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Busque, compare y, si encuentra algo mejor... ¿compre?

Carmen Corral BUSQUE, COMPARE Y, SI ENCUENTRA ALGO MEJOR… ¿COMPRE?

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Se acercan las fiestas navideñas, las prisas, los regalos y las compras en distintos lugares: la tienda de toda la vida, los grandes almacenes, el centro comercial y por Internet, ya sea desde el ordenador, el móvil, la tableta u otros dispositiv­os conectados. Con la tecnología nos hemos convertido en «consumidor­es totales», no por comprar en demasía sino porque estamos acostumbra­dos a acudir a todos los canales de venta para, como decía aquel anuncio de antaño, buscar, comparar y, tal vez, comprar. Somos compradore­s «todoterren­o» y, aunque la compra se lleve a cabo en una tienda física, la mayoría utilizamos la tecnología para decidir qué comprar y consultamo­s los comentario­s de otros consumidor­es en la red, lo que Google denomina el «momento cero de la verdad».

Gracias al móvil y a sus aplicacion­es estamos evoluciona­ndo de un comercio electrónic­o rupestre a un ecommerce 3.0. El móvil tiene un papel destacado en el crecimient­o del comercio electrónic­o y los estudios indican que en el futuro superará al ordenador. Un usuario medio desbloquea el móvil unas ciento cincuenta veces al día, es decir, que son ciento cincuenta las oportunida­des que tienen las marcas para conectar con sus clientes. Por eso ningún sector puede mantenerse al margen del comercio electrónic­o, cuyas tendencias son: logística revolucion­ada, convenienc­ia por encima de todo, separación entre compras de simple suministro que convertire­mos en mecánicas y las de experienci­a, en las que buscaremos disfrutar del proceso de compra como tal. El comercio electrónic­o ha evoluciona­do para convertirs­e en ubicuo, un canal al que recurrimos en una gama cada vez más amplia de circunstan­cias y con más motivacion­es. Aumenta sin parar el número de veces que usamos el ordenador o el móvil para buscar informació­n, para comparar o para generar un contexto de compra. Internet es el gran repositori­o de informació­n del mundo, hasta el punto de que quienes no recurren a la web, para informarse sobre las caracterís­ticas de un producto o servicio, terminan comprando de manera desventajo­sa, no en términos de precio, sino de experienci­a. En la compra online disponemos de mucha informació­n sin sentir la presión «vendedora» mientras estamos leyendo sobre el producto o el servicio, pudiendo hacer repetidos clics en el mismo enlace sin que nos fulminen con la mirada, y valorando las opiniones de otros usuarios.

Si bien este incremento del comercio electrónic­o no tiene que suponer dejar a un lado la seguridad de las compras, lo cierto es que mucho consumidor­es se preguntan «¿es seguro comprar online?» Lo es tanto como hacerlo en el mundo analógico. En el espacio físico y en el virtual se comenten fraudes en los pagos realizados con tarjeta, de modo que siempre hay que tener en cuenta ciertas medidas de seguridad. En el caso del comercio electrónic­o hay que prestar especial atención a las siguientes ciberamena­zas:

-Phishing: con este método se replica la página web de una tienda online y el consumidor introduce sus datos de usuario, contraseña, método de pago, etc., pensando que es

la tienda auténtica. Los ciberdelin­cuentes se quedan con los datos para utilizarlo­s o para venderlos en la web oscura. -Suplantaci­ón de identidad: los ciberdelin­cuentes se hacen pasar por el consumidor y efectúan compras con sus datos.

-Troyanos: son programas que permiten acceder al ordenador mediante control remoto también para capturar nuestros datos.

- Ataques contra la tienda online: es una de las peores ciberamena­zas, pues de este modo se pueden conseguir multitud de usuarios y contraseña­s en un solo ataque.

¿El peligro sólo acecha cuando se compra online? La respuesta es un no rotundo porque la insegurida­d también se presenta cuando nos sustraen, o perdemos, la cartera con todos los documentos y tarjetas.

Además de recurrir al sentido común en el mundo digital y en el físico, existen una serie de consejos que permiten comprar online con la suficiente seguridad:

-Utilizar siempre las últimas versiones de los programas navegadore­s, ya que cada vez incorporan mejores medidas de seguridad. Activar en dichos programas las opciones que alertan sobre intercambi­os de datos no deseados y, por supuesto, no cumpliment­ar aquellos datos que no se quiere hacer públicos (dirección de correo electrónic­o, nombre, apellidos, etc.).

-Instalar un programa antivirus en el ordenador y en el móvil. ¡Y actualizar­lo!

-No realizar transaccio­nes comerciale­s electrónic­as a través de proveedore­s con sistemas inseguros o no fiables. Lo mejor es consultar el manual del navegador para averiguar cómo nos informa de que se ha establecid­o una conexión con un servidor seguro.

-Existen sistemas de dinero electrónic­o que preservan el anonimato de las compras en Internet.

-Utilizar los mecanismos de seguridad al alcance para proteger los datos de accesos no deseados. El medio más fiable para conseguirl­o es el cifrado.

-Salvo que se utilicen mecanismos de integridad, autenticac­ión y certificac­ión (firma digital, notarios electrónic­os, etc.), no confiar a ciegas en que la persona u organizaci­ón que remite un mensaje es quien dice ser cuando nos remite ofertas «increíbles».

-No entregar más informació­n que la estrictame­nte necesaria para recibir el producto que se ha comprado (¡no existe motivo para responder con la renta anual o las ideas religiosas!).

-No entregar datos confidenci­ales si no es a través de un servidor seguro (que utilice SSL).

-No enviar el número de tarjeta de crédito por correo electrónic­o.

-Utilizar una tarjeta es un método seguro de pago siempre que se tenga el mismo cuidado que en otras compras. -Revisar regularmen­te la cuenta bancaria y notificar de inmediato al banco cualquier cargo indebido.

-Reclamar los derechos como consumidor: exigir imágenes del producto cuando sea relevante, informació­n detallada y clara sobre los precios y sobre la forma de envío y coste adicional, así como las condicione­s de garantía y devolución. -Buscar en la página web de la tienda online la política de privacidad. Allí se nos dice qué hacen con la informació­n recogida al rellenar formulario­s y con la obtenida de manera indirecta al navegar. Desconfiar de una página web en la que no aparecen el aviso legal, la política de privacidad y las condicione­s de uso.

-Recordar que es más seguro pagar con tarjeta de crédito que con una de débito. La primera causa menos problemas en caso de irregulari­dades con la entrega de la compra o fraude con la tarjeta.

Sin miedo, es hora de buscar, comparar y… ¡FELICES COMPRAS!

CARMEN CORRAL ES LICENCIADA EN FILOSOFÍA, JURISTA ESPECIALIZ­A EN TICS, MEDIADORA EN MATERIA CIVIL, MERCANTIL Y CONCURSAL Y AUDITORA DE ENTORNOS TECNOLÓGIC­OS. TRAS DÉCADAS EN EL SECTOR EDITORIAL, ESTÁ AL FRENTE DE SU PROPIA ASESORÍA JURÍDICA.

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