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Todo el ámbito periodístico español lloró la desaparición del periodista y escritor David Gistau, que murió el 9 de febrero, a los 49 años de edad, tras dos meses ingresado por una lesión cerebral. El columnista perdió la conciencia el 29 de noviembre y fue trasladado al Hospital Clínico de Madrid, en cuya unidad de cuidados intensivos permaneció desde entonces.
Gistau había nacido en Madrid, en 1970, y en la actualidad escribía para el diario El Mundo, y estaba haciendo ejercicio cuando se desplomó en el centro de boxeo al que solía acudir; al parecer, mientras estaba entrenando sin intercambiar golpes con nadie. Ya en el hospital, fue operado de urgencia por haberle encontrado un hematoma subdural en el cerebro.
Gistau acostumbraba a boxear en el Club Deportivo Metropolitano, donde se relacionaba con un antiguo campeón de España, Jero García, y este ambiente había sido elegido para su penúltima novela, Golpes ba--jos (La Esfera de los Libros, 2017). Asimismo, fue un gran aficionado al fútbol, y el Real Madrid le consagró un minuto de silencio el pasado domingo 16 de febrero, por su admiración por el club blanco y los textos que le había dedicado. De hecho, desde el desde el 2015 formaba parte de COPE como tertuliano en el programa de Carlos Herrera y en programas deportivos como El Partidazo de COPE .
El lector pudo conocer parte de su trabajo –también destacó por sus columnas en medios como La Razón (desde 1997 hasta 2004) o ABC (desde 2013 a 2018)– gracias al libro Gente que se fue, una recopilación de relatos editado por Círculo de Tiza en el 2019. Al comienzo de su carrera, se dedicó a hacer reportajes de viajes y fue corresponsal, entre otros lugares, en Afganistán a principios de los 2000, y también viajó a Sudáfrica para cubrir el Mundial de Fútbol de 2010. Había tenido una primera etapa en El Mun
do, entre 2005 y 2013, periódico en el que fue introducido por Francisco Umbral, y había vuelto a esta publicación en el último tiempo. Asimismo, fue también colaborador de la emisora Onda Cero, en las tertulias de los programas Más de Uno y La Brújula.
Las muestras de cariño, respeto y admiración se sucedieron sin parar después de que Gistau tuviera este terrible desenlace en el hospital madrileño, y en todos los medios de comunicación muchos colegas le dedicaron artículos sobre su trayectoria, tan versátil. Se había formado en la Universidad Complutense de Madrid, donde se licenció en Periodismo, y era hijo de un abogado del diario Pueblo. Sus diferentes intereses en el campo periodístico, deportivo y narrativo queda demostrado por su serie de libros: debutó como narrador en el año 2008, con Ruido de fondo (Ediciones B), que arranca en un ambiente de hinchas del fútbol, pero antes había publicado A que
no hay huevos (Temas Cinco, 2004), sobre unos corresponsales en el Afganistán de los primeros años del siglo XXI. Vinieron después La España de Zetapé (LibrosLibres, 2005), consistente en casi cien artículos publicados en La Razón, más tarde ¿Qué nos
estás haciendo, ZP? (Martínez Roca, 2007), sobre la primera legislatura de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Su labor en los periódicos estaba a menudo ligada a la política. Y este mundo también se ha hecho eco de su desaparición. De este modo, a mediados del mes pasado, los cinco partidos que forman parte del Consistorio madrileño adoptó la decisión de renombrar el centro cultural Buenavista (Avenida de los Toreros, 5) para recordar a su vecino del distrito de Salamanca, donde vivió. Fue a propuesta del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, para quien Gistau fue uno de los grandes columnistas que ha habido en los últimos tiempos, si no el más grande en opinión de algunos .