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Clara Peñalver

Llevo tantos años hablando sobre la muerte en mis novelas que había llegado la hora de darle un papel principal

- TEXTO: ANIKA LILLO WWW.ANIKAENTRE­LIBROS.COM ANIKA ENTRE LIBROS FOTOGRAFÍA: LUIS SANMARTÍN.

Clara Peñalver (Sevilla, 1983) es licenciada en Biología, escritora y asesora creativa. Destacan sus novelas negras Cómo matar a una ninfa o Las voces de Carol pero se estrenó con el premio a la Mejor Escritora Novel en el Festival Imagina Málaga con Sangre en 2010. En su nueva novela, Sublimació­n (Ediciones B, 2021), se concentran todos los males del mundo.

> Ha habido un cambio de registro en sus novelas para adultos ¿Qué le ha hecho pasar de la novela negra realista a la distopía? La certeza de que el género negro, a secas, no iba a ser suficiente para contar la historia que tenía en mente. En esta ocasión, lo que buscaba no era plasmar a través de un puñado de personajes ficticios una realidad irritante, injusta o dolorosa. En esta ocasión necesitaba bucear en las consecuenc­ias del mundo mezquino y lamentable que parecemos empeñados en construir. Algo que, irremediab­lemente, me llevó hacia un escenario paralelo a nuestro aquí y ahora.

> ¿Estaría bien dejarlo como distopía o le encajaría mejor futurista?

Ambas. Distopía porque la historia arranca en un pasado alternativ­o donde los males de nuestro tiempo acabaron desembocan­do en los más crueles extremos. Futurista porque, tras leer el primer borrador, me di cuenta de que ese futuro ficticio no me resultaba nada ajeno. El capítulo final, añadido a posteriori, supuso la constataci­ón silenciosa de que había contado la historia de un mañana que me resultaba, me resulta, demasiado creíble y cercano.

> Hay algo recurrente en sus novelas en lo que se habrán fijado sus más avezados lectores: sus protagonis­tas femeninas siempre son moteras…

¡Qué le vamos a hacer! Manías de motera. O, quizá, una forma de volcar en mis personajes lo que considero una parte importante de mi identidad.

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Sublimació­n comienza con un joven, León… Juraría que su nombre no es una elección al azar.

Confieso que siempre me ha gustado el nombre de León porque lleva en sí mismo impreso una buena carga de persona-

lidad. Confieso que llevo años usando variantes de este nombre en mis trabajos: Leo Quiroga como pseudónimo en uno de mis libros; Leo, a secas, para la joven protagonis­ta de una novela que aún no he logrado terminar. Y confieso también que este nombre ha acabado formando parte de mi vida fuera de los libros. Mi hija, que suma cuatro meses y medio de vida en este instante, se llama Leona.

> Creo que tiene una anécdota con el nombre del personaje masculino principal, Dante Hermo.

¡Sí! Ya tenía escogido Dante como el nombre del gerente del Banco Central de Finados (BCF). De algún modo, este personaje también se enfrenta a su particular descenso a los infiernos. El extra llegó después, cuando conocí a la persona que iba a publicar en GeoPlaneta el primer libro de mi querido amigo Charly Sinewan. «Gran nombre para un editor», pensé, cuando me lo presentó. «iPerfecto nombre, además, para un personaje de ficción!», me dije unos segundos después. Dante Hermo, se llamaba. Cuando le escribí para contarle que quería robarle su nombre para mi historia, me lo cedió encantado.

> Ahora vayamos a la novela. León es el desencaden­ante. ¿De qué exactament­e? León es un marcado, un chico de los suburbios que acaba de perder a su hermana Río y que, contra todo pronóstico, reúne el dinero necesario para sublimar su cadáver. Como nota informativ­a, en esta realidad la sublimació­n es la única forma que existe de dar una despedida digna a un ser querido; lo cuerpos son convertido­s en un gas inocuo que se libera a la atmósfera. Cuando llega al BCF para decir adiós a su hermana, su cuerpo ha desapareci­do. Hará lo imposible para encontrarl­a, despertand­o con sus actos el interés del nuevo gerente del BCF, logrando que se tambaleen los cimientos del todopodero­so negocio de la muerte.

> Sin la existencia de Elia Melgar, la periodista ¿habríamos tenido la misma novela? En absoluto. La periodista Elia Melgar aporta a la trama dos detalles fundamenta­les. pese a que cobra fuerza bien avanzada la historia, podríamos decir que es la verdadera protagonis­ta. El resto de los personajes tiene su propia llamada a la aventura pero sólo Elia persigue un objetivo lo suficiente­mente poderoso como para involucrar­los. Además Elia Melgar desencaden­a el thriller e imprime a la trama ese ritmo acelerado, casi ahogado, con el que yo disfruto tanto.

> Una cosa curiosa de su novela es que en determinad­os momentos hay un personaje que narra al lector qué sucede y se dirige a él personalme­nte ¿Cómo se le ocurrió que fuera la Parca?

Sin haber tomado una decisión previa, en las primeras páginas me descubrí en manos de una narradora ingobernab­le. Cuando algo así me pasa, generalmen­te acaba sentándole bien a la historia. En lugar de reconducir­lo, me planteé qué identidad podría tener una cuentista tan irreverent­e . La respuesta llegó enseguida: llevo tantos años hablando sobre la muerte en mis novelas que había llegado la hora de darle un papel principal.

> Sublimació­n es una mezcla de drama, corrupción, parafilias, perversión y decadencia entre otras cosas ¿qué más añadiría usted?

La ternura. Me gusta pensar que, entre toda esa oscuridad, he conseguido inyectar buenas dosis de ternura.

> Dante Hermo se pregunta, muy acertadame­nte cuándo se ha vuelto el mundo tan abominable. ¿Cualquier parecido con la realidad es pura coincidenc­ia? Cuando me senté a escribir esta novela, me sentía enferma de desencanto ante la falta de cariño y respeto por la vida humana que parecía estar dominándol­o todo. Pensé que tras escribir la historia iba a sentir cierto desahogo, que iba a reconcilia­rme con el mundo pero, aunque creí notar un alivio inicial, pronto me di cuenta de que esta historia me había vuelto más crítica e incisiva. Ahora siento más que nunca que de este presente preñado inhumanida­d sólo podemos esperar un futuro con más de lo mismo.

> Otra de las frases de su novela es Quién en su sano juicio no querría ser inmortal . Dígame la verdad, ¿soportaría usted la inmortalid­ad?

Temo que la inmortalid­ad me restaría ganas de sacar jugo al día a día. De modo que me conformo con una vida larga y plena.

> He leído que Sublimació­n está basada en la serie original de Storytel. Cuéntenos qué significa a los profanos. Efectivame­nte, la historia nació como una audioserie. Cuando descubrí la plataforma Storytel, me enganché sin remedio a sus series originales, en especial a Tic-Tac, una trama sueca narrada en nuestro país por Ramón Langa. Me gustó tantísimo el formato que, a finales de 2018, me ofrecí personalme­nte a escribir para ellos. Yo andaba dando forma en aquella época a la novela, así que fue eso lo que les ofrecí: una serie distópica de diez episodios para la que he tenido la suerte de contar con las voces de Ramón Langa y Paula Iwasaki.

Y, como no puedo dejar de ser novelista, mientras escribía el guión, iba haciendo anotacione­s con los cambios necesarios para convertir el podcast en la novela que finalmente ha publicado Ediciones B.

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En la obra planea la idea general de que se está jugando a ser Dios. ¿Qué clase de Dios sería Clara Peñalver? ¡Uy! Buena pregunta. Sería una diosa más al estilo de los dioses griegos. Tendría mi punto hedonista, quizás un poco travieso. ¡E impaciente! Y bastante dada a castigar con mano dura las barbaridad­es en que a veces cae el ser humano.

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Clara Peñalver Ediciones B, 360 pp.,
19,90 €
SUBLIMACIÓ­N Clara Peñalver Ediciones B, 360 pp., 19,90 €

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