6 RuTAs de
Seis opciones para disfrutar de una de las disciplinas más cañeras que nos ofrece el outdoor estival. En una o varias jornadas, acción con sabor a brisa y salitre al ritmo de nuestros brazos.
Los Gigantes del Kayak
Sin lugar a dudas dada su orientación, al abrigo de los vientos alisios, el Mar del Acantilado de Los
Gigantes es el lugar ideal para la práctica del kayak de travesía en la isla de Tenerife. La imponente presencia del acantilado que en algunos puntos alcanza hasta los 500 m de altura sobre el nivel del mar, hace que el recorrido en kayak por estos mares cobre aún más importancia, un lugar sin edificaciones y con excelente estado de conservaciones hacen las delicias de cualquier “palero” sea cual sea su nivel. Hay que tener en cuenta, y esto es muy importante, que el único lugar donde está permitido el acceso a tierra lo tenemos en la bahía del barranco de Masca, con su pequeño muelle dando tenemos la posibilidad incluso de sacar del agua nuestra pequeña embarcación. El inicio de nuestro recorrido comienza en el muelle deportivo “Marina Los Gigantes”, con todos los servicios posibles: baño, agua dulce, parking, pantalán, zona de bares y restaurantes.
La ruta será ida y vuelta, hasta la bahía de Masca (la más larga), una distancia de unos 6 kilómetros, con una duración con paradas que oscila entre las cuatro y las cinco horas.
La isla de Menorca, declarada Reserva de la Biosfera en 1993, es un auténtico paraíso para el kayak de mar y las vacaciones de naturaleza en general. Situada en el norte de las Islas Baleares, presenta una particular geología que da origen a una amplia variedad de paisajes, con alternancia de pequeñas calas y playas de arena, zonas rocosas de vivos colores o austeras paredes, típicos puertos y pueblos costeros, un escenario natural perfecto para descubrirlo desde el mar. El resultado de tantísimos años de convivencia entre el agua, el viento y la antigua tierra menorquina es el peculiar y maravilloso conjunto paisajístico
que muestra la costa norte, cuya ruta más celebrada es la que va desde Ciutadella a Es Grau (Maó), durante tres días de ruta. El recorrido que espera hasta el final de la primera etapa (Cala Pilar) es espectacular desde un principio, encontrándonos con los acantilados de la “Punta Nati”, que albergan recónditas y magníficas cuevas. El cambio del color y composición de la roca nos avisan que estamos llegando a Cala Morell, primera parada. Siguiendo en la ruta, llegando a la zona de “Algaiarens” (La Vall) el paisaje se suaviza, apareciendo ante nosotros la entrada a la cala, visualizando al fondo sus dos playas de fina arena y la presencia del bosque mediterráneo; de nuevo el color verde en el paisaje. Seguimos navegando bien pegados a la costa, lo que nos permite observar muy de cerca los grandes cantos rodados de diferentes tonos rojizos de Cala en Carbó y Alfurinet. “Macar” es el nombre menorquín para denominar las calitas de cantos rodados ( macs). Con el sol ya puesto llegamos
a Cala Pilar, con la calma del atardecer y la satisfacción de todo lo navegado. Ésta es una de las calas más emblemáticas
del Norte de Menorca, característica por los tonos rojizos del terreno arcilloso y la presencia de una duna fósil del Cuaternario que rodea la parte alta de la misma. La segunda etapa es la más larga de nuestra ruta, de Cala Pilar a Cala Pudent, unos 30 km. Con el mar como un espejo, se pone rumbo hacia Fornells donde se hará una parada de descanso y avituallamiento para luego continuar hasta Cala Pudent,
punto final de esta etapa. Calas y rincones emblemáticos van apareciendo durante el recorrido, Illes Bledes, la mágica Cala Pregonda, el pequeño puerto de Sa Nitja, la imponente punta de Cavallería con el faro como referencia, casi desde la salida. Si la meteorología lo permite, es posible navegar casi rozando la roca del altivo acantilado de esta punta, la más septentrional de la isla, y observar desde el kayak sus 90 m de altura. Una vez la hemos bordeado observamos delante nuestro la torre de defensa (1802) que vigila la entrada a la Bahía de Fornells. La tranquilidad y transparencia de las aguas de la pequeña “Cala Pudent” son el mejor bálsamo para el final de esta larga etapa. De nuevo merced a la meteo, la tercera y última etapa permite ver los azules turquesa que presentan las aguas de
la zona de “S’Arenal de Son Saura”, gracias a la blanca arena de sus playas, las únicas de este tipo en todo el Norte de la isla. Se trata de la única zona de Menorca con presencia de sedimentos calcáreos del Cretácico Inferior (145 millones de años). Llegando a la zona de “Na Macaret” hacemos una breve parada en uno de los islotes de “Addaia”, en un curioso rincón llamado “S’olla” dada su forma circular y cerrada, como una pequeña “olla”. Después de esta pequeña pausa y ya dentro de los límites del litoral del Parque Natural de s’Albufera d’Es Grau, visualizamos la punta de Favàritx con su característico faro. Visitamos sin desembarcar la idílica zona de las playas de “Mongofre” de arena dorada, donde se muestra de nuevo el exuberante bosque mediterráneo. Con rumbo Este cruzamos el cabo de Favàritx, espectacular por la presencia del faro. Esta es una de las zonas de Menorca más antiguas, geológicamente hablando, ya que las rocas que forman el cabo se sedimentaron, hace 330 millones de años en el fondo marino. La presencia de pizarras y gres caracteriza este tramo de la costa Noreste. Una breve pausa en “Cala Presili” nos permite estirar las piernas y hacer un tentempié para afrontar el próximo tramo. Si hay suerte, una suave Tramontana nos empuja hacia Es Grau, nuestro punto final de ruta.
A merced del Levante
Esta ruta es para todos aquellos que no conozcan la costa murciana, o para aquellos que crean conocerla… Es para aquellos que piensen que “La Manga” es toda la costa murciana, y no un pequeño
tramo de la misma… Para aquellos que no sepan que al recorrer nuestras aguas atravesarán varios parques naturales, como el de “Calblanque, Monte de las Cenizas y Pico del Águila”, o reservas marinas como la de Cabo de Palos… decenas y decenas de kilómetros de montañas, acantilados y playas vírgenes, libres por completo de edificaciones, carreteras o líneas de tendido eléctrico… tan solo naturaleza y mar en perfecta armonía… Nuestra propuesta es una travesía que, de Este a Oeste (siguiendo el Levante, nuestro viento predominante) y, si el tiempo lo permite, navegando lo más cerca posible del relieve litoral, engloba la totalidad de la costa murciana. Partiremos de Salinas de San Pedro (otra zona protegida) desde el puerto deportivo, recorriendo unos 35 km en los que, a través de alguno de los canales que unen el Mediterráneo con el Mar Menor, podemos ir cambiando de uno a otro escenario… Para pasar la noche podemos elegir cualquiera de las bonitas
calas que circundan el magnífico Cabo de Palos, escogiendo la que nos ofrezca la mayor protección según la componente de la jornada.Desde este punto, al día siguiente, nos espera una jornada en la que disfrutaremos de la hermosa visión del parque natural de Calblanque, con sus larguísimas playas de arena dorada, sus dunas fósiles y sus salinas en las que habitan aves como la cigüeñuela o el flamenco. Llegaremos más tarde hasta Portmán, donde, sin necesidad de desembarcar, podremos ser testigos de su pasado minero, un pasado que engloba más de 2.000 años, y de los estragos que provocó la citada industria. Para dormir, nada mejor que la solitaria cala del Caballo.
En nuestro tercer día de travesía nos encontramos Cartagena, ciudad milenaria que bien merece una visita (podemos elegir desembarcar en el embarcadero de Santa Lucía) y disfrutar durante un par de horas de un paseo por su casco histórico, conocer el teatro romano, el molinete…
Para acabar la jornada nos restan unos 12 km en los que descubriremos uno de los tramos más salvajes y naturales de la
costa, la bahía de Cabo Tiñoso, hasta llegar a una preciosa y, como siempre a lo largo de toda la travesía, solitaria cala, “Cala Aguilar”. Desde ahí, y si contamos con el material y los conocimientos de escalada o espeleología, podemos admirar uno de los enclaves más exclusivos de la zona, la Cueva de Neptuno. En la cuarta jornada doblaremos el Cabo Tiñoso, con sus altos y esbeltos acantilados, escansaremos un poco en la espléndida Cala Cerrada, para, unos minutos más tarde, llegar hasta la pequeña villa pesquera de La Azohía. Desde ahí tomaremos rumbo directo hasta Puntas de Calnegre, pues atravesamos una de las zonas de menor interés, para volver luego a disfrutar de la navegación cerca de las rocas, admirando la extraña y singular orografía de Puntas de Calnegre, un lugar que nos recuerda algunas de las formaciones de Cabo de Gata. Pasaremos la noche en una calita en la que descubriremos cuevas excavadas en la blanda roca, utilizadas tiempo atrás para el tratado del esparto. En nuestra última jornada doblaremos de nuevo un majestuoso
cabo, Cabo Cope, y llegaremos hasta Águilas, famosa ciudad pesquera, ofreciendo además la posibilidad de desembarcar en una bellísima playita, la cala de Los Cocederos, ya en territorio almeriense, con cuevas del mismo tipo que aquellas que poblaban la playa de nuestra última noche. Unos 150 kilómetros de costa que nos ayudarán a hacernos una idea diferente de Murcia, con sus largas playas, islas protegidas, dunas fósiles, acantilados, poblaciones de culturas milenarias, cuevas submarinas... Recorrer esta costa en kayak será una experiencia inolvidable que sorprenderá a propios y extraños y te sorprenderá por su variedad y riqueza natural y paisajística, algo que, quizás, nunca hasta ahora habrías asociado con la costa de Murcia.
Arquitectura natural por el Tamariu Norte
Apenas cinco kilómetros en un recorrido de ida y vuelta por uno de los paisajes más
cautivadores del noreste nacional. Tres horas de duración saliendo desde la playa de Tamariu con dirección hasta la Cova d´en Gispert, que con 150 m de profundidad es una de las más grandes y espectaculares de las que orlan las monumentales formaciones de la Costa Brava. Una ruta litoral cautivadora, con la que repasar a golpe de remo alguno de los puntos más representativos de esta celebrada costa, como la Aigua Xelida, una cala de 46 m al abrigo de
pinares y acantilados, primera de un conjunto de calas a recorrer como la Cala Llarga, la Cala Ventosa -otro rincón donde la mar muestra su mejor y peor cara según la meteorología- o la Cala Marquesa, así como otra de las perlas arquitectónicas naturales de la zona, la Cova del Bisbe, donde aún resuenan leyendas marineras.
Por la ría y marismas del Piedras
Esta travesía nos permite conocer prácticamente toda la ría del Piedras, desde el pueblo de Cartaya hasta casi su salida al Atlántico a la altura de El
Nuevo Portil. Transcurre por la zona protegida del Paraje Natural de las
Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido, una marisma mareal con una rica variedad de aves acuáticas, especialmente limícolas, interesante vegetación adaptada a la elevada salinidad de estas aguas, y una gran flecha de arena que sorprendentemente se salvó de la urbanización, y que se extiende, y en continuo crecimiento, de poniente a levante. Esta flecha de arena actúa como una barrera natural que disminuye la intensidad del viento dominante de poniente, quedando así una zona de aguas tranquilas, ideales para una cómoda travesía a remo. Sin embargo, las corrientes por los cambios de marea pueden ser considerables, y por ello debemos planificar nuestra excursión en función de las mismas. La travesía transcurre por el cauce principal del Piedras, e iremos viendo a nuestro paso el laberíntico paisaje de marisma constituido por caños y esteros, el Puerto de El Terrón, la Isla del Vinagre, playas de arena en la Flecha, pinares y retamares, El Rompido con sus dos faros, los restos de la almadraba de El Rompido, y las zonas de playas de El Nuevo Portil. Los atardecer y puestas de sol son simplemente increíbles… es por tanto válido el calificativo de la zona: Costa de la Luz.