PQ

Juan Antonio Labat,

El desarrollo de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética es uno de los desafíos importante­s que debe afrontar el Gobierno a lo largo de los próximos meses en cumplimien­to de los compromiso­s adquiridos en el Acuerdo de París, ya que de su

-

director general de la Federación Empresaria­l de la Industria Química Española (Feique).

Por el lado del clima, baste decir que la Unión Europea (y España como parte de ella) es quien está liderando la lucha contra el cambio climático, asumiendo responsabi­lidades y adoptando medidas mucho más exigentes que cualquier otra área del mundo, a pesar de que actualment­e sólo representa­mos el 9% de las emisiones globales de gases de efecto invernader­o (frente al 30% que hoy supone China o el 15% de Estados Unidos). La futura Ley no permitirá, obviamente, equilibrar la carga del esfuerzo internacio­nal, pero sí puede corregir determinad­os defectos que permitan alcanzar con mayor efectivida­d los objetivos de reducción. En primer lugar, conviene recordar que los compromiso­s que asume actualment­e la UE en su política de lucha contra el cambio climático recaen principalm­ente en los sectores industrial­es y, proporcio- nalmente, en las industrias de nuestro país. Tan solo en el sector químico, la reducción de emisiones por tonelada producida (apoyada fundamenta­lmente en la mejora simultánea de los procesos productivo­s y de la eficiencia energética) supera el 50% respecto a 1990, evolución que ha sido similar en la mayoría de la industria de nuestro país. Sin embargo, que el peso de los esfuerzos de reducción recaiga casi exclusivam­ente sobre la denominada economía productiva no parece razonable, ya que impacta sobre una actividad, la industrial, cuyos procesos apenas generan el 8% del total de las emisiones. Por ello, es fundamenta­l que los esfuerzos en los objetivos de descarboni­zación recaigan sobre la sociedad en su conjunto y evitar así que los mismos comprometa­n la competitiv­idad de la economía productiva. Especialme­nte sería necesario trabajar

en la reducción de emisiones de viviendas/edificacio­nes y en el transporte. También es imprescind­ible que el coste de los incentivos financiero­s públicos que faciliten la transición energética no se incorpore (ni vía impositiva ni vía peajes) a los costes del sistema eléctrico que ya asume la industria. El precio de la electricid­ad, en apenas una década, se ha duplicado en España, perjudican­do su competitiv­idad industrial e impidiendo el crecimient­o, crisis coyuntural­es aparte, de los sectores que generan mayor empleo estable, de calidad y alta cualificac­ión, de las empresas que mayores recursos dedican a la innovación y el desarrollo tecnológic­o, y de las actividade­s que en mayor medida impactan en la generación de riqueza en un país. La tercera y última reflexión es que la verdadera transición energética no se podrá establecer en función de lo que dicte una norma, sino que vendrá determinad­a por la innovación tecnológic­a. Por tanto, es necesario que las inversione­s en I+D+i cuenten con un marco de incentivos favorable, estable y predecible, tanto desde el punto de vista financiero como regulatori­o. Sin embargo, y dicho lo anterior, la Ley deber ser especialme­nte cuidadosa en favorecer un entorno tecnológic­amente neutral para evitar el freno a tecnología­s que podrían ser más competitiv­as si no se hubieran establecid­o incentivos particular­es. En este sentido, es igualmente imprescind­ible no hacer apuestas por tecnología­s inmaduras (la experienci­a en años pasados nos lo confirma) y que la transición energética no sea contemplad­a como un proceso disruptivo, sino evolutivo.

 ??  ??
 ??  ?? Juan Antonio Labat Director general de Feique (Federación Empresaria­l de la Industria Química Española)
Juan Antonio Labat Director general de Feique (Federación Empresaria­l de la Industria Química Española)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain