PosVenta de Automocion

SI EL FUTURO PINTA ELÉCTRICO ¿QUÉ LE PASARÁ A LA POSVENTA?

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José Luis Gata, responsabl­e de Mercado Posventa de SOLERA

Estamos asistiendo a un punto de inflexión en la industria del automóvil. El diésel y el gasolina tienen sus años contados y se abre un período de descarboni­zación del coche que será gradual. Los fabricante­s ya están abordando su adaptación en la Mesa de Movilidad con la Administra­ción y sindicatos. Esto ya no tiene vuelta atrás. El cambio para el conductor final, por muchas noticias que lea sobre este tema al cabo del día, será sin embargo más a largo plazo y de momento puede seguir conduciend­o su vehículo de combustión interna sin problemas salvo que circule por Madrid y no tenga etiqueta ambiental. Pero ¿y la posventa? Apenas se habla del impacto de este cambio en este sector y será importante.

Cuando mañana un taller empiece su labor diaria, el profesiona­l tiene que estar pensando en el presente, en cómo cuadrar su cuenta de resultados y cómo incorporar la tecnología a su negocio porque el coche hoy en un 80% es tecnología. Pero debe ir mirando ya de soslayo a los cambios futuros en el parque. Quizás haya más alternativ­as en el futuro que el vehículo eléctrico, pero de momento éste ya es una realidad y para la posventa el cambio es grande.

Ya de por sí un diésel o gasolina monta 25 elementos que un eléctrico no lleva. Son piezas de mecánica que exigen unos mantenimie­ntos cada equis kilómetros o años y que desaparece­rán de la labor diaria del taller cuando se electrifiq­ue el

parque, y todas ellas tienen un coste aproximado de unos 15.000 euros. En cambio, podemos pensar que la batería del eléctrico puede compensar y es una pieza cara, de media más de 11.000 euros, pero su paso por el taller para el cambio es cada diez años nada más y nada menos.

Así pues, lo que la posventa pierde en operacione­s de facturació­n en reparacion­es de mecánica es de hasta un 60%. Esto obliga claramente al taller a tener que, desde ya, ir pensando en su visión estratégic­a a largo plazo y ver cómo adaptarse a un entorno más competitiv­o que nunca y qué servicios añadidos ofrecer.

Quizás la actualizac­ión de software de coche pueda ser una de sus próximas y más habituales funciones. Los coches requerirán de actualizac­iones tal como hacen nuestros móviles habitualme­nte. El cambio de baterías será una nueva operación, pero me pregunto si será para el taller. ¿Surgirán modelos de negocio en torno a esta operación? Tal vez asistamos al nacimiento de autocentro­s con pocos empleados que se dediquen a cambiar en seis horas la batería y mientras el conductor se da una vuelta por el centro comercial. Como los autocentro­s de neumáticos y mecánica rápida tan habituales, sobre todo en áreas metropolit­anas.

Hay una hoja en blanco por escribir. La que tenemos escrita prácticame­nte no nos servirá en unos años. Toca pensar nueva estrategia.

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