Persiguiendo sueños
En el marco de Savage Cinema, la sección dedicada al cine de aventura y deporte de acción del Festival de Cine de San Sebastián, tuve la oportunidad de entrevistar a dos deportistas extremos: el kayakista mexicano Rafa Ortiz, y el freerider y explorador francés Xavier de la Rue. Ambos, por separado, me hablaron de sueños. De luchar por llevar a cabo su sueño, ese que en principio puede parecer a ojos de los demás disparatado o imposible de conseguir. Ambos pelean dejándose el tiempo, la piel y casi la vida por su proyecto, se embarcan en retos que se convierten durante meses, e incluso años, al mismo tiempo en su sueño y su pesadilla, como me confesaba Rafa. Claro, ese camino por conseguir lo que deseas no es un camino de rosas, está plagado de dificultades, pero eso es lo que hace más atractiva y reconfortante la recompensa de lograrlo. Rafa no pudo cumplir su sueño infantil de descender las cataratas del Niágara, un proyecto al que dedicó cuatro años. No porque no fuera capaz, ni por impedimentos técnicos, sino por las consecuencias legales. Descender las cataratas es un acto delictivo, y podía acabar con Rafa, o en caso de que se matara en el intento, con la gente de su equipo, en la cárcel... Por eso, porque involucraba a otras personas, Rafa renunció a su sueño. Pero en el camino se llevó otras cosas más importantes como la amistad. También hay que saber renunciar, como hace sabiamente Carlos Soria cuando las cosas se ponen mal en las montañas. Al final, conseguir o no el sueño es un extra. De lo que disfrutamos, y lo que nos llena, día a día, es el trayecto. No dejemos de perseguir sueños.