Mulhacén
por la Carihuela
La cima del Mulhacén (3.479 m) es el punto más elevado de las geografías peninsulares, la cúspide de una monumental pirámide de vasares penibéticos con dos vertientes muy diferentes, un ogro de piedra que muestra un rostro fiero y despiadado en el norte y una loma amable y acogedora hacia el sur, dos mundos de líneas modeladas por los implacables agentes ambientales que no parecen pertenecer a la misma montaña. El atractivo del itinerario reúne arquitecturas geológicas, ecosistemas de alta montaña, compromiso ambiental por la altitud y la posibilidad de pisar otros imponentes tresmiles. La ruta sale de Hoya de la Mora. En verano el sendero ataja las innumerables horquillas de la vieja carretera que pretendía comunicar Granada y la Alpujarra por Sierra Nevada. En el mirador de Posiciones surge la posibilidad de seguir la carreterita hacia el paso de la Carihuela o subir el filo de la sierra a la cumbre del Veleta (3.396 m). El esfuerzo merece la pena por las vistas de la vertiente norte de la cordillera y la satisfacción de pisar una cumbre importante en las montañas de Sierra Nevada. El trekking baja al refugio de la Carihuela y en el collado conecta con la vieja pista de montaña por la ladera del Cerro de los Machos y los Crestones de Río Seco. Las brechas de la cuerda son espectaculares ventanas de las fuentes del río Genil en los manantiales de los circos o corrales del Veleta, de Valdeinfierno y de la laguna Larga. El paseo montañero es muy cómodo, prácticamente a cota, hasta el desvío de Loma Pelada para bajar directamente al circo de la Caldera y evitar el rodeo de la pista por la “esquina” del refugio de Villa Vientos. El fondo del anfiteatro está ocupado por una laguna circular y cerca hay otros nichos lacustres al lado de un refugio vivac en buenas condiciones. La subida final a la cumbre más alta de la Península sigue la cara oeste, con variantes y atajos que acortan distancia o suavizan la dura pendiente dibujando varias zetas en los resbaladizos vasares. Cada uno puede elegir su propio camino. En la cumbre quedan restos de antiguos edificios militares, hay placas, símbolos y el vértice se ha convertido en una especie de “hito de devoción” donde los montañeros dejan todo tipo de cosas que con el tiempo se convierten en residuos y estropean la belleza natural de la cumbre. La vuelta es por el mismo camino. En la subida a la Carihuela se puede tomar la variante del “paso de la cadena” para buscar un poco de entretenimiento y al mismo tiempo usar los caminos tradicionales de la montaña antes de la construcción de la pista.