En busca de ballenas
Subimos a bordo del Big smile, un velero de 50 pies y 4,5 m de manga (unos 15 metros de largo y 4,5 m de ancho). Salimos del Puerto de la Cruz a eso de las 10 de la mañana, el tiempo era bueno aunque algo nublado y la mar en calma. Al poco tiempo de dejar el Puerto de la Cruz a popa, desplegamos la vela mayor y el barco comenzó a escorarse apenas unos grados, mientras, las pequeñas olas que la proa iba provocando junto al gemir del viento en la vela, nos ofrecían un sonido de lo más relajante. Nuestro rumbo era en dirección la isla de la Gomera, a unas 6-7 millas mar adentro; entre ambas islas existe un canal con una profundidad de más de 1.000 metros y es allí dónde residen estos cetáceos y es que no podemos dejar de pensar que nos encontramos en pleno Océano Atlántico, que estas islas son volcánicas por lo que no tienen plataforma continental, son puros conos levantados en el mar. Navegando hacia nuestro objetivo, Daniel patrón de la embarcación nos preparó un suculento aperitivo a base de queso majorero, frutas, sándwiches, cervezas, refrescos y hasta un cava rosé. Debo decir que disfrutar del cava navegando a vela en esa embarcación ya es un lujo insuperable.
Gracias a la destreza de Daniel y su compañera pronto pudimos divisar delfines mulares jugueteando con la proa del barco. Dicen que recuerdan a su madre y por este motivo cuando ven una estela de un navío suelen saltar y jugar con ella. Tan solo un rato después empezamos a divisar algunas jorobas de ballenas con sus crías, éstas eran Calderones grises que no viven permanentemente en esta zona, aunque son fáciles de avistar. En estas aguas podemos encontrar hasta 21 especies diferentes, desde la gigantesca ballena azul hasta la temible orca. Distinguir una especie de otra en mar abierto, y a simple vista, puede ser algo complicado, sobre todo si no están cerca del barco. No obstante, jndonos en determinados aspectos de su anatomía podemos determinar con bastante precisión la especie avistada: tamaño, forma de la cabeza, aleta dorsal, cuerpo y cola, coloración del cuerpo y comportamiento.
Pronto tendríamos ante nuestros ojos a un grupo de Calderones Tropicales, los auténticos residentes de esta zona. Daniel paró completamente el barco y estas bellezas marinas pronto se acercaron a visitarnos, a pasar debajo del barco y a interactuar emitiendo sonidos a modo de saludos. Parece increíble y más en pleno océano cómo estos animales jugaron, nos saludaron y siguieron tranquilamente su camino.
Fue una experiencia increíble e imborrable, y aunque no me considero ecologista, me doy cuenta de la importancia de limpiar y cuidar el medioambiente, ser mas crítico con el tema de los plásticos, proteger el mar y sus distintas especies que en muchas ocasiones son mucho más civilizadas que nosotros mismos. Después de ver este espectculo me apena mucho ver los del narios y los shows donde viven hacinados en piscinas con la simple tarea de dar unos saltos para entretener a un grupo.
Por favor, lleven a sus hijos a lugares como éste donde los del nes y las ballenas nadan en su hbitat, disfruten plenamente de la naturaleza y del mar que estos animales tan maravillosos sin duda alguna ya se encargarán de ofrecerles el mejor espectáculo marino que el hombre puede ver.