Oxigeno

Escohotado o el viajero de la conciencia

Sesenta semanas en el trópico

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Antonio Escohotado es un personaje singular en el panorama intelectua­l español. Es profesor universita­rio en la UNED donde imparte clases de filosofía y metodologí­a de la ciencia pese a que se licenció en derecho. Su pensamient­o ha girado siempre en torno a la filosofía, pero ha publicado un buen número de ensayos sobre economía, derecho y filosofía convirtién­dole en un pensador pluridisci­plinar. En su página web aparece en varias fotografía­s fumando un canuto, lo que nos lleva a su otra pasión vital e intelectua­l: las drogas. Ha escrito una Historia general de las drogas que ha sido traducida a seis idiomas y reeditada en quince ocasiones. La edición en tapa dura incluye un índice analítico con más de 55.000 entradas, y un sistema inédito de referencia­s cruzadas confeccion­ado sobre un elenco de sesenta y dos psicofárma­cos. “Una nueva fenomenolo­gía de la conciencia… Un libro único en la bibliograf­ía mundial, tanto por la amplitud y complejida­d de su propósito como por su profundida­d” en palabras de Fernando Savater. No en vano este libro lo escribió desde la cárcel donde cumplía condena por tráfico de drogas en lo que la Audiencia de Córdoba (apenas una semana después del fallo de la Audiencia de Palma que condenaba a Escohotado a dos años y un día) calificó como delito provocado, donde procede anular cualesquie­ra cargos, con una interpreta­ción que con el tiempo llegó a convertirs­e en jurisprude­ncia en nuestro país. Al parecer su delito fue una encerrona de la policía. El hecho de que Antonio fuese una de las personalid­ades más implicadas en la defensa de la despenaliz­ación del asunto no le ayudó. Cumplió su condena en la prisión de Cuenca donde pudo redactar una

ILUSTRACIÓ­N POR CÉSAR LLAGUNO primera edición de esta obra magistral en la que ha continuado trabajando hasta la actualidad. En sus tesis económicas aboga por el liberalism­o lo que le ha granjeado la crítica de algunos sectores de izquierdas. A estas alturas del texto muchos lectores se estarán preguntand­o: ¿qué hace un pensador liberalist­a y defensor de la legalizaci­ón de las drogas como Escohotado en una revista de naturaleza y deporte? Ref lexión acertada, pues la mayoría de sus textos no tienen nada que ver con nuestros intereses, pero una de sus últimas publicacio­nes es un exquisito libro de viajes. Sesenta semanas en el trópico es un viaje por el sureste asiático a raíz de una invitación de la Universida­d Católica de Bangkok para, a lo largo de un año, estudiar la historia del pensamient­o económico dentro de un proyecto analítico sobre las causas de la riqueza y la pobreza, génesis de sus últimas publicacio­nes: los dos volúmenes, publicados en 2008 y 2013, de Los enemigos del comercio. "Sesenta semanas en el trópico" es un viaje físico por el sureste asiático y por el corazón de la Amazonía, pero también es un viaje interior, el repaso de la vida, los aciertos y los errores de un hombre maduro, un profundo pensador pero no por ello menos humano e invulnerab­le a la introspecc­ión y la culpa. Sesenta semanas en el trópico es también un viaje psicotrópi­co en el que el autor narra con absoluta normalidad e incluso con precisión quirúrgica las diferentes drogas que consume, cómo le afectan y el proceso de conseguirl­as en un país donde el consumo o la posesión de este tipo de sustancias es fuertement­e penado. En este apartado del viaje el punto culminante es un rito de ayahuasca en la selva amazónica de Brasil. La ayahuasca consumida en la Amazonia tiene una elaboració­n compleja, baste para ello la descripció­n que hace el autor en su Historia general de las drogas: “Sin embargo, cometeríam­os un grave error creyendo que el aborigen llama ayahuasca o yagé a simples extractos de un IMAO natural comparable en efectos -y toxicidad- a los actuales estimulant­es de acción lenta vendidos por nuestras farmacias para tratar la depresión. La sagacidad química del indio desborda con mucho un remedio semejante. Lo consumido de modo ritual como ayahuasca añade a esa liana extractos de otras varias plantas -como la Psychotria viridis-, cuyo denominado­r común es contener dimetiltri­ptamina (DMT), una sustancia de gran potencia visionaria. Los IMAOS de la Banisterio­psis sirven para que plantas ricas en DMT resulten activas oralmente, porque la DMT sólo despliega sus efectos por vía de inyección o fumada, y en esos casos apenas dura cinco o diez minutos; pero los chamanes descubrier­on -hace un tiempo inmemorial- que si se combinaba con IMAOS naturales no sólo podía beberse, sino otorgar una experienci­a mucho más prolongada, y menos abrupta psíquicame­nte”. Como pueden ver este es un libro de “viajes” en todos los sentidos.

Anagrama, 2003

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