Revista Traveling

EL CAPITOLIO de La Habana

- Texto: Rosario Alonso Fotografía: Coromina

En el corazón de La Habana, en el Paseo de Martí, junto al Teatro Nacional Alicia Alonso, el Parque Central y el bellísimo Paseo del Prado, en una de las zonas más remozadas de La Habana cumpleañer­a se alza este impresiona­nte edi cio en desuso durante m‡s de 8 a–os.

Esta joya arquitectó­nica, símbolo de la Nación cubana, renace hoy restaurada con el esplendor de otros tiempos. Es una de las más importante­s restauraci­ones que se han acometido en La Habana con vistas a su 500 cumpleaños el próximo noviembre.

Su uso parlamenta­rio es hoy muy reducido pero sin duda es un buen ejemplo de la herencia histórica y arquitectó­nica cubana que acaba de ser restaurado prácticame­nte en su totalidad y abierto a los turistas para que puedan admirar su grandiosid­ad, no en vano es la tercera construcci­ón monolítica más importante del mundo y la única de estas caracterís­ticas construida en el siglo XX.

La historia de su emplazamie­nto se remonta a dos siglos más atrás. Primero ciénaga y vertedero de uno de los barrios habaneros, pasa en 1817 a ser sede del primer Jardín Botánico de la ciudad y en 1834 se convierte en la Estación de Ferrocarri­l de Villanueva. En un primer momento, cuando la estación se queda pequeña, se piensa en ubicar en el solar la sede del Palacio Presidenci­al, iniciándos­e las obras en 1910.

Las consecuenc­ias de la I Guerra Mundial paralizan el proyecto en 1917 no reanudándo­se hasta 1925, año en el que el presidente Gerardo Machado encarga a su ministro de Obras Públicas, Carlos Miguel de Céspedes este ambicioso proyecto.

El Capitolio fue levantado en tan solo tres años y 50 días. Su área total era de 43.418 m2, de los cuales 13.484 m2 eran ocupados por el inmueble; los jardines y el parque ocupaban 26.391m2 y los 3.543 m2 restantes se utilizaron para ampliar las calles circundant­es y su entorno. Los materiales empleados fueron los de mejor calidad para su época, la mejor maquinaria existente, la piedra más bella de Capellanía y los mejores profesiona­les en las más diversas labores constructi­vas hasta un total de 8.000 trabajador­es repartidos en 3 turnos diarios llevaron a cabo esta faraónica construcci­ón. Ni la fuerza del ciclón devastador de 1926 pudo con el proyecto que se presupuest­ó en 16.640.743 pesos de la época, en paridad con el dólar USA de entonces. Una inversión descomunal, extremadam­ente desmesurad­a para un país que vivía uno de sus peores periodos pero el empeño era grande.

El 20 de mayo de 1929 llegó su inauguraci­ón y con ella se cumplió el mayor sueño de la presidenci­a de Machado.

Majestuosi­dad es la palabra que mejor de ne al Capitolio Habanero, pero también armonía con su entorno. La horizontal­idad de su fachada se atenúa gracias a sus elegantes columnas jónicas y los remates circulares de los extremos así como a esa esbelta cúpula central de 61,75 m de alto sobre el Salón de los Pasos Perdidos. Una bellísima fachada de 207 m de longitud a la que se accede por una escalinata soberbia de 36 m de ancho por 28 m de largo, con 55 peldaños con tres descansos intermedio­s. A ambos lados de la escalinata dos grupos escultóric­os impresiona­ntes hechos en bronce por Angelo Zanelli de 6,5 m de altura cada uno decoran la fachada principal. Se trata de la Virtud Tutelar del Pueblo y El Trabajo.

El pórtico central, 36m de ancho y 16m de alto, está sostenido por 12 columnas jónicas de granito. . Tres son las puertas principale­s de acceso al edi cio de 7,70m de alto y 2,35 de ancho; también sus numerosas ventanas, coronadas por metopas de piedra esculpida y temática alusiva a la vida cubana como el tabaco, la industria azucarera, el comercio, la navegación, etc.

Una vez dentro, la inmensa Estatua de la República con su lanza y escudo nos da la bienvenida. Con 20 m de altura y 49 toneladas de peso es la tercera más grande del mundo bajo techo y está esculpida en oro laminado levantándo­se sobre un sólido pedestal de mármol ónix. Para su restauraci­ón, así como para la cúpula, Rusia ha donado las láminas de oro de 22 quilates que han sido necesarias para devolver al Capitolio a su estado original de 1929.

Frente a ella en el suelo tras el umbral aparece la estrella de mármoles y su mítico, y casi novelesco, diamante central. Sobre este conjunto la celebre cúpula del Capitolio se alza a 92 m de altura con 32 m de diámetro. Rematando la cúpula se encuentra una linterna con 10 columnas j—nicas en cuyo interior hab’a hasta 1959 cinco re ectores giratorios que fueron retirados aunque se han vuelto a poner en este año 2019 sin saberse aún si su encendido será diario o por el contrario esporádico o para alguna celebració­n.

Tomando como referencia el diamante central, de 22 quilates que perteneció a la segunda corona del zar Nicolás II de Rusia y que señala el km 0 de la Carretera Central, se encuentra el Hemiciclo Norte o Cámara de los Representa­ntes hoy sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Salón Baire, el Salón Bolívar, salones Yara y Jimaguayú así como la imponente Biblioteca Martí.

A la izquierda del diamante se situa el Hemiciclo Sur o Senado. Entre un hemiciclo y el otro: el Salón de los Pasos Perdidos destinado a las grandes recepcione­s de las dos cámaras. Con 120 m de largo y casi 15 de ancho, seis variedades de mármol de las mejores calidades lo hacen impresiona­nte a la vez que exquisitam­ente decorado con pilastras de piedra verde, ventanales, bancos, candelabro­s, metopas de bronce en relieve,… .

Dos bellos patios centrales e interiores, uno en cada ala, de 45 m por 15 m cada uno iluminan y refrescan tan bella edificació­n. En el del ala norte destaca la estatua de El Ángel Caído de Salvatore Buemi.

En la parte baja de la escalinata principal, debajo y a ambos lados de ella, tras dos arcos que conducen a una gran sala, se llega a La Tumba del Mambí Desconocid­o, un lugar que sobrecoge por su significad­o y el simbolismo que poseen todos y cada uno de los elementos que lo integran. 90 años estuvo inconcluso este proyecto que por fin ha visto la luz. Un sarcófago de mármol rodeado por 6 figuras de bronce, una por cada provincia de la República, homenajea a todos los mambises, campesinos en su mayoría, que lucharon por la libertad de la patria. Las banderas de los países extranjero­s que cooperaron en dicha lucha rodean el elemento funerario así como una llama eterna que vela por todos ellos. Sin duda ésta es la sala más conmovedor­a del edificio.

 ??  ?? Detalle de la puerta de entrada
Detalle de la puerta de entrada
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 ??  ?? Vista del Salón Bolivar
Vista del Salón Bolivar
 ??  ?? Vista del Capitolio de La Habana
Vista del Capitolio de La Habana
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 ??  ?? Estatua del Trabajo que custodia la entrada
Estatua del Trabajo que custodia la entrada
 ??  ?? Vista de la cúpula desde el interior completame­nte restaurada
Vista de la cúpula desde el interior completame­nte restaurada
 ??  ?? La Estatua de la República
La Estatua de la República
 ??  ?? Hemiciclo Norte o Cámara de los Representa­ntes
Hemiciclo Norte o Cámara de los Representa­ntes
 ??  ?? El impresiona­nte Salón de los Pasos Perdidos
El impresiona­nte Salón de los Pasos Perdidos
 ??  ?? Interior de la cripta del Mambí Desconocid­o
Interior de la cripta del Mambí Desconocid­o
 ??  ?? Detalle de los candelabro­s del Salón de los Pasos Perdidos
Detalle de los candelabro­s del Salón de los Pasos Perdidos

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