más arriba posible.

FACTORES DETERMINAN­TES

¿Cómo ha pasado Portugal de la irrelevanc­ia absoluta en el sector a postularse como uno de los países con más potencial de crecimient­o en los próximos años? ¿Cuáles son las claves que lo explican? La primera de todas, la que empuja la transforma­ción a inicios del presente siglo, es la construcci­ón de la Presa de Alqueva,

una construcci­ón que llegó para solucionar los problemas de riego que sufría la región de Alentejo hasta hace apenas unos años. Ubicada en el río Guadiana, en la esquina noroeste de Alentejo, la Presa de Alqueva es el embalse más grande de Europa Occidental. El proyecto ha sido la base de la superviven­cia de los intensivos en una zona que se enfrenta a condicione­s cada vez más cálidas. El embalse regaba 240.000 acres en su nacimiento, y ha aumentado su capacidad en 180.000 más en este año 2020. La Presa de Alqueva fue una apuesta estatal del Gobierno de António Guterres, actual Secretario General de las Naciones Unidas, y que gobernó Portugal entre los años 1995 y 2002. Su gestión corre a cargo de la compañía EDIA, de titularida­d pública.

El segundo paso y factor de progresión ha sido la modernizac­ión de las almazaras del país. El Alentejo ha ido invirtiend­o en tecnología y procesos de modernizac­ión, instalando algunos de los molinos de aceite más desarrolla­dos del mundo. Ello ha permitido aumentar paralelame­nte la productivi­dad y la calidad del aceite producido, sin olvidar otros factores como la sostenibil­idad, gracias al uso de cubiertas vegetales y otras prácticas sostenible­s que han ayudado a mantener la biodiversi­dad. Todo ello ha contribuid­o a fijar la población y a relanzar la economía de una región que estaba abocada a la despoblaci­ón unos años atrás.

NUEVO MODELO, NUEVOS OPERADORES

Nuevos modelos requieren nuevos operadores. Los viejos agricultor­es locales abandonan los olivares tradiciona­les porque no son lo suficiente­mente competitiv­os, y tampoco aportan margen suficiente para invertir y subirse al tren de la modernizac­ión. Mientras unos abandonan sus olivares, otros los venden a empresas más grandes, favorecien­do progresiva­mente un proceso de concentrac­ión en manos de las grandes compañías, que tienen más facilidad para gestionar grandes superficie­s de intensivos y superinten­sivos.

UN FUTURO POR DESCUBRIR

En los últimos tres años, la producción de aceite de oliva en Portugal ha generado una facturació­n de 620 millones de euros, que es 2.5 veces mayor que la facturació­n registrada entre 2010 y 2012. También las exportacio­nes han ido creciendo, situándose en 2017 en la quinta posición en el ranking de exportador­es mundiales por valor, con cerca 500 millones de euros obtenidos. El sector del aceite de oliva representa ya el 9% de toda la producción agrícola anual de Portugal. Alentejo se ha situado en el foco del sector oleícola mundial, y las universida­des portuguesa­s, consciente­s de que el olivar representa una salida rentable, empiezan a invertir en proyectos centrados en tecnología aplicada al olivar. Asimismo, cada vez van surgiendo más asociacion­es portuguesa­s dedicadas a la promoción y el crecimient­o del aceite de oliva en Portugal, como Olivumsol o Casa do Azeite. Según apunta el consultor Juan Vilar en un reciente informe sobre el sector del aceite de oliva portugués, el país luso podría convertirs­e en el tercer productor mundial de aceite de oliva en menos de diez años. Una posición que ahora mismo disputa Grecia a Italia y Túnez. ¿Podría Portugal convertirs­e en uno de los grandes operadores globales en el corto plazo? Solo el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que el país va muy bien encaminado con una apuesta clara y consciente que es ya una salvaguard­a económica para el país y, también, en un ejemplo a seguir para otros países que ven en el aceite de oliva una oportunida­d para crecer.

LA INVERSIÓN EN OLIVARES DE ALTA DENSIDAD Y MOLINOS MODERNOS HA SIDO LA FÓRMULA QUE HA LEVANTADO LA REGIÓN DE ALENTEJO EN LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS

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