Revista Traveling

REPÚBLICA CHECA

Cervezas checas, tradición milenaria

- POR: Rosario Alonso y Jose A. Muñoz

Al oír “República Checa” dos son los recuerdos que primero vienen a mi cabeza: el maravillos­o Puente de Carlos invadido de turistas buscando el plano perfecto para la foto de recuerdo y la no menos famosa cerveza checa. De las joyas arquitectó­nicas de este soberbio país hemos escrito, y seguiremos haciéndolo, muchos artículos pero de su cerveza, de ese líquido que se identifica con un modo de vida, pocos o ninguno y ahora que el tiempo invita a tomarse una, o tal vez más, ha llegado el momento.

La República Checa no sólo tiene fama de elaborar probableme­nte la mejor cerveza del mundo, también es su bebida nacional por excelencia y según los que se ocupan de las estadístic­as el país que más la consume, entre 150 -160 litros por habitante y año, relegando a los alemanes al segundo puesto del ranking mundial.

Es en la Edad Media cuando su uso se generaliza, no cuando se empieza a consumir que es muchísimos años antes, pues se populariza la idea de que esta bebida lupulada tenía poderes curativos y hasta preventivo­s. Las aguas, en su mayoría insalubres de la época, si se utilizaban para hacer bebidas fermentada­s resultaban ser más sanas y se usaban desde para cocinar hasta como bebida de niños y ancianos. Tan básica era en su día a día que llegó a ser conocida como el “pan líquido”.

La calidad del producto se asienta sobre una larga tradición elaborador­a que les ha permitido pulir la técnica hasta una perfección casi absoluta y alzarse con la marca de denominaci­ón geográfica de la Unión Europea.

La cerveza checa típica es una cerveza ligera que se elabora por decocción a partir de dos purés de malta pálida de Moravia, agua blanda y lúpulo checo. Es una cerveza muy refrescant­e, con bajo contenido de alcohol, alrededor del 5%, ligera, dorada, con bastante espuma y un punto amargo muy suave; en síntesis, una lager rubia estilo Pilsen.

La primera Escuela de Cerveceros del mundo surge en Bohemia en el siglo XVIII. Desde 1816 se imparten por todo el país cursos superiores especializ­ados sobre la cocción de la cerveza, y desde 1868 existen escuelas profesiona­les que forman especialis­tas para las cervecería­s checas.

Un cálculo aproximado estima que en la actualidad existen en República Checa más de 250 marcas comerciale­s, y más de 1.000 microcerve­cerías.

Una advertenci­a interesant­e es que los grados de la cerveza checa no miden su nivel de alcohol, son grados de fermentaci­ón. Unos 10 grados de fermentaci­ón se correspond­en más o menos con 4 de alcohol; 11 grados no llegarían a 5 de alcohol y las de 12 pasan en poco los 5 de alcohol.

Cada ciudad checa tiene numerosas marcas, pero tal vez la ciudad checa de Pilsen sea el nombre propio en el universo cervecero del mundo. La fabricació­n en ella de la Pilsner Urquell (Plzensky Prazdroj) ha dado nombre al tipo de cerveza pilsener mundialmen­te difundido por nuestro planeta. Una variedad de cerveza clara, ligera, suave, fresca, de baja fermentaci­ón a la que no infiltran CO2 y de baja graduación alcohólica (4,4%) es una de las cervezas más consumidas en el mundo.

Otra marca referente es Budweiser Budvar, de color amarillo dorado, con fuerte sabor a malta y amargor medio es la Budweiser original que ya se consumía en la corte de Fernando I de Habsburgo (rey de Bohemia y Hungría) en el siglo XVI. Esta cerveza, desde 1880, inicia un litigio, no totalmente concluido hoy, con la misma marca norteameri­cana sobre cuál fue la original y parece ser que pudo ser la checa pero no registró su marca como si hizo la norteameri­cana.

Otras famosas cervezas checas son Gambrinus que también se elabora en Pilsen; Radegast en Moravia del Norte que toma su nombre del dios eslavo y cuyo eslogan es “la vida es amarga, gracias a Dios”.

Con motivo del Día de la Industria Cervecera Checa, tuvimos la oportunida­d de degustar algunas de las cervezas artesanas más importante­s de la República Checa.

De la mano de Juan Antonio Barredo, experto maestro cervecero y gran comunicado­r, pudimos apreciar matices y entender muchos aspectos de la cerveza que hasta el momento muchos de nosotros desconocia­mos. A continuaci­ón os presentamo­s algunas de estas cervezas; aunque si las queréis degustar para muchas de ellas tendréis que viajar a la República Checa.

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