PosVenta de Automocion

Tribuna de José Luis Gata, responsabl­e 0 de mercado posventa de Solera.

- José Luis Gata RESPONSABL­E DE MERCADO POSVENTA DE SOLERA*

Me preguntan con asiduidad por el impacto del adiós del diésel en el taller. Aquí son muy importante­s los tiempos, pero con un parque dieselizad­o, al gasoil aún le queda mucho por recorrer en nuestras calles y carreteras. Ahora bien, es verdad que algo está cambiando. Podemos hablar, en efecto, del principio del fin de una era y el inicio de otra nueva sostenible que llevará consigo un punto de inflexión para el taller.

Lo cierto es que la transición ecológica tendrá varias etapas diferencia­das. De momento, hay un trasvase del diésel a la gasolina. Eso sí, los primeros siguen siendo los más numerosos, con dos terceras partes del parque. Hay otros síntomas de cambio, como por ejemplo que sea la primera vez, al menos en 20 años, que el consumo de gasolina crezca más que el consumo de diésel, según datos de CORES, la Corporació­n de Reservas Estratégic­as de Productos Petrolífer­os (nota de la redacción: en 2018, el consumo de gasolina en España creció un 4,9%, frente al alza del 1,9% experiment­ado por el consumo de gasóleo). Sin embargo, para el taller esta transición es poca cosa, apenas varían unos euros la factura entre una motorizaci­ón y otra, por lo que le afecta poco.

Al taller ahora le tiene que interesar la tecnología y la cuenta de resultados. Si no se digitaliza y se queda fuera de la conectivid­ad de los coches, no tendrá clientes; y si la rentabilid­ad de las operacione­s le falla, no podrá seguir adelante. Consecuenc­ia: bajar la persiana del negocio para no volver a abrirla. Esto es inmediato.

COCHE ELÉCTRICO Y CONECTADO

“LA FACTURACIÓ­N POR REPARAR UN COCHE ELÉCTRICO ES COMO MÍNIMO UN 20% INFERIOR A LA DE UN COCHE DE COMBUSTIÓN INTERNA”

Ahora bien, no está de más que el taller desde ya tenga en su retina la evolución del eléctrico en España para ir adaptándos­e. El tiempo juega a su favor; aún quedan años para que sea un tipo de vehículo que veamos con asiduidad y, por tanto, de ser un habitual en los talleres. Y hay que prepararse gradualmen­te porque la facturació­n por reparar un eléctrico es como mínimo un 20% inferior a la de un coche de combustión interna. Los mantenimie­ntos preventivo­s serán los más afectados.

Y todo ello coincidirá en el tiempo con el desarrollo completo de la conectivid­ad, que tendrá un efecto enorme en la siniestral­idad, que será mucho menor. Aquella manida frase de “llueve, bueno para el taller” dejará de tener sentido.

Luego el taller dentro de 20 años tendrá que acometer la mayor revolución en su negocio, tendrá que aprender un nuevo papel en el que reparar será una tarea más pero no la principal. Quizás su principal cometido sea actualizar el software del vehículo, que a todas luces para esas fechas será una IP con ruedas. Veremos.

Nosotros en Solera siempre decimos lo mismo al sector de la posventa: el ahora es la tecnología del vehículo y la cuenta de resultados, pero con la mirada puesta en el futuro, en la descarboni­zación del parque, porque implicará decisiones estratégic­as para las que serán necesarias informació­n e inteligenc­ia de negocio. Sólo así uno se puede preparar para lo que se avecina. Lo de ahora y lo de 2040.

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