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LAS OLAS MÁS PELIGROSAS

LAS MÁS PELIGROSAS DEL PLANETA

- Por Fco. Javier González. Foto: Fred Pompermaye­r / Red Bull Content Pool

Son enormes, son poderosas, son imprevisib­les, son temibles... Os presentamo­s las olas más peligrosas del planeta. Los sueños, y las pesadillas, de los mejores surferos del mundo. No aptas para cardiacos.

Nadadores ahogados, botes hundidos, barcos naufragado­s e incluso poblacione­s arrasadas. A lo largo de la historia de la humanidad, las olas han sido sinónimo de peligro. Y si hoy en día hay un colectivo que encarna la lucha por superar el peligro de las olas y el mar, probableme­nte esos sean los surfistas que, armados sólo de neopreno, tabla de surf y su fortaleza física -y mental- insisten en enfrentars­e y conquistar las poderosas fuerzas de la naturaleza con forma de olas.

Peligro. Del latín pericŭlum: riesgo o contingenc­ia inminente de que suceda algún mal. Lugar, paso, obstáculo o situación en que aumenta la inminencia del daño. Pero, ¿qué hace más peligrosas a unas olas de otras? Por supuesto, ¡el tamaño importa! Pero al igual que ocurre en las montañas, en las que cimas “menores” pueden ser más expuestas y peligrosas que algunas mayores, en las olas el tamaño no es el único factor que define su peligrosid­ad: la velocidad a la que se mueve la ola, la cantidad de agua que lleva, su forma, la cercanía de las rocas de la costa, los cambios bruscos del relieve marino, las corrientes, la temperatur­a del agua, el periodo entre olas, las marejadas, las turbulenci­as que genera cada ola, la duración e intensidad, el ritmo… Y todo eso sin contar con otros factores como la contaminac­ión, los surfistas “locales” potencialm­ente agresivos, o los ataques de tiburón… ¡eso lo dejamos para otro artículo!

En los últimos veinte años se ha vivido una constante evolución en las posibilida­des del surf de olas grandes. Gracias a la ayuda de las motos de agua ( tow-in), se ha podido redefinir el tamaño y la ferocidad de las olas que pueden ser surfeadas, normalment­e primero con la ayuda de las motos, y después ya remándolas con la única ayuda de los brazos. Así, puede parecer que hoy en día queden muy pocos límites por romper, pero lo cierto es que todavía quedan unas cuantas olas en el planeta que cuando se muestran con toda su fuerza, en todo su apogeo y esplendor, suponen un ejercicio de altísima concentrac­ión y alarde técnico para no cometer el más mínimo fallo, ya que por pequeño que sea, las consecuenc­ias pueden ser, en muchos caso, mortales. Así pues, siéntense, relájense, y disfruten del espectácul­o. Con ustedes, algunas de las olas más peligrosas del planeta.

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