Orgullo Editorial
La literatura no normativa, es decir, aquella que refleja realidades que no pertenecen al extenso e impuesto espacio heteropatriarcal, continúa su feliz desarrollo editorial. Autorías, editoriales, sellos, colecciones y librerías especializadas, incorporaciones en catálogos más «tradicionales», así como medios, reseñistas y secciones dedicadas a recepcionar el cada vez más fructífero y diverso panorama de las letras LGBTIQ+, van conformando una importante presencia en el ámbito del libro, la lectura y las letras.
ese a ello, continúan produciéndose muestras retrógradas, nada excepcionales (más bien frecuentes) como la escrita por la revista El Cultural a finales de 2020, cuando «justificó» en sus redes que, debido a la falta de novedades de hombres ilustres (se declararon «huérfanos de nuevas novelas de Vargas Llosa, Landero o Mendoza »), «apostaron» por obras firmadas por mujeres. Entre estas autoras se encontraban, por supuesto, plumas no normativas como la de Sara Mesa y su magnífica Un amor. En fin, el pan nuestro de cada día.
Frente a esta resistencia conservadora y canónico-patriarcal, las letras LGBTIQ+ continúan reforzando dos fechas impulsoras. Por un lado, el 1 de abril, dedicado a celebrar el Día del Libro LGBTIQ+, y que surge como una propuesta de la madrileña asociación LGTB
Arcópoli para destacar la importancia de visibilizar la literatura y los libros de temática no normativa. Esta fecha se elige en homenaje al poeta y escritor alicantino Juan Gil-Albert, ya que es el día de su nacimiento en el año 1906. Por otro lado, el mes de junio, como larga antesala a la fecha clave del 28 de junio, Día del Orgullo LGBTIQ+, ha ido fortaleciéndose como un mes clave para la publicación de novedades provenientes de sellos especializados. Por todo ello, podemos considerar que el mes de junio va camino de convertirse, también, en el mes del Orgullo editorial.
RESCATES
Entre los rescates editoriales que se han producido en los últimos meses, contamos con clásicos modernos imprescindibles, como Las horas de Michael Cunningham y Una mala noche la tiene cualquiera de Eduardo Mendicutti. Ambas obras, con todas las diferencias que albergan, aparecen de la mano de Tusquets. La primera sobrevive en nuestro imaginario gracias a la adaptación cinematográfica de Stephen Daldry, que logró nueve nominaciones al Oscar y el galardón como mejor actriz para una Nicole Kidman mimetizada en Virginia Woolf. La trama, que gira alrededor de la escritura de Mrs. Dalloway y su influencia en lectoras de dos generaciones posteriores, es una de las piezas homenaje más emocionantes que se ha brindado a la memoria de Woolf y a su enorme legado.
Por su parte, Una mala noche la tiene cualquiera se ha convertido en obra feti
che de la potente producción literaria de Eduardo Mendicutti. Aparece esta reedición al cumplirse el 40º aniversario del 23-F, fecha clave en la trama, noche en la que La Madelón, mujer trans andaluza y superviviente de la noche madrileña, vive pegada al teléfono, entre la angustia de un pasado que no se ha ido y un presente que pintaba mejor, pero que vuelve a verse amenazado. Su desparpajo y derroche son la base de una expresión y una realidad que es interesante analizar treinta años después de su publicación, para localizar cómo hemos reconsiderado y leído realidades tan diferentes como la travesti y la trans.
En esta línea de rescate literario queremos destacar los Cuentos completos de Ricardo Piglia que nos ofrece Anagrama. El autor argentino, más allá de su célebre novela Plata quemada (1997) nos brindó el relato homoafectivo El Laucha Benítez cantaba boleros (1969), recogido en esta reunión completa de piezas breves. En este cuento, además, se erige sobre otro tema interesantísimo: el boxeo. El Vikingo, veterano del ring, y el Laucha Benítez, púgil novato, vivirán su particular relación en los espacios heteronormativos donde encontrarán lo que les une: su deseo y su marginalidad. Un texto brillante.
DESVELAR LA HISTORIA
Deseo y resistencia (1977-2007). Treinta años de movilización lesbiana en el Estado español (Egales, 270 pp., 20 €) es un libro imprescindible que regresa a las librerías con una esperada segunda edición. El trabajo de Gracia Trujillo es encomiable y como ella misma señala: «Sin memoria no hay análisis ni historia posible, simplemente no existimos». Por ello, la Historia solo estará completa cuando cuente y salvaguarde la historia de todas y, por desgracia, es de sobra conocida la invisibilidad a la que han sido sometidas las lesbianas en el inventario de la lucha LGBTIQ+, aun cuando su determinación ha sido clave para todo el colectivo. Aterrizar en este libro es lectura obligada y la mejor oportunidad de descubrir y situar la contribución decidida de las lesbianas en el avance social, la conquista de derechos y el progreso de las filosofías y prácticas queer.
El canon de la literatura gay en español (Amistades Particulares, 248 páginas, 17 €) es un ensayo crítico de Augusto F. Prieto, que se propuso la loable tarea de situar textos imprescindibles de la literatura gay escrita en español. Este inventario abarca obras argentinas, españolas, cubanas, mexicanas, colombianas, chilenas, pero también dominicanas, puertorriqueñas, ecuatorianas o guatemaltecas. Es decir, que están unidas por las realidades que afectan a gais de diversos países, entrelazados por la lengua y atravesados por un siglo XX que ha marcado definitivamente el devenir de todo el colectivo. En este caso, Prieto se centra en las obras que reflejan realidades de hombres gais y, para ello, despliega su capacidad divulgadora y su enorme labor de búsqueda y análisis multicultural. Ya es, por su contribución novedosa, un libro clave por el que pasarán los próximos estudios literarios y culturales que se centren en nosotras. Además, resulta un estudio imprescindible de libros prohibidos y obras de culto.