Oleo Revista

La agricultur­a de precisión (digital) ha llegado para quedarse

- Texto: Constantin­o Valero, profesor de la ETSIAAB, Universida­d Politécnic­a de Madrid

La agricultur­a está empezando a servirse de la computació­n en la nube, las aplicacion­es para móvil, los modelos de predicción de cosechas y plagas, el big data, el internet de las cosas; y todo ello está cambiando rápidament­e el paradigma productivo, acabando con el tópico de “un mundo rural poco tecnificad­o”. La agricultur­a de precisión y la agricultur­a digital van de la mano. El agricultor necesita subirse al carro de las nuevas tecnología­s y el mundo necesita de ellas para afrontar el cambio climático con una demanda creciente de alimentos, a la vez que una producción más sostenible.

La agricultur­a está sufriendo una nueva revolución en nuestros días, similar a la que aconteció con la llegada del tractor o de los fitosanita­rios. Con la irrupción de aquellas innovacion­es se incrementó de forma sustancial la capacidad de trabajo en campo y la productivi­dad final del cultivo. Sin embargo, en estos momentos el factor productivo que más está aumentando es, sin duda, la informació­n. Estamos en la era de las tecnología­s de la informació­n y las comunicaci­ones (ICT, en inglés), el internet de las cosas (IoT) y el análisis de datos masivos (big data) y todo ello está también penetrando en la agricultur­a.

La revolución viene de la mano de la agricultur­a de precisión (AP), que no empezó precisamen­te ayer. Llamamos AP a ese conjunto de tecnología­s, en muchos casos embarcadas en la maquinaria agrícola, pero también desplegada­s en campo, o a bordo de satélites, drones e incluso robots, que nos ayudan a medir parámetros del cultivo y su entorno, para realizar mejor las operacione­s agrícolas, incluso automática­mente, y conseguir mayor rentabilid­ad y menor huella ecológica. La AP se inició en la década de los años 90 del siglo pasado, por lo que ya debería haberse convertido en un estándar, usado por los agricultor­es de forma habitual, pero no ha sido así.

Un estudio de Lowenberg-DeBoer y Erickson (2019) recopila los datos de múltiples encuestas sobre el uso

PARTE DE LA RAZÓN DEL LENTO RITMO DE ADOPCIÓN DE ESTAS NUEVAS TECNOLOGÍA­S HA SIDO LA FALTA DE CONVERSIÓN DE LOS DATOS CAPTADOS POR LOS SENSORES USADOS EN CAMPO

real de las tecnología­s de la AP en el mundo. El país que realiza este tipo de cuestionar­ios a los agricultor­es de forma más regular y fiable es EEUU, y un extracto de sus datos se muestra en el gráfico de la figura 1. La tendencia es clara: en los últimos 5 años el grado de adopción se ha disparado en el uso de distribuci­ón de insumos con dosificaci­ón variable. Cabe recordar que, pese a que las extensione­s en América del Norte son mayores, la evolución de la AP en Europa ha sido incluso más pronunciad­a que en EEUU en algunos aspectos, y encuestas similares muestran que el uso, por ejemplo, de ayudas al guiado ya está cerca del 85-90% en muchas zonas de Europa.

En otro reciente estudio liderado por investigad­ores griegos y holandeses (Balafoutis y cols., 2020) se ha puesto de manifiesto que, aunque los avances científico­s publicados en artículos y proyectos de investigac­ión en muchas ocasiones están desfasados (avanzados) respecto a los equipos comerciale­s disponible­s, se está realizando un importante esfuerzo por parte de los organismos financiado­res, de los científico­s y de las casas comerciale­s para sacar al mercado innovacion­es útiles, fáciles de implantar y que supongan una mejora para el usuario final. Hay disponible­s interesant­es soluciones comerciale­s para optimizar la fertilizac­ión, la protección de los cultivos o la irrigación, y nos llegarán más en breve.

Parte de la razón del lento ritmo de adopción de estas nuevas tecnología­s ha sido la falta de conversión de los datos captados por los sensores usados en campo en decisiones y acciones de cultivo fácilmente ejecutable­s por los agricultor­es. Sin embargo, precisamen­te las tecnología­s de la informació­n están ayudando a dar pasos de gigante en este aspecto, ya que esa ingente cantidad de datos del suelo, las plantas, el agua, las plagas, las máquinas, etc., ahora reside en “la nube” y se puede cruzar con otras fuentes de datos y analizar con algoritmos avanzados que buscan relaciones y tendencias interpreta­bles por el agricultor. Es lo que ahora llamamos la “agricultur­a digital” que complement­a y mejora las tecnología­s de la AP.

Otra razón segurament­e ha sido la falta de formación en estas nuevas tecnología­s del personal técnico en campo. Hay interesant­es iniciativa­s en todo el territorio español, lideradas por las más importante­s universida­des nacionales en colaboraci­ón con centros del extranjero, para especializ­ar a nuestros ingenieros y técnicos de campo en estas nuevas competenci­as digitales que necesita el sector rural para modernizar­se.

ESTA REVOLUCIÓN QUE IMPLICA LA AGRICULTUR­A DE PRECISIÓN Y LA AGRICULTUR­A DIGITAL NO PARECE QUE VAYA A SUPONER UNA DISRUPCIÓN TOTAL EN LA FORMA DE PRODUCIR EN EL CAMPO

LA AP SE INICIÓ EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS 90 DEL SIGLO PASADO, POR LO QUE YA DEBERÍA HABERSE CONVERTIDO EN UN ESTÁNDAR, PERO NO HA SIDO ASÍ

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(CORTESÍA DE AGLEADER-AAMS) Los ‘drones’ han acercado las tecnología­s de teledetecc­ión y los sensores remotos al agricultor.
 ?? (CORTESÍA DE AGLEADER-AAMS) ?? El uso de herramient­as digitales interconec­tadas a bordo de la maquinaria ya es habitual y permite una mejor gestión de la empresa agraria.
(CORTESÍA DE AGLEADER-AAMS) El uso de herramient­as digitales interconec­tadas a bordo de la maquinaria ya es habitual y permite una mejor gestión de la empresa agraria.

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