"Caminante no hay camino si no estelas en la mar"
Camino de Santiago marítimo de la Ría de Muros-noia
Existen varios Caminos de Santiago oficialmente reconocidos en España y también cada vez son más las personas que buscan nuevos itinerarios y variantes con el fin de vivir nuevas experiencias. Vamos a hablar del Camino Marítimo de la Ría de MurosNoia, un camino histórico, perdido desde hace mucho tiempo y que ahora se ha recuperado e integrado en la red oficial de los Caminos de Santiago.
Este camino fué muy popular en la Edad Media por los peregrinos que venían desde Europa puesto que el camino por tierra albergaba muchos peligros. Reconocido como Ruta Jacobea por el cabildo catedralicio, podemos obtener la Compostela cumpliendo con una serie de requisitos: recorrer al menos 90 millas náuticas a vela, sellando la credencial del peregrino en todos los puertos, restaurantes, y oficinas habilitadas para ello. El último tramo debemos realizarlo caminando, tenemos dos opciones: realizar la travesía a pie desde Portosin a Santiago, unos 45 km que en dos jornadas se pueden realizar o, para los más “comodones”, desde Portosin tomamos un taxi hasta Bertamiráns y desde esta villa hasta Santiago de Compostela son sólo 12 km. Este último tramo a pie coincide con el Camino Portugués y ambas opciones son válidas para ganar la Compostela.
El Camino está dividido en cinco etapas, cada día debemos sellar en al menos dos puntos del Camino nuestra “credencial del peregrino”, por lo tanto 10 sellos.
Partimos del puerto de Vigo, donde vamos a estrenar nuestra credencial con el primer sello poniendo rumbo a las Islas Cíes. Tras desembarcar en este paraíso lo primero que llama nuestra atención es su blanca arena, sus cristalinas y turquesas aguas y la exuberante vegetación de la playa de Rodas. Podemos recorrer algunos de sus senderos y visitar el camping donde en la recepción nos sellan la credencial y de paso degustar en su restaurante unos pescados excelentes. Da tristeza tener a media tarde que dejar este lugar tan encantador pero el camino debe continuar y el barco nos está esperando para continuar la navegación y llegar al anochecer a Pedras Negras, un bonito puerto deportivo situado en O Grove. Algunos pasaremos la noche a bordo del velero, aunque también cabe la posibilidad de poder dormir en alguno de los hoteles próximos a los puertos donde se atraca, pero nunca será la experiencia igual.
Todavía no os hemos presentado a “Ángela”, un precioso velero de 15 metros de eslora, con 2 camarotes dobles a popa y 3 camarotes a proa con capacidad para pernoctar a bordo hasta 8 personas; tiene además 3 baños incluido el del capitán y un salón con cocina, nevera y todo lo indispensable para vivir a bordo. Esta preciosa embarcación pertenece a Sailway, empresa que realiza esta ruta jacobea. Según el número de personas ellos ponen a nuestra disposición uno de sus barcos acorde al tamaño del grupo. Esta empresa de alquiler de embarcaciones nos realiza un plan del viaje a medida ajustándose a nuestras necesidades y a lo que es en esencia el Camino y para ello realizan un trabajo excelente estando en todo momento pendientes de hasta los más mínimos detalles. Si disponemos de nuestra propia embarcación, siempre podemos realizar la ruta por libre a nuestro aire.
Pasar la noche en una embarcación supone adaptarse a un espacio limitado, siempre la primera noche suele ser la más complicada para dormir plácidamente. El barco siempre se mueve algo, los amarres pueden crujir, si hace viento al pegar contra el mástil se produce un silbido, pero la experiencia bien merece la pena. Os aseguro que las noches sucesivas se duerme de un tirón. Uno de los inconvenientes habituales es la falta de Wifi en los clubs náuticos, aunque suelen tenerlo, casi nunca llega al barco por lo que tendremos que tirar de nuestros datos, esto es suplido por el cansancio de pasar el día navegando.
Por la mañana en Pedras Negras, una ducha en el Náutico, un buen desayuno en el bar del club, sellar la credencial en sus oficinas y nos hacemos a la mar. Es nuestro día más largo de navegación con zonas de mar abierto, dejando la ría de Arousa atrás; pasaremos por el paso de Sagres entre Ribeira y la isla de Sálvora para adentrarnos en la ría de Muros y Noia; el barco se puede mover bastante más que cuando navegamos por las rías. Es recomendable tomarse una “biodramina con cafeína” (para no marearnos ni dormirnos).
La primera isla que dejaremos a “babor” es la Isla de Sálvora que se encuentra en la bocana de la ría de Arosa; casi toda la isla es rocosa, a excepción de tres playas de blanca y fina arena. Esta isla pertenece al Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia junto con la isla de Ons, las Cíes y Cortegada.
Tras una mañana tranquila de navegación a vela entre islotes e islas, la tarde se vuelve más movida, nos toca navegar a mar abierto rodeando el cabo de Corrubedo para adentrarnos en la ría de Muros-noia y arribar a la ciudad de Muros, en la entrada de la ría.
La llegada al puerto de Muros es una estampa imborrable, es uno de los pueblos de pescadores más bellos de Galicia con mucha historia pues fue uno de los más importantes puertos de toda la costa gallega en el pasado. Hoy Muros mantiene su esencia marinera; en el S. XIX llegaron empresarios catalanes para establecer más de treinta fábricas de salazón. Aunque el turismo es otro de sus pilares económicos, la pesca sigue siendo muy importante.
Es fundamental pasear por su casco antiguo, el barrio de pescadores que data del siglo X; entre sus estrechas calles con nombres tan originales como la calle de la esperanza, la del sufrimiento, la amargura, la salud, la del socorro... se erige una ciudad de típicas viviendas marineras de uno o dos pisos con balcones y bajos con soportales donde se guardaban los aparejos de pesca y las mujeres trabajaban con las capturas.
Su centro histórico cuenta con templos como la excolegiata y la ermita de la Virgen del Camino, y en sus plazas se encuentra el corazón y el alma de esta villa marinera, algunas de las imprescindibles son: la Praza do Concello (Plaza del Ayuntamiento), la Plaza de la Pescadería Vieja, donde antiguamente se distribuía el pescado, la Plaza del Mercado (antigua Plaza Mayor) donde se encuentra el actual el mercado de abastos, un monumental edificio de piedra con su peculiar escalinata o la Plaza del Cristo con uno de los cruceiros más impresionantes que se pueden ver del siglo XVIII.
Terminaremos nuestra visita a Muros visitando la Iglesia Parroquial de San Pedro de Muros, de estilo gótico marinero (una única nave con amplios arcos que nos recuerda a una embarcación boca abajo), construida sobre una iglesia románica del S. XII de la que sólo se conserva el pórtico.
Como curiosidad destaca su pila de agua bendita, con forma de serpiente tallada enroscada en espiral. Una alegoría del triunfo del bien sobre el mal al ser purificada por el agua bendita.
Por la mañana muy temprano amanece en Muros, tras un generoso desayuno, soltamos amarras para realizar nuestra última travesía, tan sólo unas pocas millas por la ría de Muros-noia nos separan de Portosin; durante esta corta travesía es curioso ver la isla de A Creba, una isla privada de unas 7,5 ha. comprada por una familia en 1966.
Ya amarrados en Portosin y tras una excelente comida marinera, nos vamos a dirigir hasta la cercana población de Noia, otra de las ciudades indispensables en nuestro Camino hacia el Apóstol.
Noia está situada en el punto más interior de la ría de Muros-noia y fue fundada en el año 1168, aunque ya existía una pequeña villa más antigua con el mismo nombre. No es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la Villa comienza a crecer para
convertirse en la ciudad que hoy conocemos. De su casco histórico decir que es uno de los cinco barrios de Noia. Monumentalmente no podemos perdernos la iglesia de San Martiño de Noia de 1434 y estilo gótico mariñeiro, que fue construida allí donde con anterioridad había una ermita en honor de la Virgen María. Esta iglesia, a la que dicho sea de paso le falta una de sus torres, tiene una leyenda negra a consecuencia de la cual nunca se construyó la segunda torre. De forma muy breve os contaré que su arquitecto subió a la torre en construcción precipitándose al suelo por accidente, siglos más tarde rodándose una película, se construyó la segunda torre en cartón piedra y el director al subir a ella tropezó y se precipito, una cruz roja marca el punto donde murió al caer. Dice la leyenda que aquél que intente construir la segunda torre tendrá un trágico final. – ya se sabe Galicia es tierra de leyendas, meigas y misterios- ¿realidad o fantasia?...
Nuestra segunda parada es la iglesia de Santa María la Nueva, también llamada "A Nova" por estar construida sobre una iglesia románica, data de 1327. De estilo gótico-mariñeiro con cierto aire románico destaca un rosetón gótico en la fachada principal y su porche neoclásico. Al entrar nos llama la atención la falta de elementos religiosos, tampoco se celebran misas, sólo queda en el altar mayor un impresionante retablo barroco, el resto de la antigua iglesia alberga el Museo de Lápidas Gremiales con más de 500 laudas de gran calidad y bien conservadas, es uno de los más grandes de toda Europa.
Detrás de la iglesia se encuentra el antiguo cementerio de la ciudad, que bien merece ser visitado.
De Noia y a tan sólo un kilometro se encuentra el antiguo monasterio de San Xusto de Tousoxoutos. Tras bajar desde la carretera por unas muy pendientes escaleras llegamos a un paraje sin igual, entre eucaliptus, helechos, cascadas y pozas. A los pies del río San Xusto, este pequeño monasterio benedictino fue fundado en el S. XII por dos caballeros: Froylán Alonso y Pedro Muñiz de Carnota que abandonan la vida militar para entrar en la orden Benedictina. El monasterio llegó a ser muy importante, pero en 1835 con la desamortización de Mendizábal fue abandonado. Actualmente un pequeño hotel rural abrió sus puertas y puedes, previa reserva, alojarte. Pero nosotros debemos seguir camino hacia Santiago.
La llegada a Santiago debe ser antes de las seis de la tarde si queremos recibir la Compostela, hora en que la oficina del peregrino cierra sus puertas. Al final del Camino uno siente muchas emociones encontradas, y aunque sólo hemos caminado 12 km, hemos pasado varios días embarcados, conviviendo en un pequeño espacio, compartiendo miedos, mareos, risas, comidas y alguna que otra cerveza... en definitiva momentos muy especiales.
Cuando por fin te encuentras frente a la Catedral, sientes una alegría inmensa por haber llegado a la meta, después te invade una emoción incontrolable cuando pasas por delante del Santo y una tristeza enorme cuando tienes que despedirte de los que han sido tus compañeros de viaje estos días. No se puede describir con palabras ni con imágenes lo que realmente es el Camino, la esperanza y el deseo de llegar cuando lo estas realizando y los sentimientos encontrados al llegar a Santiago. ¿Cómo es posible sentir alegría y tristeza a la vez? En el Camino de Santiago lo descubrirás.