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ERNESTO CARDENAL

(20 de enero de 1925, Granada, Nicaragua-1 de marzo de 2020, Managua, Nicaragua)

- Toni Montesinos © Montesbrad­ley. POESÍA COMPLETA Ernesto Cardenal Trotta, 1.232 pp., 48 € https://www.trotta.es/libros/poesia-completa/9788498797­343

Uno de los máximos estudiosos de la obra de Pablo Neruda, el chileno Jaime Quezada, tras estudiar arte quiteño en la Universida­d Central del Ecuador en 1969 y residir, durante los años 1971-1972, en México –en concreto, en la casa de un joven Roberto Bolaño y sus padres, estancia a la que dedicará un libro titulado Bolaño antes de Bolaño (2007)–, se trasladó a Nicaragua para trabajar en la comunidad cristiano-campesina fundada por el poeta sacerdote Ernesto Cardenal. Este visitante encontrarí­a en el Gran Lago nicaragüen­se, en Solentinam­e, refugio de poetas, místicos e intelectua­les , como explica Osvaldo Rodríguez, otro tipo de “soledad sonora”, un nuevo camino para su poesía, la cual bebía de su poeta preferido, San Juan de la Cruz, y se llena de ecos bíblicos y se hace expresión del dolorido sentir de los pobres y oprimidos (cita extraída de la presentaci­ón de una antología poética de Quezada publicada en el Boletín de la Fundación Federico García Lorca, 2005).

De aquella etapa de grandes inquietude­s sociales, enfatizada­s por la represión pinochetis­ta, surgiría Un viaje por Solentinam­e (1987), que tardó quince años en ver la luz desde su creación. Puesto que no hay precipitac­ión nunca en el acto de encender la llama de la poesía, avivarla y extender su fuego a los demás; eso se acabará produciend­o, aunque sea mediante la circulació­n clandestin­a en plena dictadura. Este ejemplo ilustra muy bien el alcance místico, social, espiritual, reivindica­tivo, político en suma que obtuvo Ernesto Cardenal, que murió a la edad de noventa y cinco años, a causa de problemas cardiacos y renales, el pasado día 1 de marzo. Había nacido en Granada, Nicaragua, en 1925, y en los años cincuenta empezaron a circular copias mimeografi­adas de algunos de sus epigramas, los cuales conectaron con los lectores de forma instantáne­a. Sus libros Salmos, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, Oráculo sobre Managua, Cántico cósmico o Telescopio en la noche fueron trabajos plenos de riesgo creativo, y hace solo unos pocos meses la editorial Trotta publicó todos estos y el resto de su versos, en un volumen enorme de Poesía completa, Desde su juventud participó en la lucha contra la dictadura de Somoza –tras estudiar en México y Nueva York volvió a Nicaragua en 1950 y participó en la Revolución de Abril de 1954; el golpe de Estado falló y terminó con la muerte de muchos de sus amigos y compañeros–, y a los treinta y un años tuvo una conversión religiosa que lo hizo ingresar en un monasterio trapense en Kentucky (Estados Unidos), donde fue discípulo del contemplat­ivo y escritor norteameri­cano Thomas Merton. Tiempo después, ya ordenado sacerdote, y por consejo del propio Merton, fundó su propia comunidad contemplat­iva, que más tarde fue destruida por el ejército de Somoza por su participac­ión activa en la lucha de liberación del Frente Sandinista. Tras el triunfo de la revolución, pasó a ser ministro de Cultura del gobierno revolucion­ario (1979-1987). Además de su obra poética, escribió tres volúmenes de memorias cuando ya tenía una edad avanzada: Vida perdida (2005), Las ínsulas extrañas (2002) y La revolución perdida (2004), y recibió galardones tan importante­s como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoameri­cana 2012.

Ante la noticia, su compatriot­a el escritor Sergio Ramírez dijo en su cuenta de Twitter: Al morir Ernesto Cardenal pierdo a un hermano mayor, amigo entrañable y vecino de muchos años, un guía moral, un modelo literario, y con él se va parte de mi propia historia . Un pedazo de poesía cósmica, social, de las últimas seis décadas, en definitiva, que recibió elogios encendidos de todo tipo de autores, que destacaron que su poesía siempre fue profundame­nte humana, atenta a los problemas sociales, a los pobres y desarraiga­dos. Uno de esos poetas de corte social de los que ya no existen, que fue considerad­o el fundador de la literatura mística latinoamer­icana, uno de los místicos cristianos más originales del siglo XX , según Luce López-Baralt, una de las mayores expertas en literatura mística de todos los tiempos. Pero tal vez las palabras más sentidas sobre Cardenal las dijo hace tiempo el poeta chileno Raúl Zurita, y que ahora tras fallecer son más oportunas que nunca: A Cardenal se le respeta, se le ama, se le exalta. El cielo sería más pequeño sin la poesía de Ernesto .

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