MARAVILLAS DE JORDANIA
El desierto de Wadi-Rum, la mágica ciudad de Petra, las aguas transparentes del Mar Rojo, las montañas rojizas de Dana o el punto más bajo de la Tierra, el Mar Muerto... algunas de las maravillas de Jordania que os descubrimos siguiendo los pasos de Lawrence de Arabia.
El desierto de Wadi Rum ,la ciudad mágica de Petra, las montañas rojizas de Dana o la extraña tranquilidad del Mar muerto, el punto más bajo del planeta. Son algunos de los majestuosos y cinematográficas escenarios naturales de Jordania, un país donde la aventura comienza nada más llegar.
Los intensos ojos azules de Peter O’Toole asoman bajo un turbante beduino blanco impoluto, miran por delante de él, las ondulantes y luminosas dunas del desierto de Wadi Rum que recorre encima de su camello, un horizonte de arena rojiza infinito. Este fotograma en cinemascope forma parte de mi imaginario de Jordania: el gran actor británico dando vida en la pantalla a Lawrence de Arabia, el militar, escritor y explorador también británico que unió a las tribus árabes beduinas contra el dominio turco. La otra imagen, cinematográfica igualmente, es la del más famoso arqueólogo de ficción, Indiana Jones, plantado delante de la impresionante fachada excavada en roca del edificio del Tesoro, dispuesto a descubrir el secreto mejor guardado durante siglos de la misteriosa Petra. Con estas referencias cinéfilas en la cabeza, dispuesta a emular a estos héroes reales y de ficción, viajo a descubrir el lado más aventurero de l Reino de Jordania.
“Ahlan Wa Sahlan”, Bienvenido a mi casa. La frase de acogida jordana nada más aterrizar en el aeropuerto de Amán, la capital del reino hachemita, nos abre las puertas de esta tierra que respira magia e historia por los cuatro costados, que durante siglos ha fascinado a viajeros y aventureros, que ha obsesionado a historiadores y arqueólogos, que ha llenado los sueños de buscadores de tesoros y ciudades perdidas, y embaucado a mercaderes que se aventuraban a cruzar en caravanas sus valles y montañas para llegar a Asia o África. Y es que su ubicación estratégica en Oriente Próximo -vecina de Siria, Arabia Saudí, Palestina, Israel e Irak- ha servido de nexo entre tres continentes, Asia, África y Europa. Hogar de algunos de los asentamientos humanos más antiguos, y donde las grandes civilizaciones del mundo han dejado su huella (omeyas, romanos, bizantinos...) Jordania es un país de espectaculares paisajes y contrastes: desde las aguas saladas del punto más bajo de la tierra, el Mar Muerto, a las del Mar Rojo llenas de vida, de las arenas del desierto y las montañas rojizas de Dana a los paisajes exuberantes del fértil valle del Jordán... Tesoros históricos y naturales que dan mucho juego para disfrutar del deporte outdoor, y que os vamos a descubrir en este intenso recorrido.
EL MAR MUERTO El punto más bajo de la Tierra
Nuestro viaje, en un recorrido de Norte a Sur, comienza y termina, cerrando el círculo, en Amán. Pero antes de sumergirnos en esta sorprendente ciudad tomamos rumbo al punto más bajo del planeta, a 400 m por debajo del nivel del mar: el famoso Mar Muerto, en el
fértil y cálido valle del Jordán, una de las principales atracciones turísticas de Jordania y del mundo desde la antigüedad. En sus cálidas y saladas aguas -contienen diez veces más sal que las del resto de los mares del mundo- han flotado, y decimos flotar, no zambullirse, que es imposible- visitantes ilustres como Cleopatra o el rey Herodes. Además de este ya de por sí suficiente atractivo, el valle del Jordán tiene un profundo significado para el turismo religioso: la zona frente a la ciudad de Jericó ha sido identificada como el lugar en el que San Juan Bautista bautizó a Jesús., y también se cree que aquí se encontraban las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra... Nosotros buscamos otro tipo de aventuras. A menos de una hora de Amán, el viaje en coche por la autovía del Mar Muerto te empieza a familiarizar con este paisaje vacío de vegetación, casi exento de relieve, “dramático”, como rezaba la guía de Jordania entre mis manos. Un horizonte plano que paradójicamente te atrae, como si el alto contenido espiritual que emana, o los efluvios de las sales que se evaporan de sus aguas, te arrastraran hacia él irremediablemente. Originariamente el Mar Muerto -donde confluyen multitud de ríos, entre ellos el Jordán- se extendía 360 km desde Aqaba, en el sur, hasta el lago Tiberíades (Mar de Galilea), en el norte. Ahora ocupa una extensión de unos 80 km de largo y un ancho de unos 16. Flanqueado al este por montañas y al oeste por las colinas de Jerusalén, es en realidad un lago endorreico, donde el agua no tiene salida fluvial hacia el océano, así que cualquier precipitación que caiga sólo puede “salir” por infiltración o evaporación ;cuando las aguas alcanzan el Mar Muerto están rodeadas por tierra y no tienen escapatoria, por lo que se evaporan dejando una densa y rica mezcla de sales y minerales que abastecen a la industria, agricultura y medicina jordanas. Esto lo ha convertido en un enorme Spa natural, con propiedades terapéuticas en sus cálidas aguas o sus lodos negros. El "Dead Sea" es una balsa de agua oscura, exrañamente tranquila. Me habían advertido de la extraña sensación que produce el intentar nadar en estas aguas en las que no te hundes por mucho que lo intentes. Una experiencia que hay que probar, eso sí, intentando no tragar agua... y sin permanecer en el agua más de 15 minutos seguidos, ¡escuece!
WADI MUJIB El río de la vida
El primer ejemplo de los contrastes paisajísticos y de ecosistemas de Jordania lo encontramos a sólo unos pasos de la costa: las reposadas y casi negras aguas del Mar Muerto contrastan con las verdes y furiosas del cañón del Wadi Mujib, la reserva natural situada a menor altitud del mundo. Este río, que recibe agua de otros siete afluentes del valle, se abre paso desde las montañas de Karak y Mádaba, en el norte, hasta el Mar Muerto, encajonándose entre paredes de hasta 50 m de altura. Un vertiginoso descenso desde los 900 m hasta los 410 por debajo del nivel de mar, salvando un desnivel de 1.300 m, en los que se suceden las pozas naturales y las cascadas, una de ellas de 24 m. El descenso, que se conoce como la “Ruta perdida
hacia el Mar Muerto” y lleva todo un día, es una de las aventuras outdoor más divertidas de Jordania, y lo organiza la RSCN* . Los recorridos por el agua se pueden hacer entre abril y octubre, los secos todo el año (excepto durante Ramadán). Las peculiares condiciones de Wadi Mujib la otorgan una magnífica biodiversidad, y es reserva de la biosfera de la UNESCO (más de 420 especies de plantas, 102 especies de aves migratorias y estacionarias, 10 especies de animales carnívoros).
PETRA La Ciudad Roja
Nuestra siguiente parada es la misteriosa Petra, la Ciudad Roja, la llamada octava maravilla del mundo antiguo. Tan sólo acercarse a la entrada de esta ciudad excavada y esculpida en una garganta de roca rojiza de las montañas de Edom (rojo en la biblia) sobrecoge. Fue levantada en el s.VII por los edomitas y ocupada en el s.IV por la tribu árabe y nómada de los nabateos, que la convirtió en una importante ciudad de paso . La presencia de agua en el valle (que los nabateos supieron aprovechar construyendo un inteligente sistema hidráulico de galerías excavadas en la roca y cubiertas con pasta resistente al agua, y tuberías de de cerámica suavemente inclinadas) y la seguridad proporcionada por su emplazamiento la
convirtió en ciudad de paso de las caravanas de mercaderes de las rutas de la seda, las de las especias y otras que conectaban China, India y el sur de Arabia con Egipto, Siria, Grecia y Roma. Los nabateos desaparecieron, romanos, bizantinos y hasta cruzados la ocuparon, pero abandonada en el s.XII cayó en el olvido, y la arena y el viento hicieron el resto cubriendo la ciudad, que permaneció "escondida" durante doce siglos hasta que fue descubierta en 1812 por el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt. Para aumentar el misterio de Petra, el único acceso a ella es el impresionante
desfiladero del Siq, un estrecho cañón de unos dos metros de ancho, flanqueado por acantilados de paredes rosas y rojizas de formas caprichosas que se elevan hasta los 80 m de altura, erosionados durante miles de años por el agua y el viento. Hay que tener cuidado con no ser atropellado por los carruajes tirados
por caballos que conducen peligrosamente y divertidos los beduinos a lo largo del Siq. Un laberinto de roca que conduce durante poco más de un kilómetro a la inmensa e imponente fachada de Al-Khazneh , el Tesoro. Cuando llegas al final del Siq y vislumbras por una angosta grieta las columnas rocosas de rosa pálido, te
quedas sin respiración. De 30 m de ancho y 43 m de alto, fue construída en el siglo I como tumba de un importante rey nabateo. Lo ideal sería visitar Petra sin gente, pero no es posible, así que nos conformamos con contemplar uno de los monumentosmás singulares del mundo rodeado de cientos de turistas más. La visita en Petra no se acaba aquí, un amante de la arqueología podría estar más de una semana visitando cientos de tumbas, templos, altares para sacrificios, obeliscos... -y aún habría más, se cree que más del 75% de Petra todavía está enterrado.- pero como no tenemos mucho tiempo, la otra "visita obligada" es el Monasterio de Ad-Deir, que vigila Petra desde la altura. Hay que subir 800 peldaños excavados en la roca para llegar hasta él, pero es no es problema para los lectores de Oxígeno ¿verdad? Las vistas desde El Monasterio de las montañas y gargantas de roca que rodean Petra bien merece la pena el esfuerzo.
WADI RUN El desierto luminoso
“Inmenso, solitario... como tocado por la
mano de Dios…” Así describía T.E. Lawrence el desierto de Wadi Rum, su refugio durante la revolución árabe contra los turcos. Y así es: un espacio casi infinito, intacto, puro, una sucesión de dunas de arena rojiza inmaculadas en el horizonte, roto de repente por bloques monolíticos de roca que se levantan desde la arena hasta los 1.750 m de altura, creando un parque de juego para los escaladores, que abundan en Wadi Rum. Lo ideal para descubrir este espacio natural savaje es pasar mínimo dos noches en el desierto, y qué mejor que hacerlo lo más auténticamente posible, existen varios campamentos beduinos en la entrada de Wadi Rum que ofrecen alojamiento y comidas tradicionales, cenas al calor de lalumbre amenizadas por música árabe... Perfectos campo bases para las excursiones por el desierto, como por ejemplo el Captain Camp. . Es fácil perderse en las dunas, así que lo mejor es contratar un guiía beduino, en el Centro de Visitantes de Wadi Rum se puede hacer, también alquilar 4x4 con guía, camellos o incluso realizar excursiones a caballo de varios días en corceles árabes. (la ruta original que seguía el servicio de correo exprés a caballo en el siglo VII). Una opción ideal es observar Wadi Rum desde el cielo: se pueden contratar viajes en globo (cuesta unos 130 JD)el vuelo de una hora, o en ultraligero, con el Royal
Aero Sports Club of Jordan www.rascj.com
Las visitas clásicas son el puente de piedra o Arco de Burdah -el más alto en Wadi Rum- los Siete Pilares de la Sabiduría, el Valle de la Luna... pero tan sólo contemplar estos paisajes únicos y sentir la inmensidad del desierto es una experienca única. No te decimos si tienes la suerte de pasar la noche contemplando sus cielos estrellados... (si no te "toca" una típica tormenta de arena).
DANA Reserva natural
Después de la espectacular estancia en el desierto de Wadi Rum, la visita a la mágica Petra y el sumergirnos en las transparentes aguas del Mar Rojo parecía poco menos que imposible que otro escenario natural jordano pudiera sorprendernos... Pues nos equivocábamos: nos esperaba todavía la reserva natural de Dana, la mayor de las gestionadas por la RSCN, que nos cautivó no sólo por los espectaculares trekkings que se pueden realizar a lo largo de la brecha geológica del Gran Valle del Rift donde se encuentra, sino también por la iniciativa de turismo sostenible que se ha desarrollado aquí, proporcionando un medio de subsistencia a las tribus beduinas originarias de este bello valle. Una cadena de gargantas y montañas que se extienden desde la parte superior del valle del Rift hasta el sur del desierto de Wadi Araba, y con puntos de gran belleza como los acantilados de arenisca blancos y rojos de Wadi Dana, la montaña Rumanna, e históricos como las ruinas arqueológicas de Feynan. Es la única reserva en Jordania que aglutina las cuatro zonas biogeográficas del país (mediterránea, la saharoarábiga, la irano-turaniana y la sudanesa), dando lugar a especies de animales y plantas muy raros. Hasta hoy se han contabilizado un total de 800 especies de plantas y 449 de animales
FEYNAN ECOLODGE Magia en Dana
Alojarse en el Feynan Ecolodge , un hotel ecológico situado en el corazón de la reserva natural de Dana es toda una experiencia. En total armonía con la naturaleza que le rodea,
está construido con materiales naturales con un mínimo impacto medioambiental, sin conexión a electricidad -se alimenta de la energía del sol y se ilumina con la luz de las velas y las estrellas por la noche- el agua proviene de un manantial cercano, la basura se recicla como abono... Nombrado por National Geographic uno de los 50 mejores hoteles ecológicos del mundo, y fiel a la filosofía por la que fue creado -proteger el medio ambiente así como la forma de vida de las gentes originarias de esta zona de Jordania, los beduinos- los beneficios que genera ayudan a la conservación del espacio natural y los empleados son todos de las comunidades locales, proporcionan ingresos suplementarios a 40 familias, unas 400 personas, como por ejemplo los conductores que te llevan en un destartalado coche, llamémosle "alegremente", por las irregulares pistas de tierra hasta el ecolodge (la recepción está a 8 km), pasando por los guías y hasta el pan de las comidas está cocinado por una mujer beduina. Hasta uno mismo puede aprender a hacer el pan o pastorear las ovejas, que son algunas de las actividades que también organizan en Feynan Ecolodge. Desde aquí se pueden hacer rutas de trekking y mountain bike de diferente nivel y duración por los paisajes montañosos de Dana. En el mismo hotel organizan un paseo para ver ocultarse el sol mientras saboreas un té típico beduino; y al anochecer, cuando la paz invade Dana, los huéspedes se reúnen a la luz de las velas para observar el cielo estrellado que parece al alcance de nuestras manos desde el telescopio de la azotea. ¿Alguien da más? Nuestro viaje a Jordania acaba aquí, de vuel a Amán, una ciudad sorprendente que mezcla tradición y modernidad a partes iguales, donde conviven los restaurantes de moda con mezquitas, y las tiendas de moda occidentales con los zocos. Estratégicamente rodeada por siete colinas, Amán, es una ciudad, como toda en Jordania, con mucha historia . Después de este recorrido de película por el Reino de Jordania, ¿a quién no le entran ganas de ir?