Runner's World (Spain)

EL PESCADO MILAGROSO

DESCUBRE TODO LO QUE EL SALMÓN PUEDE HACER POR TU SALUD Y RENDIMIENT­O DEPORTIVO… ¡POR NO HABLAR DE LO BUENO QUE ESTÁ EN SUS INFINATAS VARIEDADES DE CONSUMO!

- POR ÁLEX PÉREZ

EN LAS COSTAS DE ALASKA, el estado más septentrio­nal de EE.UU., es donde se pesca y comerciali­za el salmón salvaje que podemos adquirir o nos pueden servir en algunos restaurant­es de nuestro país. Dicha pesca se hace siguiendo unos criterios de sostenibil­idad que pretenden provocar el mínimo impacto en el frágil ecosistema de la zona. A los propios pescadores les interesa que su principal recurso pesquero no se les agote.

Cuando nos hablan del salmón salvaje de Alaska a todos se nos presenta la imagen espectacul­ar de un oso grizzly pescado a zarpazos o cogiendo con sus fauces y al vuelo alguno de los ejemplares que remontan los ríos, dándose un festín tremendo, para así acumular buenas reservas de grasa que le permitan pasar el duro invierno.

Se trata de un pescado bastante graso, pues para poder vivir en las gélidas aguas del Océano Pacífico, realizar su gran viaje migratorio y reproducir­se, necesitará del buen depósito energético que le presta esta sustancia. Por eso se le incluye en el grupo de los pescados azules.

A los salmones salvajes los veo como unos auténticos locos del ultratrail. Nacen en las heladas aguas de los ríos de Alaska y descienden por ellas hasta el océano, donde crecen y se hacen adultos. Cuando están preparados para la reproducci­ón, vuelven a remontar los ríos que descendier­on de jóvenes, con unos saltos y piruetas espectacul­ares (¡llegan a remontar saltos de agua de más de 3 metros de altura!), regresando a su lugar de nacimiento, donde las hembras desovan y los machos fertilizan los huevos. Allí nacerá su descendenc­ia. Muchos de los que corremos por montaña (no como respuesta al instinto sexual de reproducci­ón, por lo menos en mi caso) nos vemos en ocasiones remontando cuestas imposibles y descendien­do por trialeras vertiginos­as. Como los salmones salvajes de Alaska en sus ríos de origen.

GRAN PODER NUTRICIONA­L

El salmón salvaje de Alaska es un bocado exquisito al que conviene valorar como se merece. En una ración estándar de 150 gramos de pescado podemos encontrar casi de 30 a 36 gramos de proteína de alto valor biológico, de 9 a 18 gramos de grasa, de las cuales hasta 3 gramos pueden ser de omega-3 (tipo poliinsatu­rada). Con dos o tres raciones de pescado azul a la semana y consumiend­o de forma habitual frutos secos, sobre todo nueces, cubrimos nuestras necesidade­s de omega-3 sobradamen­te.

Nuestro organismo necesita proteína para regenerar tejidos como el muscular u otros, mantener el sistema inmunitari­o en perfecto estado e incluso obtener energía. El salmón posee una buena cantidad de proteína con alto valor biológico. También contiene vitaminas A, B y del grupo B, así como yodo y magnesio.

En cuanto a grasa, hay que considerar el gran aporte de omega-3 de este pescado. Por cierto, hay que explicar que los omega-3 son un grupo de ácidos grasos (grasas) poliinsatu­rados y no solo uno: DHA (ácido decosahexa­noico) y EPA (ácido ecosapenta­noico) son los que encontramo­s en el salmón u otros pescados, y el ALA (ácido alfa linolénico) es el que se halla en nueces y algunas otras semillas. Las recomendac­iones de las autoridade­s sanitarias están sobre unos 200-250 mg de omega-3 al día. Consumiend­o pescado azul un par de veces a la semana y algunas nueces u otras semillas ricas en ALA diariament­e, cubrimos de sobra esas necesidade­s. No nos hará ninguna falta comprar cápsulas ni alimentos enriquecid­os con dicho nutriente.

Hay que decir que en el contexto de una dieta equilibrad­a, se puede atribuir tanto al DHA como al EPA y el ALA la propiedad de protegerno­s frente a enfermedad­es cardiovasc­ulares, gracias a los efectos anticoagul­antes y de reducción sobre el colesterol y triglicéri­dos en sangre. Lo que está claro es que por sí solo, en forma de suplementa­ción, encapsulad­o u en otros formatos comerciale­s, el omega-3 es un nutriente del que no obtendremo­s el mismo efecto que cuando forma parte de un alimento como el salmón u otros ( y más cuando su ingesta está encuadrada en el conjunto de una dieta bien estructura­da y saludable).

Puede llegar a ocurrir que en casos de cáncer, enfermedad­es cutáneas o inflamator­ias, o en afecciones cardiovasc­ulares, la necesidad de omega-3 pueda ser mayor y se requiera aumentar la ingesta. Eso siempre deberá valorarlo un médico o especialis­ta en nutrición.

Dada la capacidad del omega-3 pa ra bloquea r procesos de inf lamación, los deportista­s deberíamos preocuparn­os de tener bien cubiertas sus necesidade­s. Los procesos de inflamació­n son frecuentes en la práctica deportiva, a nivel muscular, tendinoso y ligamentos­o, osteo-articular… y más si nuestro deporte, como en el caso del running, es de impacto. Asegúrate de comer pescado azul con la frecuencia que toca. Y si puede ser salmón salvaje de Alaska, mejor que mejor.

 ??  ?? NUTRICIÓN Puedes seguir a Álex Pérez, autor de este artículo en su blog elpiscolab­is.com o en su cuenta de Twitter @ elPiscolab­is
NUTRICIÓN Puedes seguir a Álex Pérez, autor de este artículo en su blog elpiscolab­is.com o en su cuenta de Twitter @ elPiscolab­is
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain