COSTA RICA Paraísos secretos

Los pobladores precolombinos vivían en armonía con la naturaleza y elaboraban objetos cotidianos con los materiales que la tierra les daba. Muchos de oro, verdaderas joyas por su diseño y valor histórico, se conservan en el Museo del Oro Precolombino de San José. Cerca de allí nos legaron unos enigmáticos dibujos labrados sobre rocas en diversos lugares estratégicos del Valle de Guarco. Es agradable descubrir que la palabra guarco procedente del náhuatl significa buen lugar, un vergel que mantiene intacto su encanto. Piedras grabadas

Hasta hace poco a nadie importaban esas piedras estriadas que aparecían en sus campos, desconocían aquellos petroglifos. Ahora van localizando bastantes en rocas en medio de la selva, en laderas o entre los cafetales… Y aparecerán más, seguro. Poco a poco tratan de descifrarlos, parece ser que tienen mayor relevancia con la luz del amanecer o del atardecer. El guía Miguel Quesada explica: “Cuando la luz se proyecta inclinada parecen resaltar más, se muestran más expresivos.” Miguel habita la Casa del Soñador, con dos plantas y junto a un río, fabricada totalmente de madera por su padre, Macedonio, un escultor al que concedieron una plaza de profesor en la Universidad sin haber estudiado. Una morada repleta de magia donde la luz se cuela por rendijas proyectando rayos cruzados e iluminando máscaras, raíces talladas con caras barbadas y objetos de madera.

De templos y ruinas

Siglos después arribarían los conquistadores situando su capital en Cartago y construyendo en Ujarrás, durante el siglo XVII, la primera iglesia colonial, de la que solamente quedan ruinas en medio de un parque repleto de árboles autóctonos en el Cantón de Paraíso, otro “buen lugar”. Muy cerca, la Iglesia Colonial de Orosi, la más antigua que aún mantiene culto en el país. Pequeña, blanca, encantadora y con una torre-campanario mínima alberga el museo de Arte Religioso en el anejo Convento de Padres Franciscanos.