Noticias, Efemérides, Libros ilustrados y más.
El pasado 23 de abril, Día del Libro, el nicaragüense Sergio Ramírez recibió de manos de Felipe VI el Premio Cervantes. En el acto, celebrado en la Universidad de Alcalá de Henares, el monarca se declaró contento de estar rodeado de talento y alabó de Ramírez la sabiduría, la elegancia y la precisión con la que navega por amplios mares de la lengua .
Ramírez atesora una sólida carrera literaria como novelista, ensayista, poeta y periodista, así como una intensa actividad política en su país de origen, del que fue vicepresidente entre 1985 y 1990. Abogado de formación, muy joven encabeza el movimiento literario Ventana, alrededor de la revista homónima. Recién graduado, empieza a colaborar en prensa escrita y trabaja en distintos medios de Guatemala, Panamá, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Chile, Argentina, Venezuela y Bolivia. En 1960 publica su primer volumen de cuentos ( El relato) y en 1970 aparece su primera novela, Tiempo de fulgor.
En 1977, encabeza el grupo opositor de Los Doce , formado por intelectuales, empresarios, sacerdotes y dirigentes civiles, contra el régimen de Somoza y a favor del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Forma parte del gobierno de su país junto a Daniel Ortega y cuando abandona la política en 1996, se dedica de lleno a la literatura. En Adiós muchachos
(1999) reflejó su intensa vivencia personal de la revolución de su país, en la que confluyeron personajes diversos.
En su discurso de agradecimiento, Ramírez dedicó el premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales porque Nicaragua vuelva a ser república . También hizo cariñosas menciones a su editora en Alfaguara, Pilar Reyes, a su agente Antonia
Kerrigan, y al periodista Juan Cruz, que supo armarme de nuevo con las armas de la literatura cuando regresaba de otras lides con la lanza quebrada .
Su discurso también celebró el vínculo transatlántico del español y el de su país natal, fundado por el poeta Rubén Darío, cuyo poemario Azul revolucionó la literatura en nuestro país.
Fue un acto en clave iberoamericana y globalizada, que cruza mares y derriba barreras en estos tiempos convulsos.