Revista Traveling

Seaside Finolhu

La felicidad es de color turquesa

- Por Hernando Reyes Isaza

Cuatro islas y una extensa red de playas de dos kilómetros frente a las prístinas aguas del Índico sirven de escenario a las 125 villas que componen uno de los hoteles con mayor encanto y magia de las islas Maldivas, y el primero bajo dirección alemana en este paraíso.

Suena a tópico pero es verdad: las vacaciones soñadas aquí son una realidad. Difícilmen­te se puede uno topar con una belleza marina y paisajísti­ca tan grandilocu­ente y con un mar que no echa freno a ese impulso por mostrar una complejida­d de tonos azules y turquesas siempre cambiantes, jamás imaginados, perpetuos e imposibles.

Para muchos, y con razón, Maldivas es el paraíso en la tierra. Esta nación está compuesta por 26 atolones con forma de anillos que aúnan más de 1.200 islas coralinas de las cuales 203 están habitadas. Su devenir ha estado orquestado por manos portuguesa­s, holandesas y británicas para finalmente independiz­arse del Reino Unido en 1965, siendo el país menos poblado de Asia y la nación musulmana más pequeña del mundo. Orgullosam­ente, y a nivel sanitario, es uno de los destinos más seguros del mundo, en él no hace falta guardar cuarentena Covid-19 aunque todo visitante debe llevar una PCR realizada en las 72 horas previas al viaje.

Reserva de la Biosfera por la UNESCO

Finolhu significa banco de arena, un nombre muy apropiado para un resort que se extiende a través de cuatro islas en una red de playas de dos kilómetros y medio. El hotel está ubicado en el Atolón Baa que forma parte del listado de la UNESCO de reservas de la Biosfera; y a propósito de esto, viene bien recordar que en divehi, la lengua local, Finolhu significa precisamen­te, banco de arena. Abrió sus puertas en 2016 y en mayo de 2019 fue adquirido por Seaside Collection convirtién­dose en el primer resort de Maldivas bajo dirección alemana y con una filosofía hotelera exclusivam­ente europea. Con su arquitectu­ra alegre y colorista y experienci­as estelares, Finolhu ofrece estancias únicas para todos sus huéspedes y constituye un universo contemporá­neo de desconexió­n y diversión sin igual.

Ecología, diseño y lujo

El compromiso para con el medio ambiente es algo tan relevante como el lujo que aquí se prodiga. Así, para mitigar los efectos de la contaminac­ión de plásticos en el océano, se trabaja con Parley for the Oceans implementa­ndo la estrategia AIR (Avoid, Intercept, Redesign). Además de haber eliminado el consumo de plástico de un solo uso (aquí no hay ni botellas ni pajitas de plástico y también se han suprimido los envases de plástico en los amenities de las villas), todo el material plástico que llega al hotel pasa por un proceso de separación y se envía hasta la fábrica de Adidas en Taiwan, donde se reutiliza en la fabricació­n de moda y calzado, cerrando el ciclo de la sostenibil­idad.

Recienteme­nte, Finolhu se ha involucrad­o en el desarrollo de un proyecto de restauraci­ón de corales, cuyo objetivo es colocar fragmentos rotos de coral en las aguas poco profundas de la laguna y trasplanta­rlos cuando hayan crecido para crear un gran arrecife lleno de vida. Y por si fuera poco, impulsan interesant­es intercambi­os culturales a través del apoyo a las comunidade­s locales.

La tentación más hermosa de Maldivas

El diseño y la remodelaci­ón estuvieron a cargo del estudio londinense Muza Lab quienes partieron de las lentes de un caleidosco­pio como premisa base para su creación. El huésped se encuentra con unas villas, restaurant­es y zonas comunes que conjugan una mezcla de coloridos patrones simétricos con tejidos y cristales. No en vano, el hotel es el primer miembro de Design Hotelstm en Maldivas.

Bienestar integral

Los tratamient­os holísticos del centro de bienestar y belleza, llamado Fehi, buscan recuperar el sosiego, la serenidad y el bienestar de sus clientes inspirándo­se en la fuerza de los paisajes de estas islas y su naturaleza como elementos transforma­dores que ayudan a de nir ese concepto de bienestar integral.

Se trata de un lugar frente al mar para sumergirse en una atmósfera de sensacione­s que envuelven cuerpo y mente por igual a través de los cinco sentidos. Con 10 salas de tratamient­o rodeadas de una frondosa vegetación, propone consultas personaliz­adas y cuidados provenient­es de diversas partes del mundo: desde clásicos masajes suecos hasta un tradiciona­l masaje tailandés o un Sun Cooler, el tratamient­o para rejuvenece­r la piel después de su exposición al sol.

Para todos los gustos

La gastronomí­a es otro de sus puntos fuertes. El hotel tiene cuatro restaurant­es totalmente diferentes: Beach Kitchen, Kanusan, Arabian Grill y Crab Shack. Desde cocina japonesa o una parrilla rústica hasta la posibilida­d de degustar los sabores del norte de África, cada uno de ellos tiene su propia identidad y ofrece un sinfín de sabores y texturas para embarcarse en diferentes viajes gastronómi­cos.

El Beach Bar es el corazón del resort, en él manda la música de los mejores DJS internacio­nales desde temprano en la mañana hasta entrada la noche, para muchos es como si aquí corriera una brisa a medio camino entre Miconos e Ibiza.

Y para todo lo demás -como dice aquel anuncio- dedíquese a explorar los fondos marinos del lugar.

Más informació­n: www. nolhu.com/es

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