La agricultura de precisión (digital) ha llegado para quedarse
La agricultura está empezando a servirse de la computación en la nube, las aplicaciones para móvil, los modelos de predicción de cosechas y plagas, el big data, el internet de las cosas; y todo ello está cambiando rápidamente el paradigma productivo, acabando con el tópico de “un mundo rural poco tecnificado”. La agricultura de precisión y la agricultura digital van de la mano. El agricultor necesita subirse al carro de las nuevas tecnologías y el mundo necesita de ellas para afrontar el cambio climático con una demanda creciente de alimentos, a la vez que una producción más sostenible.
La agricultura está sufriendo una nueva revolución en nuestros días, similar a la que aconteció con la llegada del tractor o de los fitosanitarios. Con la irrupción de aquellas innovaciones se incrementó de forma sustancial la capacidad de trabajo en campo y la productividad final del cultivo. Sin embargo, en estos momentos el factor productivo que más está aumentando es, sin duda, la información. Estamos en la era de las tecnologías de la información y las comunicaciones (ICT, en inglés), el internet de las cosas (IoT) y el análisis de datos masivos (big data) y todo ello está también penetrando en la agricultura.
La revolución viene de la mano de la agricultura de precisión (AP), que no empezó precisamente ayer. Llamamos AP a ese conjunto de tecnologías, en muchos casos embarcadas en la maquinaria agrícola, pero también desplegadas en campo, o a bordo de satélites, drones e incluso robots, que nos ayudan a medir parámetros del cultivo y su entorno, para realizar mejor las operaciones agrícolas, incluso automáticamente, y conseguir mayor rentabilidad y menor huella ecológica. La AP se inició en la década de los años 90 del siglo pasado, por lo que ya debería haberse convertido en un estándar, usado por los agricultores de forma habitual, pero no ha sido así.
Un estudio de Lowenberg-DeBoer y Erickson (2019) recopila los datos de múltiples encuestas sobre el uso
PARTE DE LA RAZÓN DEL LENTO RITMO DE ADOPCIÓN DE ESTAS NUEVAS TECNOLOGÍAS HA SIDO LA FALTA DE CONVERSIÓN DE LOS DATOS CAPTADOS POR LOS SENSORES USADOS EN CAMPO
real de las tecnologías de la AP en el mundo. El país que realiza este tipo de cuestionarios a los agricultores de forma más regular y fiable es EEUU, y un extracto de sus datos se muestra en el gráfico de la figura 1. La tendencia es clara: en los últimos 5 años el grado de adopción se ha disparado en el uso de distribución de insumos con dosificación variable. Cabe recordar que, pese a que las extensiones en América del Norte son mayores, la evolución de la AP en Europa ha sido incluso más pronunciada que en EEUU en algunos aspectos, y encuestas similares muestran que el uso, por ejemplo, de ayudas al guiado ya está cerca del 85-90% en muchas zonas de Europa.
En otro reciente estudio liderado por investigadores griegos y holandeses (Balafoutis y cols., 2020) se ha puesto de manifiesto que, aunque los avances científicos publicados en artículos y proyectos de investigación en muchas ocasiones están desfasados (avanzados) respecto a los equipos comerciales disponibles, se está realizando un importante esfuerzo por parte de los organismos financiadores, de los científicos y de las casas comerciales para sacar al mercado innovaciones útiles, fáciles de implantar y que supongan una mejora para el usuario final. Hay disponibles interesantes soluciones comerciales para optimizar la fertilización, la protección de los cultivos o la irrigación, y nos llegarán más en breve.
Parte de la razón del lento ritmo de adopción de estas nuevas tecnologías ha sido la falta de conversión de los datos captados por los sensores usados en campo en decisiones y acciones de cultivo fácilmente ejecutables por los agricultores. Sin embargo, precisamente las tecnologías de la información están ayudando a dar pasos de gigante en este aspecto, ya que esa ingente cantidad de datos del suelo, las plantas, el agua, las plagas, las máquinas, etc., ahora reside en “la nube” y se puede cruzar con otras fuentes de datos y analizar con algoritmos avanzados que buscan relaciones y tendencias interpretables por el agricultor. Es lo que ahora llamamos la “agricultura digital” que complementa y mejora las tecnologías de la AP.
Otra razón seguramente ha sido la falta de formación en estas nuevas tecnologías del personal técnico en campo. Hay interesantes iniciativas en todo el territorio español, lideradas por las más importantes universidades nacionales en colaboración con centros del extranjero, para especializar a nuestros ingenieros y técnicos de campo en estas nuevas competencias digitales que necesita el sector rural para modernizarse.
ESTA REVOLUCIÓN QUE IMPLICA LA AGRICULTURA DE PRECISIÓN Y LA AGRICULTURA DIGITAL NO PARECE QUE VAYA A SUPONER UNA DISRUPCIÓN TOTAL EN LA FORMA DE PRODUCIR EN EL CAMPO
LA AP SE INICIÓ EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS 90 DEL SIGLO PASADO, POR LO QUE YA DEBERÍA HABERSE CONVERTIDO EN UN ESTÁNDAR, PERO NO HA SIDO ASÍ