Bella Palermo
Volaba de Madrid a Santiago de Compostela con IBERIA EXPPRESS, leyendo una interesante revista digital de viajes que encontré dentro del entretenimiento a bordo que la compañía ofrece a sus pasajeros, cuando me llamó la atención una publicidad sobre la nueva línea estival entre Madrid y Palermo que la compañía iba a inaugurar en verano. En principio seguí leyendo la revista en mi Tablet sin darle más importancia. Pasaron las semanas y el destino me hizo a volver a volar con la misma compañía, entonces recordé aquella revista y me la descargué de nuevo en mi tablet. En este número se hablaba de otros destinos europeos, y algunos muy lejanos, pero recordé aquel anuncio de Palermo.
Cuando me instalé en el hotel, me puse a investigar precios, horarios y posibilidades para viajar. Me apetecía
conocer la ciudad y el entorno; la novela negra, la mafia, Sicilia, las películas del Padrino… hay que reconocer que tiene su morbo. En www.iberiaexpress.com encontré vuelos, como acababan de inaugurar la ruta tenían unas ofertas irresistibles; comenzaba julio y no me pude resistir y compré dos billetes a Palermo.
Por fin llegó el día; mientras nos dirigíamos al aeropuerto, en mi cabeza iba sonando esa vieja melodía del Padrino, como si fuese a vivir alguna de las historias de la saga.
Después de un vuelo agradable, en poco más de dos horas, aterrizábamos en Palermo. Teníamos por delante un intenso fin de semana para ver, pasear, degustar y sobre todo disfrutar en la ciudad.
Voy a intentar resumir mi experiencia, que fue real e intensa y me dejó un agradable recuerdo tal vez por el color, por sus gentes o simplemente por ser una ciudad destartalada y caótica que a la vez resulta muy bella y que tiene lo que yo llamaría “una decadencia adorable”. ¿Nos acompañas a descubrirla?.
Lo primero es ponernos cómodos pues es una ciudad para recorrer a pie, pararse a observar, escuchar la gente, sus gritos en los mercados y dejarse llevar. Es muy recomendable siempre que se visita una ciudad tener un guía que nos explique lo que estamos viendo y nos de ciertas pinceladas sobre costumbres y cultura popular para entender mejor todo lo que vemos y sentimos. Yo contraté con civitatis un tour privado en castellano.
Comenzaremos con alguno de sus monumentos más significativos para terminar en sus mercados. ¡Andiamo!.
Palacio de los Normandos También conocido como Palacio Real, éste fue sede de los reyes de Sicilia y del Parlamento siciliano. Su construcción se inició en el siglo IX por orden del emir de Palermo; su primera ampliación data del siglo XII por el rey Rogelio II y las sucesivas fueron ejecutadas por otros reyes normandos. El actual palacio en su mayoría fue reconstruido y ampliado como castillo en épocas españolas, pero se han mantenido algunas de las zonas de la época de Rogelio II. Desde 1947, el palacio alberga la Asamblea Regional Siciliana. En julio de 2015, “el conjunto Palermo-árabe-normando y las catedrales de Cefalú y Monreale” fueron incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Dentro de este palacio se encuentra La Capilla Palatina, “la joya de Palermo”.
La Capilla Palatina
Es considerada el mejor ejemplo del estilo denominado árabe-normando-bizantino que predominó en la Sicilia del siglo XII. Los mosaicos, el techo de madera, las incrustaciones de mármol de la parte inferior de las paredes y el suelo son de una extraordinaria belleza. Es una de las joyas que posee la ciudad y que cuesta describir con palabras.
Mi consejo es visitar primero la catedral normanda de Monreale, en la ladera del monte Caputo que queda a unos 13 kilómetros de la ciudad. Rogelio II al construir la capilla se inspiró en Monreale, creando una decoración mucho más trabajada y rica ornamentalmente. Por eso es mejor visitarlas en este orden, así apreciaremos más las dos obras maestras.
El Teatro Massimo
Al llegar aquí mi corazón se estremeció, ¿sabéis por qué?.
El Teatro Massimo es el mayor de los teatros de ópera de Italia y el tercero más grande de Europa. Está dedicado al rey de Italia Víctor Manuel II. De estilo neoclásico, fue construido en los terrenos donde se levantaba la iglesia de Le Stimmate y el monasterio de San Giuliano, a finales del siglo XIX. El teatro fue terminado por Ernesto Basile hijo del primer arquitecto Giambattista Filippo Basile, quien se hizo cargo en 1891 tras la muerte de su padre, terminándose el 16 de mayo de 1897 e inaugurándose con la obra Falstaff, de Verdi.
Situado en la plaza de Giuseppe Verdi, en la parte vieja de la ciudad, reabrió sus puertas el 12 de mayo de 1997 tras un largo periodo de abandono. Hoy en día es uno de los grandes teatros a nivel mundial donde artistas de fama internacional, celebran conciertos, óperas, representaciones de ballet y todo tipo de muestras culturales. Ah ¿ya sabeis por qué mi sobrecogimiento?, las últimas escenas de El Padrino III se rodaron en su escalinata, esa mítica escena cuando matan a la hija de Vicent Corleone… ¡los pelos de punta!, ese final que siempre hace que se salten las lagrimas. www.youtube.com/watch?v=b0udgzz3g_u ¡es lo maravilloso del cine! como puede hacernos llorar o reír, soñar o querer olvidar, amar u odiar.
La Plaza de los Quattro Canti
Su nombre real es la Piazza di Vigliena. Es una plaza octogonal situada en el cruce entre los dos principales ejes de Palermo: la via Maqueda y el Corso Vittorio Emanuele (calle de origen fenicio, que une la acrópolis con el Palacio de los Normandos, siendo la calle más antigua de la ciudad). Es también el corazón comercial incluyendo la Via Roma de la ciudad. Es una plaza bellísima.
Las catacumbas de los Cappuccini
Un lugar del cual los visitantes nunca salen impasibles, digamos que está a caballo entre lo dantesco y lo morboso, pero a su vez es un lugar único y muy interesante donde la muerte está más viva que nunca pues en sus paredes yacen cerca de 8.000 momias. La más llamativa de ellas es la de Rosalía Lombardo, una niña de dos años que falleció en 1920 cuyo cuerpo se conserva en perfecto estado gracias al proceso de embalsamado. ¡Escalofriante!.
La Catedral de Monreale
En italiano, Duomo di Monreale, es una de las mayores construcciones del arte normando en el mundo. Es notable su fusión con el arte árabe que imperaba en Sicilia antes de la conquista normanda. La catedral fue fundada en 1172 por Guillermo II de Sicilia y, muy pronto, junto a ella se levantó un monasterio benedictino. Es famosa por los impresionantes mosaicos dorados que cubren todo su interior, en los que se pueden contemplar escenas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Se necesitaron 2.200 Kg de oro para cubrir los casi 6.000 metros cuadrados de superficie. No finalizaron hasta 1182 y en ellos participaron artistas griegos, bizantinos sicilianos y probablemente artistas venecianos enviados por el Papa. Sus murales son realmente una clase magistral de doctrina católica.
En el claustro, junto a la catedral, contamos 228 columnas, decoradas profusamente, y rematadas en unos capiteles muy trabajados. Sobre estos se apoyan unos arcos que denotan una fuerte inspiración árabe. Esta joya está también catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Claustro de la Catedral de Monreale
La Catedral de Palermo
Situada en la Vía Vittorio Emanuele, una de las zonas más antiguas de la ciudad, donde ya fenicios, romanos, bizantinos y árabes habían levantado sus lugares de culto. Los Normandos, cuando llegaron al poder, se preocuparon enseguida de reemplazar la mezquita musulmana por una iglesia cristiana.
Predomina el estilo árabe, muy apreciable en su claustro. En sus orígenes fue una basílica bizantina, sobre la que, en 1185, el arzobispo de Palermo mandó levantar un templo de planta basilical con tres ábsides. Esta ”catedral” se ha ido reformando a lo largo del tiempo, con espléndidas mejoras, como el prtico de 3 arcos, de in uencia aragonesa. Tiene planta de cruz latina, con tres naves divididas por columnas. En el interior hay múltiples capillas, entre las que destacan la del Sacramento, por estar decorada con piedras preciosas y lapislázuli, y la de Santa Rosalía, donde se encuentra la talla de la patrona de Palermo. El arzobispo quería competir con la belleza y el poder que representaba la Catedral de Monreale.
Para mí lo más autentico de Palermo son sus mercados.
Mercados en la calle, puestos que día tras día sacan a la acera y venden de todo, mientras vas caminando, dejándote llevar calle abajo entre las voces de los tenderos y el gentío. Pescados fresquísimos, verduras que dan ganas de comprarlas todas, puestos de comida para que no aqueen las fuerzas y de paso probar la gastronomía más popular. Vamos a pasear por sus tres mercados más populares donde los palermitanos acuden cada día a comprar sus productos (la moda de los hipermercados aquí afortunadamente no ha llegado). Aconsejo para esta ruta contactar con streaty.com que ofrecen rutas a pie por los mercados degustando los diferentes productos típicos palermitanos. Es como ir con un amigo que te explica perfectamente todas las curiosidades e historias alrededor de estos mercados (tienes tours en castellano).
Los Mercados de Vucciria, Ballarò y el del Capo.
Son mercados tradicionales de fruta, verdura aunque con el tiempo han evolucionado introduciendo puestos de quesos, carnes, pescados y especias alternándose con puestos de comida típica palermitana. La calle se encuentra literalmente invadida por cajones de madera que contienen la mercancía que es publicitada mediante gritos “abbanniata”, un cántico para pregonar la buena calidad y precio de los productos.
La calle que conecta el mercado del Capo con el de la Vucciria es muy bella y nos muestra partes de la ciudad escondida; la Vía Sant Agostino que es perpendicular a la calle Maqueda, después de cruzarla toma el nombre de calle Bandiera, aquí tiene lugar uno de los mercados permanentes de ropa a precios económicos más grandes de la ciudad.
Ya tengo ganas de volver a Palermo, este año Iberia Express vuelve a abrir su ruta estival, así que atentos a las ofertas y espero veros a todos disfrutando de “la Bella Palermo”.