María José López de Heredia
La bodega levantada por su bisabuelo hace 140 años en el barrio de la Estación de Haro es una de las fundadoras de Rioja. Lo que la distingue de otras es que siempre han contado con viñedo propio. “Cuando a mi padre le preguntaban a qué se dedicaba él decía con mucha gracia que era "viñólogo”, cuenta como anécdota María José López de Heredia, cuarta generación de Viña Tondonia. Tampoco apostaron por los grandes volúmenes en la época del boom y, siendo de las que ve la copa medio llena, considera que la crisis ha venido bien. “Se acabaron tantos experimentos. Ha obligado en gran medida a volver a lo de siempre”. Y frente a los que piensan que el prestigio del vino español está por los suelos cree que estamos en un buen momento, porque en general impera la racionalidad: “Veo un potencial enorme que ya se está empezando a reconocer”. En cambio en ciertas partes de Francia e Italia parecen haberse vuelto locos: “Han aparecido californianos y chinos pagando millonadas por parcelas diminutas. Eso es especulación y a la larga se paga”. Ellos a lo suyo, conservando tesoros como su Catedral del Vino, un fantasioso edificio con profundas catacumbas que por sí solo hace que merezca la visita a sus instalaciones, donde conservan el taller de tonelería, en el que aún fabrican sus propias barricas.