Proyecto Contract (Casual Magazines)
Mercado Little Spain
Juli Capella
Con el Mercado Little Spain, Juli Capella pretende llevar un trozo de España a Nueva York. Literalmente, como si se hubiera concentrado la mejor oferta gastronómica del país, presentada en un entorno típicamente español y se hubiese trasladado con el máximo cariño al centro de Manhattan.
El diseño conceptual del espacio se inspira en dos ideas principales: el mercado y el pueblo.
Un mercado. Los mercados españoles son muy populares y suelen llenarse de atiborrados mostradores con frutas, carnes y pescados, para resaltar de un modo atractivo que se trata siempre de un producto fresco y de calidad. Multitud de paradas de diferentes dimensiones van configurando un recorrido de callejuelas por donde la gente se entretiene paseando, mirando y tal vez comprando o degustando. Son espacios vivos, llenos de colorido por la variada oferta de productos, donde el visitante interactúa y se lo pasa bien. Son la cálida y humanista alternativa a los fríos y estandarizados supermercados.
Mercado Little Spain se inspira en estos mercados tradicionales, como sistema de multioferta bajo una gran estructura, entre los que destaca el renombrado Mercado de la Boquería de Barcelona. Pero añadiendo a la oferta de productos de materia prima como verduras, frutas o carnes, productos ya cocinados o listos para consumir, como tortillas, jamón o gazpacho.
Un pueblo. El clima benigno y el carácter social y familiar propician que en los pueblos y ciudades de España se haga mucha vida al aire libre. Es a menudo donde la gente se encuentra, se divierte, y donde también come, bebe y celebra sus fiestas.
Por eso el diseño de MLS se basa en la trama de calles irregulares típica de un pueblo, donde normalmente se confluye en “la plaza mayor”. Ese espacio
amplio donde la gente se reúne y celebra, y donde aquí se podrán realizar todo tipo de actos culturales, festivos y gastronómicos. La configuración de MLS obedece más que a una distribución racional y aséptica del espacio, a una forma orgánica, con esquinas, generando placitas, avenidas y espacios peculiares. Como si hubiese ido tomando forma a lo largo de los años, sin planificación, según las necesidades de cada momento, creando un cierto caos organizado, propio de los cascos antiguos de una ciudad.
El proyecto MLS tiene un ADN íntegramente español definido por el chef José Andrés, que ha ejercido como embajador de la mejor gastronomía española en Estados Unidos. Pero también es estadounidense y, por tanto, su oferta es una simbiosis entre ambos países y culturas. Así mismo, el diseño tiene una conceptualización genuinamente española, desarrollada por el estudio Capella García Arquitectura, habitual colaborador de José Andrés, pero mezclando sinergias con el equipo neoyorquino de Icrave, responsable del diseño ejecutivo del espacio y expertos en restauración, que a su vez se ha sumergido en la cultura gastronómica y usos sociales de España. El resultado final ha sido esta mezcla de genuina creatividad española, imbricada en la realidad neoyorkina.
La apuesta ha sido radical: para ofrecer la mejor gastronomía española, es necesario hacerlo desde un espacio con decoración española, con materiales y mobiliario, sillas, mesas y lámparas, de las mejores empresas españolas. También la imagen gráfica
ha sido diseñada por el estudio español Losiento. Trasladar hasta aquí toda esa cultura material española asegura la autenticidad del escenario. No es un decorado, no se trata de un restaurante tematizado más, sino de un espacio de genuino diseño español de vanguardia. Un diseño que busca crear un espacio acogedor, honesto y alegre, acorde con el carácter hospitalario español.
Los espacios
El local disfruta de 3.486 metros cuadrados. Mercado Little Spain se divide en dos espacios diferenciados pero interconectados. En la esquina de la calle 30 con la 10ª Avenida se sitúa el Spanish Diner, un local semi exterior, que queda implantado bajo la robusta estructura metálica de la High Line. Se ha mantenido el envolvente original y se ha colocado una gran barra, con un pasillo longitudinal que conecta con la zona central del Mercado. Un quiosco de flores da la bienvenida al visitante en la entrada y también hay una zona abierta, destinada a mercados temporales, así como eventos gastronómico-culturales. Esta zona dispone de unas plataformas con terraza que se proyectan sobre el nivel de la calle. En verano el espacio estará totalmente abierto al exterior y en invierno quedará protegido por unas persianas metálicas acristaladas. Es el espacio para disfrutar de los platos españoles más populares, las tapas. Y donde seguir los partidos del Barça o el Real Madrid. El diseño gráfico de este restaurante es obra del artista navarro Mikel Urmeneta. Al espacio principal de Mercado Little Spain se accede desde la misma calle 30, desde el hall de la planta superior del centro comercial o bien desde el Spanish Diner.
Si se accede desde la planta superior y del centro comercial, se atraviesa una mezzanine, donde el crítico gastronómico Matt Goulding ha creado un ámbito explicativo de la cultura gastronómica española, que sirve como aperitivo visual y divulgativo de la experiencia que ofrece el Mercado.
El área principal es un amplio espacio de gran altura, donde se distribuyen una serie de paradas con diversa oferta gastronómica. La disposición está inspirada en la retícula de un pueblo y de los mercados españoles. Todas las calles van conformando diversos circuitos por donde pasearse y decidir qué degustar.
En el centro se sitúa una “Plaza Mayor”, un espacio amplio, con mesas y sillas donde la gente puede sentarse a comer, pero también un lugar de celebraciones, como en una feria. La plaza está coronada por una lámpara de grandes dimensiones, realizada artesanalmente con madera en Valencia. Hay paradas para las patatas bravas, el pescadito frito, el gazpacho, el jamón, los bocadillos, los pasteles, el colmado, y una de cocina de mercado donde presenciar cómo se cocinan los productos más frescos del día. También hay una zona de cafetería con pastelería tipo “granja” donde desayunar o merendar chocolate con churros.