Fundación SM
Varias generaciones españolas debemos mucho a Ediciones SM, editorial nacida en 1939, y a su extenso catálogo de literatura infantil y juvenil (más de 9000 títulos), incluyendo las populares colecciones El barco de Vapor y Gran Angular (con los premios literarios de mismo nombre que se otorgan desde 1979). ¡Cómo olvidar personajes como fray Perico y su borrico, Pupi, el pirata Garrapata o el Capitán Calzoncillos, que nos acompañaron en nuestra infancia y nos ayudaron a crecer, a leer, a disfrutar, a divertirnos, a aprender, a soñar, a volar! SM también incluye en su catálogo obras de narrativa, conocimiento y divulgación; libros de texto y material didáctico para profesores y alumnos, contenidos para pizarras digitales, vídeos y bancos de actividades; métodos de enseñanza de idiomas, diccionarios y libros de consulta y referencia; publicaciones religiosas, e iniciativas en tecnologías de la información.
En 1977 crearon la Fundación SM (Sociedad María) con el objetivo de dedicar los beneficios de la empresa editora a mejorar la calidad de la educación en compromiso con los valores evangélicos. En ese momento, la empresa se constituye en patrimonio de la fundación.
El motor principal desde entonces ha sido apostar por el desarrollo de la educación y la cultura, especialmente entre los sectores más desfavorecidos de la población. Para ello, la Fundación SM establece cuatro ámbitos de actuación, muy relacionados todos ellos entre sí: la investigación de la realidad educativa, la formación de los educadores, el desarrollo de una literatura de calidad y la motivación hacia la lectura de niños y jóvenes, y el apoyo a instituciones que trabajan con los más vulnerables. En todas estas décadas de existencia, ha promovido iniciativas propias y ha apoyado a otras instituciones haciendo suyos sus objetivos, con el fin siempre de sumar energías en la mejora de la realidad de la educación en los países en los que actúa.
Actualmente, el Grupo SM está presente en nueve países: España, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Puerto Rico y República Dominicana. La Fundación se enfoca en los colectivos más desfavorecidos a fin de motivar a niños y niñas para que lean y aprendan, a que sean conscientes del valor de una herramienta clave para su futuro. Como señala Mayte Ortiz Vales, actual presidenta de la Fundación SM, para ello es esencial despertar el apego hacia la lectura, y en ello juegan un papel fundamental los adultos que se
implican de manera voluntaria en los distintos programas.
Mayte Ortiz Vales, licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid, y Máster en Psicología de la Educación por la Universidad Autónoma de Madrid, cuenta con una larga trayectoria en el ámbito de la gestión educativa, habiendo sido profesora y tutora de infantil, primaria y secundaria en diferentes colegios de Madrid. Lleva más de 23 años ligada a SM en distintos cargos e implicada en numerosos proyectos. Su objetivo profesional, según sus propias palabras, «es lograr que a través de la educación y la cultura las personas desarrollen al máximo sus capacidades y sean promotoras de transformaciones para el bien común, hacia un mundo mejor y más justo para todos».
Ven muy positivo que durante la pandemia aumentaran los índices de lectura, tanto en papel como online, pero su prioridad ha sido siempre el libro físico, a modo de misterioso tesoro. ¿Hay algo más mágico que pasar las páginas de un libro bien editado, óptimamente encuadernado, con el colorido de sus ilustraciones, el baile de letras, y todos los mundos que se encierran en su interior? A pesar de su querencia por el libro físico, durante el confinamiento organizaron horas de lectura vía tecnología con los adultos voluntarios para que niños y adolescentes no perdieran el hábito y se sintieran acompañados durante ese difícil período (recordemos que hablamos de colectivos desfavorecidos).
Otro programa muy interesante es el que acompaña a las madres encarceladas para que lean con sus hijos a fin de que la lectura se convierta en un espacio de intimidad especial entre ambos. Según recientes estudios, niños y jóvenes se preocupan por el mundo a su alrededor (el medio ambiente, las consecuencias de la pandemia, la inmigración, la alteridad) y, curiosamente, entre los 15 y los 28 años, se ha añadido a estas preocupaciones la educación; su educación. Ello significa de que son cada vez más conscientes de la importancia de esta tanto para afrontar los desafíos del futuro como para desarrollar el pensamiento crítico ante el aumento de verdades alternativas y fake news.
Son conscientes de la falta de compresión lectora de una importante parte de los estudiantes, e idean estrategias para aquellos adolescentes que a una determinada edad dejan de leer, y para mejorar la formación de profesores y bibliotecarios a fin de que las escuelas orienten a los jóvenes lectores y no se pierdan ante la avalancha del mercado editorial.
Instituciones como esta son las que necesitamos para que, efectivamente, la lectura sea vehículo transformador de nuestra sociedad y para la integración de quienes no se han beneficiado de la teórica igualdad de oportunidades. Una gran labor ante enormes retos.