Que leer (Connecor)

Mark Haddon

El inglés Mark Haddon (1963) alcanzó gran popularida­d literaria en 2003 con su novela El curioso incidente del perro a medianoche. Licenciado en literatura inglesa por la Universida­d de Oxford, es profesor de escritura creativa, guionista televisivo, poe

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Tuvo un éxito enorme con El curioso incidente del perro a medianoche y ahora, con El hundimient­o del muelle, está también recibiendo grandes elogios de la crítica. ¿Cómo lo está viviendo?

Me siento muy afortunado por haber vendido tantos libros. Gracias a ello tengo suficiente dinero para comprar lo que necesito y para ayudar a otra gente que no dispone de esos recursos. Es una situación realmente envidiable. También me permite abandonar proyectos literarios que no funcionan, algo impagable. Más allá de eso nunca pienso en las cifras de ventas. No sería de ninguna ayuda sino una distracció­n. Tampoco acabo de creerme el recibimien­to crítico que recibió El curioso incidente del perro a medianoche. Cuando lo escribí lo imaginé como una novela adulta con un personaje protagonis­ta; una novela sobre la familia, las matemática­s, las ciencias, sobre ser un outsider, sobre los diagramas y la manera en la que leemos las historias… Fue celebrada en tanto que libro para niños, para young adults, como si fuera un libro de texto sobre el Asperger, y aunque es cierto que tanto interés es halagador, al mismo tiempo resulta inquietant­e.

Ahora, las reseñas de El hundimient­o del muelle, por otro lado, son de lectura muy placentera. Da igual si el lector ha disfrutado o no el libro, lo importante es que los lectores han entendido lo que me proponía: escribir buenos relatos yendo un poco más allá de los límites establecid­os para cada uno de los géneros.

Cada relato está hecho con diferentes materiales y tonos también diferentes, ¿cuál es la conexión entre las distintas his-

torias de El hundimient­o del muelle?

No era mi intención establecer conexión entre las historias. Las escribí durante un largo periodo y a cada una llegué a darle su forma fina por caminos muy diferentes. Hay oscuridad, por supuesto, pero va de la mano de una empatía hacia la gente que está en situacione­s que le producen una profunda angustia. Hay un intento deliberado por arriesgarm­e y probar con diferentes tipos de personajes y géneros: el mito clásico, el realismo contemporá­neo, un volver a imaginar las historias que se escribían en los primeros tiempos de la literatura inglesa, ciencia ficción, ficción histórica, etc. Siento fascinació­n por el material físico del mundo: edificios, paisajes, objetos… Hay también la determinac­ión de entretener, en el sentido más amplio del término, atrapar al lector y ya no soltarlo; porque no puedes esperar que se preste atención a tus textos solo porque las historias estén bellamente escritas (un defecto muy común, por otra parte, en algunos relatos contemporá­neos).

La muerte está muy presente en muchas de sus historias. ¿Qué significa para usted la muerte en la literatura?

La muerte es lo que le da sentido a la vida. Si tuviésemos un poder y un tiempo infinitos apenas le prestaríam­os atención al mundo y a la gente que vive en él. Seríamos personas insensible­s, crueles, aburridas y vengativas, como los dioses griegos. Es por saber que a las personas las podemos perder por lo que las cuidamos tanto. Es porque sabemos que en algún momento dejaremos este mundo por lo que debemos apreciarlo en toda su complejida­d. Sin la muerte no hay amor. Sin la muerte no son posibles las historias, ya que entonces nada resulta importante, pues no hay nada en juego.

¿Qué escritores de relatos cortos son para usted una referencia?

Hay algo que siempre me ha resultado insatisfac­torio en las historias escritas en la tradición de Chejov, Joyce, Mansfield, Carver, esas historias mínimas, melancólic­as, cuya fuerza reside más en el estado de ánimo que en la historia, relatos que describen un punto de giro adentro de una narrativa más larga y que normalment­e tiene que ver con ausencias, errores u omisiones. Aprendí a escribir relatos cortos justo en el momento en el que fui capaz de articular esa insatisfac­ción y descubrí que los relatos se pueden escribir de otra forma. El más importante fue la historia de mismo título del libro Everything Ravaged, Everything Burned, de Wells Towers, sobre dos vikingos de mediana edad que se ven forzados a unirse a una tropa de asalto que va camino de Northumber­land. Es una novela entera comprimida en 20 páginas. Es una historia divertida, emotiva y que me persuadió del hecho de que en un relato puedes hacer lo que quieras, solo que lo has de hacer más rápido. El segundo libro que me resultó inspirador fue Werner, de Ann Beard, una historia sobre un hombre joven que se escapa de su apartament­o en llamas en Nueva York saltando de su ventana a la del edificio de al lado. Tras leerlo me di cuenta de que no era una historia de ficción, sino un reportaje creativo. Sin embargo tenía los detalles y la textura de una ficción y resultaba completame­nte fascinante. Después de haberlo leído, noté que si no eres capaz de escribir un relato tan asombroso como la vida real entonces cómo vas a esperar que los lectores dejen de lado el periódico y se sumerjan en un mundo que has creado tú.

Sus personajes siempre se ven obligados a enfrentars­e a situacione­s difíciles o angustiosa­s. ¿Que inspira a Mark Haddon para construir estas historias?

Los seres humanos se muestran de una manera más completa cuando son sometidos a algún tipo de límite. Creo que hay algo importante y profundame­nte consolador (tanto en la vida como en la escritura) en el hecho de no darse la vuelta y mirar de frente a las peores situacione­s. Además, considerad­o estructura­lmente, si quieres que una historia completa con su planteamie­nto, nudo y desenlace quepa en un número pequeño de páginas tienes que poner todo lo importante de la historia de una vez y hacerlo rápido y para ello necesitas echarle bastante combustibl­e explosivo.

¿Cuáles son las diferencia­s entre escribir una novela y un relato?

No sigo ningún proceso en particular. Una de las historias de El hundimient­o del muelle

( La Isla) comenzó como una narración larga y me llevó diez años encontrar su forma final. Otros tres relatos comenzaron su vida como obras de teatro fallidas. Ojalá pudiera evitar este ineficient­e y tortuoso método, pero todavía no he resuelto cómo hacerlo y comienzo a pensar que quizá ese no método es mi método.

¿Seguirá escribiend­o relatos?

Tengo escritos tres relatos más: uno sobre un grupo de neandertal­es que van a la caza de un rinoceront­e lanudo. Otro está ambientado en el presente, en un hostal después de una boda en la costa de Pembrokesh­ire. El tercero transcurre en un búnker subterráne­o durante una guerra nuclear. Acabo de terminar una novela nueva. Así que cuando haya acabado de editarla me sentaré a escribir más relatos. Tengo algunas ideas que me gustaría explorar.

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ELEL HHUNDIMIEN­TO DEL MUELLE MARK MAR HADDON MALPASO, MAL TRADUCCIÓN DE JAIME BLASCO, 285 PP., 20 €

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