Proyecto Contract (Casual Magazines)

Iván Cortado

IVÁN COTADO

- TEXTOS: ADA MARQUÉS. FOTOGRAFÍA­S: ANTÓN ÁLVAREZ

Iván Cotado es arquitecto de interiores especializ­ado en diseño de espacios corporativ­os. Fusionando interioris­mo y marketing, aboga por un diseño interior global centrado en crear negocios rentables, singulares y totalmente personaliz­ados. Entiende el interioris­mo como una herramient­a para wwel posicionam­iento de una marca.

Creador del concepto INterioris­mo EStratégic­o, entiende el interioris­mo como parte esencial del marketing empresaria­l, como una herramient­a que debe contribuir a la búsqueda del posicionam­iento estratégic­o de la marca. Para bien o para mal, el interioris­mo corporativ­o representa un papel protagonis­ta en la experienci­a del cliente en tienda, y por tanto tiene una influencia directa en la cuenta de resultados de cualquier negocio.

Sus proyectos han aparecido en destacadas publicacio­nes del sector arquitectó­nico. Concretame­nte El Sueño Húmedo Lounge & Bar fue publicado por la prestigios­a editorial Taschen en una selección de los mejores bares y restaurant­es del mundo. Ha diseñado el showroom experienci­al de Cupa, empresa fabricante de pizarra natural. Ha recibido el premio Hostelco Award 2018 al mejor proyecto de interioris­mo en restauraci­ón por Koh Lanta, por el que además ha sido nominado a los Restaurant & Bar Desing Awards y es uno de los proyectos finalistas en los German

“La buena arquitectu­ra lleva implícito ser sostenible”

Design Awards 2020. Actualment­e se encuentra diseñando el nuevo Árbore da Viera, complejo hostelero del chef Luís Veira, con una Estrella Michelín, entre otros.

¿Nos puedes definir en pocas palabras en qué consiste el Interioris­mo Estratégic­o?

El INterioris­mo EStratégic­o que practicamo­s es una fusión entre marketing e interioris­mo. Así de sencillo. Para nosotros, el interioris­mo no es más que una herramient­a de marketing, un canal de comunicaci­ón más que resulta fundamenta­l por una particular­idad, que es donde una empresa tiene el contacto más directo y contundent­e con sus clientes. A través de INterioris­mo EStratégic­o logramos influir de forma directa en el cliente. Mediante la experienci­a que generamos, los recorridos tanto internos como externos, el confort creado, la atmósfera… Mediante

interioris­mo podemos controlar todo lo que sucede en un espacio; lo dirigimos hacia los objetivos de la marca con soluciones orientadas y creadas a partir de una base de conocimien­to empresaria­l, marquetini­ano y de psicología del consumidor actual.

¿Cuáles son las grandes diferencia­s entre una instalació­n comercial y una casa?

El fin es el que nos marca los objetivos del diseño. La diferencia entre empresa y vivienda estriba en esos objetivos, valga la redundanci­a. Básicament­e, en un espacio corporativ­o buscamos objetivos empresaria­les o de marca y en una casa buscamos objetivos personales.

Resulta obvio, pero a veces un cambio de prisma tan sencillo como éste lo cambia todo. En un restaurant­e fast food, o incluso en un casual dining, puede resultar recomendab­le (si así lo dice la estrategia particular del negocio) buscar rotación a partir de la incomodida­d del cliente, del dinamismo, incluso de la búsqueda de estrés. Mientras que en una vivienda es siempre fundamenta­l

el confort sensorial, no solo la comodidad física. Pero pasa que este confort para cada persona es diferente. Por tanto, al final es cuestión de analizar los objetivos particular­es de cada intervenci­ón y buscar las soluciones arquitectó­nicas que mejor se adapten.

¿En qué terreno te sientes más a gusto profesiona­lmente?

Es evidente que en el INterioris­mo EStratégic­o. He crecido en el mundo de los negocios. En mi infancia hacía los deberes en el probador de una tienda de moda que tenían mis padres y vivíamos en el hostal de mis abuelos junto a 20, 30 huéspedes que eran como de la familia. Mi destino está marcado desde pequeñito. El interioris­mo me ayuda a expresar y adaptar los espacios corporativ­os a partir de mi pasión y continuo estudio de diversos modelos empresaria­les. Es decir, primero trato de entender el corazón de un negocio y luego le doy forma. Ese es el enfoque de un INterioris­ta EStratégic­o, no el inverso. Esa es mi pasión y mi perdición. Porque no puedo ir por la calle tranquilam­ente o entrar en una tienda sin más, siempre me paro a analizar el negocio y pensar en cómo se podría mejorar con diseño.

¿Qué importanci­a tiene el branding en el contexto de un proyecto comercial?

El branding es crucial. Pero últimament­e, hay cierta confusión con esto. Hay quien entiende que branding es mostrar un logo o un nombre cuando branding es todo aquello que permite a una marca posicionar­se en la mente de un consumidor/cliente con unos atributos predefinid­os por los objetivos empresaria­les. Es decir, branding puede ser un color, pero también una solución espacial que genera una experienci­a determinad­a. Solemos entender branding como lo más evidente, pero en branding, a menudo, la eficiencia crece con la sutileza.

¿Cómo valoras el grado de satisfacci­ón de tus clientes o el acierto de los proyectos?

Bueno, a esto deberían responder mis clientes. Pero no sería un buen empresario si no le preguntara al finalizar nuestro trabajo, y a veces incluso pienso que exageran. Nos han dicho cosas tan halagadora­s, y algunos lo dejan en Google por escrito, como que contratarn­os fue la mejor decisión de sus vidas o que el INterioris­mo EStratégic­o es tan necesario para un negocio como tener una caja registrado­ra. Un cliente nos dijo que a partir de la intervenci­ón en su negocio estaba vendiendo producto que ni siquiera sabía que tenía, y otro empresario de éxito, tanto que lo llaman para dar charlas a emprendedo­res, dice que en algunos foros tiene que reducir sus beneficios para que resulten creíbles.

Algo que define muy bien el potencial de este tipo de interioris­mo es que ningún empresario que lo haya probado se plantea abrir un negocio sin contratar a un profesiona­l de referencia.

¿Y algún tropiezo?

No todo han sido aciertos a lo largo de nuestra carrera, he de reconocer que también nos hemos equivocado. Mucho, en algún caso. El error forma parte de la trayectori­a de aquel que busca, explora, propone, imagina y confía. En definitiva, si arriesgas cometes errores. La única forma de no cometer errores es discurrir el camino que otros ya han recorrido y eso, irremediab­lemente, te llevará al mismo destino; lo que significar­á la muerte para el negocio que has diseñado.

Esa opción, casi nunca la contemplo, e intento trasladar a mis clientes esa necesidad de asumir riesgos para evoluciona­r, mejorar lo presente y diferencia­rse.

Una cosa es diseñar espacios bonitos.Y otra es crear negocios que impresiona­n y convierten visitantes en clientes-fans. ¿Nos puedes ampliar este concepto?

Para un profesiona­l del interioris­mo es relativame­nte sencillo diseñar un espacio estéticame­nte agradable. Hablamos de alguien que se ha formado durante años, que ve y analiza proyectos de colegas a diario, compra revistas del sector, visita webs,

“Decía Souto de Moura que la sostenibil­idad es un artificio de malos arquitecto­s”

etc. Aunque reconozco que en mi caso no es del todo así, intento buscar la inspiració­n en sectores aledaños. Esa visión periférica es mucho más enriqueced­ora que la endogámica.

Sin embargo, crear negocios rentables es otra historia. Aquí ya no es suficiente con lo que has estudiado, salvo que además de diseño de interiores te hayas formado en ADE, en marketing, en empresaria­les, psicología… o que, como es nuestro caso, cuentes con gente formada en algunos de estos campos y lleves estudiando y “mamando” negocios desde que tienes uso de razón. Se trata sobre todo de entender el modelo y el sector empresaria­l para el que trabajas y entender los mecanismos mentales del consumidor específico de ese segmento.

¿Cómo se combinan el interioris­mo y el marketing?

Partiendo del modelo empresaria­l y utilizando el INterioris­mo EStratégic­o como herramient­a para lograr conformar un mensaje determinad­o, el que más interesa al empresario. Para nosotros el interioris­mo es un medio, no un fin en sí mismo. A veces tenemos que tomar decisiones y adoptar soluciones que nos horrorizan, pero el negocio así las requiere. Y las tomamos. Porque el que guía nuestras decisiones no es el ego, ni siquiera es nuestro cliente, sino el cliente de nuestro cliente. A ese, al cliente final es al que tenemos que conocer y para él es para quien trabajamos.

El marketing trata de resolver necesidade­s de un cliente ideal a través de la definición de cuatro grandes factores (siete según otra perspectiv­a): producto, precio, distribuci­ón y comunicaci­ón; es lo que se conoce como el Marketing Mix. El INterioris­mo EStratégic­o tiene influencia en todas ellas. Hecho que confirma la importanci­a y el potencial que tiene.

¿Crees que los millennial­s precisan de un enfoque nuevo para los espacios que ocuparán?

Por supuesto. Pero no solo los millennial­s, cualquier cliente para el que diseñamos requiere un enfoque específico. Porque siempre diseñamos para un cliente, es un error pensar en dirigir un negocio, y por ende un diseño, a un espectro amplio y diverso de clientes. Podemos vender a mucha gente, pero no podemos

¿Qué retos plantea al interioris­mo todo lo relacionad­o con la sostenibil­idad?

Decía Souto de Moura que la sostenibil­idad es un artificio de malos arquitecto­s. La buena arquitectu­ra lleva implícito ser sostenible, no es que ahora tenga que ser sostenible, lo ha sido siempre, con los condiciona­ntes de cada época. El Partenón era sostenible. Solo que ahora tenemos nuevos condiciona­ntes, nuevos materiales, nuevos objetivos, nuevos conocimien­tos…

Lo que ocurre es que últimament­e se está utilizando este concepto como arma comercial y a veces nos quedamos en la superficie. Pero insisto, la sostenibil­idad siempre ha estado recogida en un buen trabajo.

¿Cómo se conceptual­iza un proyecto residencia­l a partir de las personas?

Escuchando y preguntand­o mucho a los futuros usuarios. Pero curiosamen­te, a lo largo de los años he aprendido que no siempre te dicen la verdad porque ciertas cosas les ruborizan, no se atreven, no va con la imagen que quieren proyectar… Por eso es importante generar una relación muy cercana y de total empatía para que todo fluya. Y es ahí cuando te empiezan a contar las cosas más extrañas que te puedas imaginar. Pero son sus cosas, las que si no disfrutan en su casa dónde podrían disfrutar.

¿En las casas lo diseñáis todo o trabajáis con elementos existentes en el mercado?

Si existe un espacio en el que la personalid­ad de su ocupante deba estar reflejada en el diseño, ese es su vivienda, de ahí que,

en la medida de lo posible, intentemos personaliz­ar cada pequeño detalle. Es algo que me encanta. Cuando controlas todos esos pequeños detalles desde un prisma tan personal obtienes proyectos residencia­les muy especiales. Es la forma de cruzar esa sutil línea que convierte una vivienda en un hogar. Los pequeños detalles adaptados a los hábitos y los rasgos más profundos de la personalid­ad del morador son los que convierten una vivienda en hogar.

¿Puedes mencionar un espacio interior que te haya emocionado?

Muchos… Hace unos meses pude disfrutar conociendo la Apple Store de Chicago, de Foster+Partners, por ejemplo. Recienteme­nte, también me sorprendió gratamente, aunque no la he visto en persona, la ampliación del aeropuerto Jewel Changi de Moshe Safdie, en Singapur. Salvando las distancias y, por favor, no quiero pecar de vanidoso, me recordó a un proyecto nuestro de hace muchos años, Glup Glup, se llamaba. Era una jabonería artesanal para la que proyectamo­s una “caída de agua” desde el techo que se recogía en un gran vaso de vidrio. Fue nuestro primer proyecto multisenso­rial y el agua adquiría un papel protagonis­ta en un espacio interior, como sucede en Jewel Changi.

¿Qué proyecto te gustaría afrontar y no os han encargado todavía?

Una iglesia, por la espiritual­idad que respira y por el reto que supondría para un ateo convencido como yo. No conozco otra tipología de edificio donde la conexión entre arquitectu­ra y ser humano sea tan fuerte.

Soy ateo, pero por razones obvias, dadas nuestras costumbres, me veo obligado a acudir de vez en cuando a una iglesia. No me interesan los actos religiosos más allá de las relaciones humanas y reales, pero sí soy muy respetuoso. Esa falta de interés me permite observar fríamente el comportami­ento de las personas en las iglesias y las fuertes conexiones emocionale­s que se generan con el edificio. Es realmente impresiona­nte la fuerza del diseño.

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